Pep Torn
Director de la Biblioteca del European University Institute (EUI)
Johnson, L.; Adams Becker, S.; Estrada, V.; Freeman, A. (2015). NMC Horizon Report: 2015 Library Edition. Austin, Texas: The New Media Consortium. Disponible en: http://cdn.nmc.org/media/2015-nmc-horizon-report-library-EN.pdf [Consulta: 18/02/2016]
Por segundo año (consecutivo) el New Media Consortium (NMC) ha lanzado el informe de tendencias y retos para las bibliotecas académicas y de investigación. La edición del Horizon Report: 2015 Library Edition es triplemente interesante por las siguientes razones:
a. Continúa –quizás es demasiado precipitado decir consolida– la voluntad del NMC de hacer un informe anual sobre tendencias y retos del ámbito de las bibliotecas.
b. Nos ofrece una nueva lista bien estructurada de aquello que diversos expertos nos dicen que nos depara el futuro.
c. Nos permite comparar las nuevas predicciones con las que hizo apenas hace un año. Es preciso destacar que es siempre arriesgado hacer predicciones, pero que todavía debe serlo más hacerlas para períodos de un, tres y cinco años... y de nuevas 12 meses más tarde.
El informe ha contado con la participación de 53 expertos bajo la dirección de Larry Johnson, que representan hasta 16 países diferentes y 4 continentes (quedan fuera América del Sur y África). Hay que destacar que los expertos no son sólo profesionales que trabajan en bibliotecas, sino también en consorcios o en empresas del sector, cosa que ha de permitir ofrecer una visión bastante holística del ámbito.
El objetivo predictivo del informe se dibuja con la siguiente estructura:
- Tendencias que aceleran la incorporación de tecnologías en las bibliotecas. Y, más concretamente, por períodos de más de cinco años, entre tres y cinco años, los próximos un a dos años.
- Retos que dificultan la adopción de estas tendencias de forma simple. Y, más concretamente, por niveles de dificultad; aquellos que son resolubles, difíciles, “perversos”.
- Importantes desarrollos tecnológicos que las bibliotecas académicas y de investigación adoptarán. Y, de nuevo, afinan más proponiéndolos a menos de un año, de dos a tres años, de cuatro a cinco años.
Entrando en materia, pues, sobre qué dice el informe para cada uno de los apartados:
1. Tendencias que aceleran la incorporación de tecnologías en las bibliotecas.
1.1. Más de cinco años.
Son dos las tendencias que prevé a largo plazo:
- Incrementar la visibilidad de los contenidos de investigación. Continuando con la tendencia hacia el acceso abierto de las publicaciones, el incremento de contenidos de todo tipo en abierto se disparará. El informe destaca las iniciativas actuales que deben llevarnos a estos resultados tomadas por, de una parte, organismos británicos (Research Excellence Framework del Reino Unido, por ejemplo) y de otra parte –muy importante– la incorporación de Latinoamérica al escenario de investigación y la publicación en abierto de forma más generalizada.
- Repensar los espacios de las bibliotecas. Como resultado del acceso inmediato a colecciones electrónicas, hecho que sucede en todas las universidades y centros de investigación del mundo, las bibliotecas dedican menos espacio a las colecciones. Esto se traduce en el uso de la biblioteca para nuevos menesteres, entre los cuales destacan los vinculados a la ejecución del aprendizaje e incorporación de tecnologías (que podríamos resumir en eLearning).
1.2. Entre tres y cinco años.
Las siguientes dos tendencias:
- Evolución de la índole de documentos académicos. Como resultado del trabajo en red, la disponibilidad de datos, nuevos sistemas de publicación (formatos multimedia, blogs, bajo licencias de derechos de autor diversos), el documento académico, tal y como lo hemos conocido y gestionado en las bibliotecas, cambiará. Será más complejo y completo. Las bibliotecas deben considerar cómo seguir garantizando acceso –custodia en algunos casos, incluso apoyo para la creación– de los nuevos formatos documentales.
- Más énfasis en la gestión de datos. Este aspecto, que hoy ya ocupa los esfuerzos de tantas bibliotecas académicas y de investigación, se propone como una tendencia para los próximos tres a cinco años. La gran disponibilidad de datos y de colecciones de datos y la posibilidad de múltiples conexiones entre ellos y publicaciones finales ayudará tanto a ciencias como a humanidades a impulsar nuevos análisis multidisciplinares. La miscelánea de formatos de datos o aspectos relativos a la propiedad intelectual añaden urgencia a definir un marco de conservación, acceso y reutilización de estas colecciones.
1.3. Próximos un a dos años.
Las siguientes dos tendencias:
- Apreciar la experiencia del usuario. La experiencia del usuario (UX en sus siglas en inglés) ha estado vinculada y explotada los últimos años a la interacción entre personas y dispositivos (de todo tipo). Para orientarse a la mejora de productos, herramientas o servicios, compañías de éxito de la nueva tecnología han llevado a cabo análisis profundos de su oferta o propuestas. Para las bibliotecas es un ámbito nuevo, aunque podemos encontrar algunos ejemplos. Con la posibilidad de gestionar datos y llegar a conclusiones sobre el uso de nuestros espacios, colecciones y servicios, será una tendencia inmediata que se incrementará.
- Prioridad de las comunicaciones y contenidos para móviles. La confluencia de dos aspectos impulsa las bibliotecas a repensar contenidos que ponen a disposición de los usuarios y la forma de comunicarse con ellos. La primera, evidente, es la oferta de los proveedores, cada vez más exclusiva en formatos electrónicos adaptados a tabletas, móviles o lectores electrónicos. La segunda es el parque de dispositivos de la población; se calcula que en 2020 el 80 % de la población mundial tendrá algún tipo de dispositivo. Preparar las bibliotecas para este nuevo escenario es preciso hacerlo ahora.
2. Retos que dificultan la adopción de estas tendencias de forma simple.
2.1. Resolubles.
- Incorporar las bibliotecas a los planes docentes y de investigación. La biblioteca, en algunos casos, ha quedado en un espacio satelital a la función central de la universidad o centro de investigación donde se enmarca. Es preciso que las bibliotecas jueguen un rol más central.
- Mejorar las competencias informacionales. Tras un período inicial en que este tipo de servicios fueron estrella en tantas bibliotecas, la evolución acelerada de los entornos digitales ha dejado un vacío de consenso respecto a cuál es el ámbito de estas competencias que es preciso que las bibliotecas resuelvan.
2.2. Difíciles.
- Competencia con vías alternativas a la obtención de resultados. El monopolio, si existió alguna vez, de las bibliotecas como templos de la información ha desaparecido con el nacimiento de Internet. Aunque se han hecho campañas sobre el valor que la biblioteca añade ante la googlelización de la investigación, no parece que el público vea en las bibliotecas el recurso más valioso para la búsqueda de información, tampoco para la investigación.
- Repensar el rol y las habilidades del/de la bibliotecario/a. Relacionado con algunas de las tendencias explicadas en el propio informe y al cambio en la base de los entornos de trabajo de los profesionales, los/as bibliotecarios/as es necesario que (una vez más) repiensen qué rol y habilidades necesitan las bibliotecas para servir mejor a usuarios y organizaciones.
2.3. Perversos.
- Aceptar la necesidad de un cambio radical. Principalmente derivado de la combinación de dos aspectos; la complejidad de los entornos de trabajo (nuevos roles profesionales, nuevas estructuras organizativas, nuevas interacciones con otros profesionales) y falta de recursos financieros. Es preciso no sólo identificarlos, sino estudiarlos y afrontar-los.
- Gestionar la obsolescencia del conocimiento. Colecciones, servicios, herramientas o cualquier otro recurso que hoy utilizamos o ponemos al alcance de los usuarios desde las bibliotecas está afectado por la tecnología. Tan conocido es el entorno cambiante de las TIC como necesario se hace gestionar la obsolescencia de nuestros principales activos.
3. Importantes desarrollos tecnológicos que las bibliotecas académicas y de investigación
adoptarán.
3.1. Menos de un año.
- Makerspaces. Que podría traducirse por espacios de creación. Espacios donde usuarios (profesores, estudiantes, otros usuarios) pueden disfrutar de herramientas, dispositivos y materiales, a parte del acceso a la información, para llevar a cabo experimentos, construcciones, pruebas, etc.
- Aprendizaje en línea. La última explosión de los MOOC (Massive Open Online Course) empuja también a las bibliotecas a jugar un rol en estos entornos docentes formales e informales.
3.2. De dos a tres años.
- Visualización de la información. Más comúnmente conocido como infografías, este nuevo formato de información es especialmente imperativo para las bibliotecas, en tanto que es una fórmula que permite resolver parte de la complejidad de los entornos de datos e información a los que el informe se refiere en otras tendencias o retos.
- Web semántica y datos vinculados. Avances en estándares de datos y metadatos, así como las posibilidades de análisis de los motores de búsqueda permiten conectar nuestros catálogos a otras fuentes de Internet. Esto ayuda, de resultas, a nuestros usuarios a profundizar en el descubrimiento de contenidos que hoy son invisibles, lo que llamamos la Deep Web.
3.3. De cuatro a cinco años.
- Geolocalización inteligente. Los teléfonos inteligentes y las tabletas están impulsando la proliferación de tecnologías de localización física de recursos. Esto supone una posibilidad para las bibliotecas a la hora de la gestión de la información y la documentación (propia e incluso ajena), dentro y fuera de sus propios muros.
- Aprendizaje automático. Es decir, equipos que son capaces de actuar y reaccionar sin ser programados de manera explícita para hacerlo en aquellos términos. Esta evolución de los algoritmos, de la que otros sectores ya sacan provecho, ofrece un potencial para los sistemas de gestión de datos e información tales como poder adaptarse y aprender por su cuenta, ayudando a la investigación de forma global.