Los ultrasonidos se definen como sonidos de frecuencia más allá de lo perceptible por el oído humano. Los sonidos que podemos percibir están en el rango de 16 Hz y 18 kHz, mientras que los ultrasonidos presentan frecuencias entre 20 kHz y más de 100 MHz. Los ultrasonidos se pueden usar como alternativa a otras técnicas para activar reacciones químicas como el calor, la presión, la luz o la electricidad, mejorando la velocidad y los rendimientos. La aplicación de ultrasonidos para mejorar los procesos químicos se conoce con el nombre general de sonoquímica y utiliza frecuencias de entre 20 y 40 kHz, a pesar de que se puede llegar a los 2 MHz. Los ultrasonidos de frecuencias más altas no tienen utilidad en química, pero sí en aplicaciones médicas (alrededor de los 5 MHz).