El valor de la biblioteca pública: ¿cómo se demuestra?

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Cristóbal Pasadas Ureña
Biblioteca de la Facultad de Psicología
Universidad de Granada


Togores Martínez, Rosa (2015). El valor de les biblioteques públiques en la societat: el cas de la Xarxa de Biblioteques Municipals. Barcelona: Diputació de Barcelona. Gabinet de Premsa i Comunicació. Disponible en: http://www.diba.cat/documents/16060163/22275360/El+valor+de+les+bibliote...


La Diputación de Barcelona (Diba) acaba de hacer público, en julio de 2015, un informe sobre El valor de les biblioteques públiques en la societat: el cas de la Xarxa de Biblioteques Municipals. Se trata de un documento muy logrado y de gran utilidad y, por tanto, de consulta imprescindible para órganos de decisión y de gestión de servicios bibliotecarios –no solo de bibliotecas públicas- y muy recomendable para autoridades y gestores del ámbito cultural en su conjunto por tratarse de una problemática común del sector.

La temática del informe se enmarca dentro de la ya larga y dilatada experiencia de las bibliotecas en la recogida de evidencias y de datos estadísticos sobre recursos, procesos y actividades, servicios o productos con vistas, primero, a la difusión nacional e internacional bajo el paraguas de la UNESCO y otros organismos de ámbito supranacional, y, más recientemente, a afrontar la necesidad cada vez más insoslayable de demostrar de manera fehaciente el impacto real y los resultados más o menos tangibles en los ciudadanos de la inversión de recursos públicos en servicios bibliotecarios. Esta necesidad ya se venía detectando, -por ejemplo, y no solo-, en el sector de las bibliotecas universitarias desde los años noventa, en las políticas de evaluación y mejora de la calidad, en los procesos de certificación de la calidad y en la consiguiente adaptación y aplicación de metodologías ya contrastadas en el sector privado (normas ISO de calidad o modelos de excelencia tipo EFQM, por ejemplo) al ámbito público, donde siempre aparecía como más problemática la acumulación de evidencias sobre impacto y resultados, frente a la mera y relativamente más fácil recogida tradicional de datos de recursos, procesos y productos, actividades o servicios.

Gracias a esa dilatada experiencia el sector de las bibliotecas se ha convertido en uno de los ámbitos de la actividad y de la inversión pública donde primero se han desarrollado y aplicado las técnicas de la gestión estratégica, de la evaluación y mejora de la calidad, de la medición del rendimiento y, en definitiva, de la rendición de cuentas ante las autoridades y ante los ciudadanos que financian y usan los servicios. A este respecto, la Diba y su red de bibliotecas municipales gozan de un merecido reconocimiento de alcance internacional en los entornos bibliotecarios y culturales por su ya larga y aquilatada contribución al desarrollo de los más diversos tipos de actividades y servicios bibliotecarios, y a la recogida y tratamiento de los correspondientes datos. Como es lógico y justo subrayar, no resulta ello ajeno al desarrollo histórico y a la realidad presente de la profesión bibliotecaria en Cataluña.

Por tanto, se presentan en la Diba y en su red de bibliotecas municipales las condiciones adecuadas para tratar de contribuir, específicamente para el ámbito de las bibliotecas públicas y a través del grupo de proyectos del que este informe es resultado, al clima internacional de preocupación por el desarrollo de nuevos instrumentos de demostración del valor de las bibliotecas que se hacía sentir en el sector (IFLA, UNESCO, etc.) desde finales de siglo y más específicamente a raíz del inicio de los cambios sociales y tecnológicos de las últimas décadas y, en particular, de la crisis económica y social actual; ese clima internacional se refleja también en algunas de las líneas prioritarias del primer Plan Estratégico 2013-2015 del Consejo de Coordinación Bibliotecaria o en las Jornadas de FESABID 2013, en las que ya se presentaron los primeros resultados de estos proyectos de la Diba, así como en el informe FESABID 2014 sobre el valor económico y social de las bibliotecas.

Por medio de una recopilación sustancial de la literatura científico-técnica y administrativa disponible y de un cuidadoso y acertado análisis del contenido de la misma, en el informe se identifican quince bloques de beneficios que la biblioteca pública aporta al individuo y a la comunidad, estructurados en cuatro ejes bien delimitados: lo cultural, lo social, lo económico y lo educativo-informativo:

Eje cultural 1 (perspectiva individual): Fomento del hábito y de la competencia lectora. - Eje cultural 2 (perspectiva individual): Acceso universal al conocimiento y a la lectura. - Eje cultural 3 (perspectiva comunitaria): Preservación y difusión de la memoria cultural local. - Eje cultural 4 (perspectiva comunitaria): Progreso cultural y artístico local.

Eje social 5 (perspectiva individual): La inclusión social. - Eje social 6 (perspectiva individual): Inclusión de personas con discapacidad. - Eje social 7 (perspectiva individual): Inclusión de la diversidad cultural. - Eje social 8 (perspectiva comunitaria): Cohesión social. - Eje social 9 (perspectiva comunitaria): Capital social. - Eje social 10 (perspectiva comunitaria): Revitalización del espacio público.

Eje económico 11 (perspectiva individual): Fomento de la inclusión laboral. - Eje económico 12 (perspectiva comunitaria): Fomento del progreso económico local.

Eje educativo-informativo 13 (perspectiva individual): Alfabetización informacional. - Eje educativo-informativo 14 (perspectiva individual): Inclusión digital. - Eje educativo-informativo 15 (perspectiva comunitaria): Sociedades más y mejor informadas.

A modo de conclusión, el informe se cierra con la identificación de diez puntos estratégicos para incrementar el valor de las bibliotecas públicas: 1: Proximidad e implicación. – 2: Accesibilidad e igualdad. – 3: Pertinencia. – 4: Evolución, innovación y adaptación. – 5: Cooperación. – 6: Participación. – 7: Equipo de trabajo. – 8: Planificación y evaluación. – 9: Comunicación. – 10: Eficiencia, calidad y sostenibilidad.

El cuerpo central del informe lo constituye la identificación de cada uno de esos quince bloques de beneficios resaltados en la literatura y su tratamiento y presentación a partir de un patrón idéntico de contenidos que incluye el siguiente esquema: definición y descripción del beneficio de acuerdo con la literatura especializada (sobre todo teoría biblioteconómica y normas y directrices profesionales internacionales); datos relevantes de la red de bibliotecas de la Diba, incluyendo actividades y servicios concretos considerados como ejemplos de buenas prácticas; enumeración de posibles actividades y tareas, con ejemplos concretos de bibliotecas de la red que las están aplicando; recursos necesarios; equipos de trabajo y posibles agentes para la cooperación (con ejemplos concretos incluidos). Cada elemento se cierra con unas conclusiones, un listado de recomendaciones y un cuadro-resumen muy útil y práctico donde se recogen, ampliados, tanto la conceptualización como las acciones y tareas, los servicios y los beneficios a obtener por los individuos y la comunidad.

Nos encontramos, pues, ante un informe de una utilidad indudable, ya que nos aporta una valiosísima sistematización y descripción de los beneficios que los ciudadanos y las autoridades responsables de la financiación pueden esperar de la inversión en las bibliotecas públicas. Esta sistematización y la literatura correspondiente constituyen un buen punto de partida para nuevos desarrollos más específicos. En concreto, el personal de bibliotecas públicas inmerso en los agobios cotidianos de sus tareas y actividades tiene aquí un buen resumen de la teoría y de las normas y directrices internacionales, pero, sobre todo, unos elementos inmejorables para la planificación y evaluación de actividades específicas, una lista de comprobación de los recursos, procesos y tareas propias y en colaboración para cada uno de los beneficios identificados, además de instrumentos para benchmarking de procesos y para selección de evidencias para las autoridades, agentes sociales y comunidad en general.

No tiene por qué empañar esta valoración altamente positiva la constatación de que este informe adolece, lógicamente, de algunas de las debilidades teóricas y prácticas que todavía están presentes en esta área de estudios en el ámbito internacional. Hilario Hernández ya subrayaba algunas de estas dificultades en su reseña del informe FESABID 2014 en este mismo blog, pero el lector interesado en esta problemática podrá encontrar un magnífico resumen de las debilidades de este tipo de estudios para el ámbito específico de las bibliotecas en el informe Evidence review of the economic contribution of libraries (BOP Consulting, 2014), y, para el sector de la cultura en general, en el estudio Measuring the value of culture (O’Brien, 2010), excelentes complementos a la literatura recogida en el informe.

Finalizo con un consejo personal y muy privado al personal de las bibliotecas: mucho cuidado a la hora de aplicar estas metodologías de valoración de la rentabilidad social y económica de los servicios. Si la nota es muy baja, puede que no los financien e incluso lleguen a cerrar la biblioteca. Pero si es muy alta, puede que alguien exija la privatización para hacerse con esos beneficios. Seguro que el TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership) y alguien más estarán al acecho.