El nuevo ecosistema de la lectura y la escritura

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Jorge Franganillo
Profesor de la Facultat d'Informació i Mitjans Audiovisuals
Universitat de Barcelona


Lectoescritura digital (2019). Madrid: Ministerio de Educación y Formación Profesional. 151 p. Disponible en: <https://sede.educacion.gob.es/publiventa/lectoescritura-digital/investigacion-educativa/22961>. [Consulta: 04/09/2019]


Lectoescritura digital es un libro oportuno y bienvenido, que ofrece una panorámica de los cambios que causa el embate digital, a la vez que ayuda a comprender la nueva ecología mediática. Nos presenta toda una serie de reflexiones que son necesarias porque es evidente que los avances tecnológicos de las últimas décadas y las necesidades comunicativas nacidas en los nuevos entornos mediáticos han transformado la práctica de la lectura y la escritura. Después de la música, el cine y la televisión, el libro es el último producto cultural que la revolución tecnológica ha cambiado de forma radical. 

Cambia, en efecto, lo que tradicionalmente se conoce como lectura y escritura. Por una parte, el desarrollo de Internet no solo ha facilitado la publicación y el consumo de textos, sino que también favorece la participación y la mutua colaboración. Y, por otra parte, la mediación de la tecnología ha supuesto la aparición del dispositivo de lectura, que ha introducido un elemento disruptivo —la pantalla— y que, juntamente con la aparición del web y del hipertexto, transforma la experiencia lectora y rompe en consecuencia con la extensa tradición basada en el uso del papel.

Nos encontramos inmersos en un cambio de los soportes, de las formas de producción y de las prácticas de lectura. Este libro nos recuerda que incluso las nociones de autor, editor, crítico, lector y libro tienen hoy un significado diferente del que las definía no hace más de veinte o treinta años. Con la emergencia de los nuevos medios digitales, asistimos a un nuevo escenario cultural —la cultura de la convergencia—, donde confluye un mosaico heterogéneo de público activo, y lo hace con una multitud de contenidos que provienen tanto de los grandes medios comerciales como del propio público, que ahora tiene a su alcance diversos dispositivos de consumo y de creación. Sin duda, la digitalización de los medios ha abierto nuevas posibilidades de acción y participación, y los nuevos medios digitales coexisten con el auge de una cultura participativa con una actividad casi frenética.

El tiempo y sobre todo la atención que antes se dedicaban al consumo de los clásicos medios de comunicación social (prensa, radio, televisión), hoy se distribuyen, de forma fragmentada (y fragmentaria), entre los medios sociales y un amplio abanico de plataformas digitales de transmisión. Y los libros, que antes solo existían en papel, ahora también están en soporte electrónico, para leer, o en formato sonoro, para escuchar. El hecho es revolucionario: ahora para todo el mundo el audiolibro ha vuelto a dejar en evidencia que leer no es necesariamente una actividad visual (antes lo había hecho Louis Braille, en el siglo XIX).

La aparición de estas nuevas especies en el ecosistema mediático no ha desplazado a los medios tradicionales. Más bien conviven. Se han mezclado de formas diversas y han originado nuevas formas de creación caracterizadas por la hibridación formal y discursiva. Lectoescriptura digital da testimonio de ello. Publicado este año por el Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa, una unidad del Ministerio de Educación y Formación Profesional, es un libro cuyos autores son un conjunto de expertos procedentes de diversas universidades nacionales e internacionales. Breve y de prosa clara, bastante documentado, con unas 150 páginas tiene suficiente para presentarnos la nueva realidad, una nueva perspectiva de aquello tan inalcanzable e infinito como es la lectura y la escritura.

A lo largo de los tres bloques que componen el cuerpo central de esta obra colectiva, diversos especialistas intentan dar respuesta a una serie de interrogantes sobre la transición digital en tres grandes ámbitos: las nuevas formas de lectura, el nuevo ecosistema mediático y los retos en la enseñanza. El volumen incluye, además, entrevistas a cuatro personalidades destacadas en cada temática.

Con contribuciones de José Antonio Cordón, Almudena Mangas, Javier Merchán, Araceli García y Raquel Gómez, el primer módulo, titulado «Lo digital ¿cambia nuestras formas de lectura convencionales?», presenta la evolución de la lectura hacia el paradigma digital y el impacto de la transición digital en el ámbito educativo. Este primer bloque constata en qué medida la aparición de nuevos medios y formatos ha transformado las prácticas lectodiscursivas en un alejamiento gradual e inexorable del contexto impreso. Ahora, las nuevas ediciones —libros digitales, audiolibros, videolibros y obras transmedia— atesoran las potencialidades presentes en el ámbito digital: en particular, la actualización rápida y asequible de contenidos, y la referencia a otros recursos y herramientas auxiliares con la capacidad de ampliar los contenidos en una extensión prácticamente inagotable. Entre las nuevas ediciones digitales se hace una mención especial a los libros infantiles en formato app, obras interactivas adaptadas a dispositivos móviles, sobre las que se presenta una serie de criterios de valoración.

Según afirman Javier Merchán y Almudena Mangas, de la Universidad de Salamanca («Nativos digitales, textos digitalizados e impresos mejorados: hacia una transición digital en los recursos para la enseñanza y el aprendizaje»):

«La última de las grandes revoluciones científico-técnicas y culturales, la revolución digital, está caracterizada, entre otras muchas cuestiones, por el desarrollo exponencial en la producción y diseminación de la información. Este rasgo se manifiesta no solo en el volumen de la producción documental a nivel cuantitativo, sino que se concreta, de igual manera, en relación con la penetra­ción de esta perspectiva tecnológica en todos los campos de la actividad humana; desde la ciencia y la cultura a las nuevas formas de gobierno, relaciones interpersonales o en formas de negocio novedosas que predeterminan nuevas dinámicas económicas. Este nuevo paradigma social y cultural está marcado por un poder sin precedentes en la diseminación de la información que rompe los lí­mites de espacio, ubicuidad, temporalidad, propios del ámbito impreso, y ha propiciado el desarrollo imparable de nuevos dispositivos, sistemas y tecnologías para soportar todo este elenco de nuevas posibilidades.» (p. 19)

Cierra este módulo una entrevista con el sociólogo Joaquín Rodríguez, que constata la convivencia de dos circuitos de lectura, el analógico y el digital, que requieren, ambos, de fórmulas eficaces, y propias, para la promoción de la lectura.

El segundo módulo, «Crear textos en la nueva ecología mediática», aborda la transformación de las prácticas productivas y de consumo mediático, las nuevas narrativas que se derivan y la necesidad de tener una nueva competencia: la alfabetización transmedia. Carlos A. Scolari, Mar Guerrero, José Miguel Tomasena y María José Establés describen los elementos clave de la nueva ecología mediática: la convergencia entre la industria tradicional de los medios y las culturas colaborativas, la fanficción (ficción escrita por seguidores de una serie de televisión, de una película o de un libro, que se sirve del universo de la obra original para crear su propia historia), los beta readers (lectores que valoran un manuscrito para mejorarlo antes de su publicación), los booktubers, la cultura fan y las comunidades de fans.

Según afirma José Miguel Tomasena, de la Universitat Pompeu Fabra («Libros y pantallas: la popularización de los booktubers»):

«Los booktubers han desarrollado un abanico grande de géneros audiovisuales que no solo sirven para enmarcar las expectativas comunicativas con su audiencia, sino que, al ser usados como etiquetas textuales en el título y la descripción de los vídeos, también ayudan a mejorar su posición en los algoritmos de búsqueda y relación de YouTube. Entre los géneros audiovisuales de los booktubers, hay algunos que son herencia de otros medios de comunicación, como la entrevista o el tutorial o el ranking; otros, también son usados por youtubers dedicados a otros temas, como el unboxing, el reto (o challenge) o el vlog.» (p. 73)

Dos entrevistas complementan este módulo. La primera, con el escritor y crítico cultural Néstor García Canclini, examina en clave antropológica la naturaleza multidimensional del consumo mediático y el impacto de la cultura digital en el concepto de lectura. La segunda, con Joan Ferrés, maestro y experto en Ciencias de la Información, destaca el valor educativo del relato, del entretenimiento y de las sinergias tecnológicas en la escuela.

El último módulo, «Palabras en la pantalla: la escritura digital, su creación y enseñanza» cierra esta monografía con diversas contribuciones sobre la escritura digital, a cargo de Daniel Escandell, Álvaro Llosa, Jorge Juan Sánchez Iglesias, Carmen Herrero y Miriam Borham. Este bloque explora las formas literarias digitales, los espacios para la escritura digital y su difusión en red, el ecosistema transmedia, el desarrollo digital de los géneros académicos y las estrategias de aprendizaje de la escritura digital en los entornos virtuales.

Según afirma Jorge Juan Sánchez Iglesias, de la Universidad de Salamanca («Entre la retórica y lo digital: aproximaciones para la escritura académica»):

«Se ha extendido la percepción de que las carencias de los estudiantes para expresarse son cada vez mayores y, por ello, aumentan las quejas entre el profesorado universitario por las múltiples deficien­cias que aprecian en la escritura del alumnado, incluso en los niveles finales de formación (másteres y doctorados). Al tiempo que se constata esta situación, se generaliza la práctica de «echar balones fuera», en dos versiones. En la primera, cada uno de los niveles responsabiliza al anterior de que los alumnos no sepan escribir. Así, por ejemplo, desde la universidad se atribuye el problema al diseño general de la educación secundaria. En la segunda, dado que los estudiantes tendrían que «venir aprendidos», se parte de que no hay tiempo ni recursos en las clases, puesto que bastante cuesta ya enseñar los contenidos propios de cada materia.» (p. 114)

Concluye este bloque una entrevista con María Pizarro, especialista en literatura hispanoamericana, que brinda una crítica oportuna a las numerosas necrológicas que se han escrito del libro impreso y aporta una reflexión sobre el sector del libro digital.

Las últimas páginas del libro presentan un apunte breve sobre cada autor. En resumidas cuentas, es un libro muy interesante, y aunque que se echa de menos una presentación, una especie de introducción al conjunto, para homogeneizar autores y textos heterogéneos, es un documento imprescindible.

Nota. Esta reseña se publica simultáneamente en el Blog de l’Escola de Llibreria.