En general, se puede introducir presión en una reacción química mediante la introducción de un gas a presión (por ejemplo, en hidrogenaciones catalíticas a presión), por compresión de la mezcla de reacción o bien calentando una mezcla de reacción, en todos los casos usando un sistema cerrado. En función de la presión que se quiera usar para activar una reacción química y de cómo se tenga que generar la presión se pueden usar diferentes tipos de equipamiento.