¿Cómo podemos hacer que el sistema de comunicación científica esté (aceptablemente) al servicio de la ciencia?

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Lluís Anglada 
Consorci de Serveis Universitaris de Catalunya (CSUC)
ORCID Id 0000-0002-6384-4927


Stern, Bodo; Ancion, Zoé; Björke, Andreas; Farley, Ashley; Qvenild, Marte; Rieck, Katharina; Sondervan, Jeroen; Rooryck, Johan; Kiley, Robert; Karatzia, Maria; Papp, Nora (2023). Towards responsible publishing: a proposal forn cOAlition S. Zenodo. En: <https://doi.org/10.5281/zenodo.8398480>. [Consulta: 14/09/2024].

Chiarelli, Andrea; Cox, Ellie; Johnson, Rob; Waltman, Ludo; Kaltenbrunner, Wolfgang; Brasil, André; Reyes Elizondo, Andrea; Pinfield, Stephen (2024). «Towards responsible publishing»: findings from a global stakeholder consultation. Zenodo. En: <https://doi.org/10.5281/zenodo.11243942>. [Consulta: 14/09/2024].


La pregunta que da título a esta reseña está ocupando un considerable espacio en blogs y redes sociales,1 revistas científicas2 e incluso medios de comunicación generalistas.3 La pregunta parece dar a entender que ahora no (pero antes, sí) el sistema a través del que se difundía la investigación funcionaba bien. Situémonos, pero no demasiado lejos, treinta años atrás; los resultados de la investigación se difundían en revistas impresas que eran subscritas previo pago por las pocas instituciones que, a nivel mundial, podían tener una colección amplia y los artículos se publicaban al cabo de un tiempo considerable respecto a su redacción, por poner dos ejemplos. No era tampoco un sistema demasiado «científico», pero era un sistema aceptado.

Paradójicamente, hoy hay descontento con el sistema actual, a pesar de que la situación sea claramente mejor dado que el acceso a la información científica es mucho más fácil de hacer y la capacidad de acceder a artículos es mucho más alta. La satisfacción queda distorsionada por la constatación que el sistema es una realidad más gobernada por lo que han sabido hacer las editoriales científicas comerciales (y por sus beneficios económicos) que no por quienes hacen investigación. Esta explicación viene al caso para entender los considerables esfuerzos de diferentes instancias dirigidos a reformar el sistema por el que hoy se difunde la investigación, esfuerzos dirigidos a tener uno de equitativo, con una accesibilidad universal (es decir, abierta) y, si puede ser, de menor coste. 

Existen diversas iniciativas para conseguir esto, pero hoy hablaremos de la de la cOAlition S, un consorcio internacional (sobre todo, europeo) de entidades financiadoras de la investigación que persigue «establecer un sistema de comunicación científica gobernado por la comunidad [de los que hacen ciencia] adecuado a la ciencia abierta en el siglo XXI». Hace un año, la cOAlition S publicó Towards responsible publishing: a proposal from cOAlition S, de instructiva y breve lectura (9 páginas). 

La propuesta empieza enumerando razones por las que el sistema actual debe cambiar. Estas, según la Coalición, son: 

  • que los sistemas que dominan mayoritariamente la edición científica no son equitativos, 
     
  • que retrasan innecesariamente la difusión de resultados científicos, 
     
  • que no se aprovecha todo el potencial de la revisión por pares, y 
     
  • que la combinación del control editorial y el sistema de evaluación científica están perjudicando la ciencia. 

Estas disfunciones desaparecerían si se creara un sistema propio del siglo XXI, que facilitara a los investigadores la compartición de todos los resultados de su investigación y que se basara en nuevos mecanismos de control de calidad y criterios de evaluación. Esta aspiración, hoy, se ve dificultada por determinados modelos de negocio y estructuras de evaluación inapropiadas para una ciencia abierta. Los investigadores deben poder difundir su tarea en un sistema regido por ellos y no por intereses comerciales o burocráticos. 

Para que esto sea así, el documento de cOAlition S propone los cinco principios siguientes bajo los que debe funcionar la comunicación científica: 

  1. Los autores son responsables de la difusión de su investigación. 
     
  2. Todos los resultados de la investigación deben ser compartidos de forma inmediata y abierta, facilitando su reutilización.
     
  3. Los procesos de control de la calidad deben estar en manos de la comunidad científica y deben ser abiertos para dotar de confianza los resultados de la investigación. 
     
  4. Todos los resultados de la investigación deben poder ser tomados en consideración por el sistema de evaluación.
     
  5. Los agentes de la investigación deben comprometerse a hacer que el ecosistema de publicación gobernado por los investigadores sea sostenible y diverso.

Pasado un tiempo, la cOAlition S encargó a Research Consulting y al Centre for Science and Technology Studies (CWTS) que investigaran hasta qué grado esta visión y principios eran compartidos por la comunidad investigadora. Como resultado, se acaba de publicar «Towards responsible publishing»: findings from a global stakeholder consultation que muestra los resultados de una consulta amplia a investigadores, sociedades científicas y entidades financiadoras, que quiere saber el grado de adhesión a los principios, pero también si estos deben ser modificados e identificar si tienen posibles consecuencias no deseadas. El informe presenta «una imagen reveladora de las actitudes de los investigadores hacia prácticas innovadoras de investigación, como la publicación en acceso abierto, la publicación de preprints, la revisión por pares abierta y los incentivos que son necesarios para adoptar estos comportamientos».

El informe (existe un resumen ejecutivo de 6 páginas) detalla las opiniones de los consultados sobre diferentes aspectos de los principios (que pueden verse en un anexo interactivo, muy recomendable de visitar), relaciona posibles barreras para el cambio, identifica posibles efectos no deseados y propone unas conclusiones y unos próximos pasos. 

La consulta muestra una adhesión alta a los principios y los matices que hacen las personas consultadas son menores (véase sintetizado en la página 57). Como resultados relevantes, hay que decir que los investigadores continúan confiando en el ecosistema actual de revistas. Cada una de estas configura un determinado público lector y esto permite seleccionar cuál es la más adecuada para publicar un artículo si se quiere llegar a cierta audiencia; al mismo tiempo, los investigadores tienen en cuenta la reputación de la revista para decidir qué artículos leen. Finalmente, mayoritariamente se cree que la publicación de preprints incrementa la accesibilidad y visibilidad de los artículos.

Según los resultados de la consulta, los autores del informe concluyen que los principios de reforma del sistema tienen un consenso amplio, lo que hay que ver como una oportunidad para avanzar en la reforma propuesta. A corto plazo, propone que la cOAlition S recomiende u obligue a que se haga un depósito preprint de los resultados de la investigación bajo licencias abiertas. A medio plazo, recomienda promover la revisión de expertos abierta. Recomienda, también, más a largo plazo, cambiar el sistema de reconocimiento para incentivar las prácticas de ciencia abierta y desplazar financiación e infraestructuras hacia apoyar un sistema de comunicación científica global, inclusivo y gobernado por la comunidad investigadora.

Para complementar este post, apuntar a la reseña del informe que hace el último número del The Brief que, en resumen, viene a decir que las prácticas en comunicación científica cambiarán en función de lo que determinen los financiadores de la investigación y no de las actitudes o buena voluntad de los investigadores. Querer pasar a estos la responsabilidad tal y como hace ahora la cOAlition S es «querer que sea la cola la que mueva el perro» (y no al revés). 
 

© Imagen inicial de Mohamed_hassan en Pixabay


1 Véase, por ejemplo: González MacDowell, Luis (2023). «El sangrante precio de publicar ciencia». The conversation, 19 de septiembre.  
2 Véase, por ejemplo: Brainard, Jeffrey (2024). «Open for business». Science, vol. 385, no. 6.708 (August). 
3 Véase, por ejemplo: Sánchez Caballero, Daniel; Jara, Yuly (2024). «¿El mejor negocio del mundo? Las editoriales científicas disparan los precios y multiplican su facturación». El diario.es, 18 de agosto.