Sonda ultrasónica:
El generador de ultrasonidos proporciona energía al transductor y la energía vibracional se transfiere directamente al medio de reacción mediante la sonda. La mayoría de sondas comerciales tienen varias puntas disponibles de diferentes medidas, de forma que para el mismo generador el efecto sonoquímico dependerá de la medida de la punta de la sonda. En general, para un volumen dado de mezcla de reacción a irradiar, los resultados más eficientes se obtienen utilizando sondas con las puntas de diámetro más grande, debido a la mayor superficie de la fuente de irradiación.
Cualquier aumento de la potencia ultrasónica que llega a la reacción tendría que estar asociada con un aumento del efecto de cavitación dentro de la mezcla de reacción, y, consecuentemente con un mayor efecto sonoquímico. No obstante, esto sólo es cierto si la energía liberada en la reacción no es excesiva. Si la energía es muy alta se forma una gran cantidad de burbujas de cavitación y a medida que se van formando, más actúan como una barrera frente a la transmisión de energía dentro de la reacción, de forma que los efectos sonoquímicos se reducen. Si, por el contrario, la potencia aplicada se mantiene por debajo del punto de excesiva formación de burbujas de cavitación, habrá una buena relación entre potencia y efecto.
Matraz de reacción:
Se necesita un matraz especial para poder introducir la sonda ultrasónica. Se efectuará el cierre o conexiones del matraz si las reacciones a irradiar necesitan reflujo, atmósfera inerte, presión o vacío.
Control de temperatura:
En estos sistemas la temperatura se puede ajustar sumergiendo el matraz de reacción en un baño termostatitzado convencional o usando un recipiente de vidrio con una camisa que permita circular un fluido frío.
Agitación:
La corriente ultrasónica generada por la punta de la sonda a menudo es suficiente para proporcionar una buena mezcla de los componentes de la reacción sin la necesidad de agitación adicional.