Asimetrías en la transformación digital de la ciencia (según los autores de correspondencia)

Versió per a imprimirVersió per a imprimir

Blanca Rodríguez Bravo
Biblioteconomía y Documentación
Universidad de León


Bello, Michela; Galindo-Rueda, Fernando (2020). «Charting the digital transformation of science: findins from the 2018 OECD International Survey of Scientific Authors (ISSA2)». OECD science, technology and industry working papers, no. 03. 94 p. Disponible en: <https://doi.org/10.1787/1b06c47c-en>. [Consulta: 17/06/2020].


Este documento presenta los principales resultados de la segunda encuesta internacional de la OCDE sobre autores científicos (International Survey of Scientific Authors - ISSA2) que se distribuyó en 2018 y cuyos resultados se han publicado en marzo de 2020. El estudio pretende contribuir al proyecto «OECD Going Digital», un esfuerzo por construir una política coherente e integradora de aproximación al proceso de transformación digital de la economía y la sociedad.

El objetivo de la encuesta, de alcance global, era identificar y medir los aspectos clave en la transformación digital de la ciencia. El documento que reseñamos explora el impacto potencial de la digitalización mediante una combinación de diferentes indicadores y las respuestas de cerca de 12.000 autores. La población objetivo fueron los autores de correspondencia de las publicaciones científicas recogidas en bases de datos bibliográficas. Así, si bien las respuestas proceden principalmente de la academia, no se limitan a ella.

El informe se estructura en tres partes. En la primera, proporciona evidencias de la adopción de las nuevas prácticas digitales en la ciencia a partir de un análisis descriptivo de los datos obtenidos en la encuesta. La segunda parte investiga si perfiles diferentes de autores se asocian con diferentes niveles y modelos de digitalización. En la última parte, el análisis explora las implicaciones de la digitalización de la ciencia en términos de nuevas necesidades de los científicos (infraestructura y competencias), prácticas e impacto en la investigación. 

En el primer apartado, el estudio identifica cuatro facetas relativas a la digitalización de la investigación científica;

  • La adopción de herramientas digitales para la colaboración y la productividad en todos los estadios del proceso científico;
  • La difusión y el acceso a datos y código que permite la digitalización;
  • El uso de herramientas digitales avanzadas de tratamiento de datos que hacen posible investigar preguntas más complejas y adoptar nuevos métodos de investigación;
  • El desarrollo de la identidad digital y de la comunicación online del trabajo científico.

En la segunda parte, se ponen en relación las variables estudiadas en un intento de apreciar cómo correlacionan los indicadores estudiados con el país, la disciplina, el género, la edad, etc.

Finalmente, el último apartado, tras realizar el mapeo de las múltiples facetas de la digitalización de la ciencia, trata de identificar los factores clave que impactan en la digitalización en tres pasos: identificando los retos que tienen que superar los científicos en su trabajo; examinando la conexión entre digitalización y medidas de impacto científico; y explorando las opiniones personales sobre cómo ven los autores el impacto de la digitalización de la ciencia.

Los resultados obtenidos sobre el comportamiento de los científicos muestran que aunque la actividad digital tiene una penetración generalizada, la transformación digital experimentada varía según áreas disciplinares y sectores, y está muy influenciada por factores como normas, experiencia, habilidades y disponibilidad de datos.

Destacaremos a continuación aquellos aspectos que nos han interesado más. No cabe en esta reseña resaltar todos los resultados de un informe que tiene un claro interés en estudios acerca de la actualidad de la transformación digital de la ciencia y la comunicación académica.

Los resultados ponen de relieve que el uso de herramientas digitales avanzadas para el tratamiento de datos es más común en informática, ingeniería, y ciencias biológicas. La utilización de big data y de métodos computacionales incrementan no solo el volumen sino también la complejidad y la naturaleza de los datos procesados por los científicos. Como pone de relieve este informe, las técnicas y tecnologías de una ciencia de datos intensiva son tan diferentes de las tradicionales que se ha hablado de un cuarto paradigma para la exploración científica. 

Se aprecia que la colaboración y las prácticas de ciencia abierta pueden reforzarse mediante las prácticas digitales. Las herramientas digitales facilitan la reutilización de los datos, generan expectativas de eficiencia y reproducibilidad de la investigación pero también suponen un reto. El uso intensivo de datos y la amplitud del acceso a estos han incrementado la preocupación sobre la normalización e integridad de los datos (calidad), ética (privacidad), incentivos de la investigación, derechos de propiedad intelectual, entre otros.

La encuesta de 2018 aborda el tema de los datos de investigación y los resultados obtenidos muestran que menos del 50 % de los autores depositan sus datos o código en un repositorio o lo comparten con el editor como información suplementaria a su artículo. Se pone de manifiesto que proporcionar los datos no equivale a su reutilización. Menos del 30 % de quienes los abren afirman haberlos ofrecido con metadatos y cumpliendo las normas que permitan su integración con los procedentes de otras fuentes. El coste y el tiempo parecen ser los principales inhibidores de esta práctica. Las prácticas de compartir datos son más comunes en las ciencias biológicas y menos en artes y humanidades, ciencias sociales y matemáticas.

El porcentaje de publicaciones en acceso abierto se habría incrementado si atendemos a las respuestas de los autores de correspondencia encuestados. El 70 % de las publicaciones de 2017 estarían disponibles a finales de 2018 en acceso abierto. Asimismo, se constata un marcado compromiso por definir la identidad digital y establecer vínculos con el propio trabajo, así como por comunicar la investigación más allá de los canales convencionales. El interés detectado es superior en los campos de las artes y humanidades, las ciencias sociales y la biología y ciencias agrícolas.

Como he apuntado, el estudio ha hallado evidencias de diferencias no solo entre disciplinas sino también en función del país, el género y la edad. Respecto al género, las mujeres parecen menos involucradas en el uso de herramientas tecnológicas avanzadas y en las prácticas de compartir datos y código. Por el contrario, manifiestan un mayor compromiso con las actividades que contribuyen a construir la identidad digital y a comunicar la investigación.

Los resultados demuestran un uso generalizado de las métricas tradicionales basadas en el prestigio de la revista, el número de publicaciones revisadas por pares y el número de citas. Sin embargo, el 20 % de los encuestados refieren utilizar también métricas de uso online como visualizaciones, descargas, etc., métricas que los editores han comenzado a proporcionar. En este apartado, los investigadores de los Estados Unidos, el Reino Unido y Australia manifiestan que los indicadores cuantitativos se utilizan en su entorno de trabajo para tomar decisiones acerca de la contratación de personal o su promoción.

En la última parte de la encuesta, se pide a los investigadores que se posicionen respecto a dos afirmaciones opuestas que representan percepciones contradictorias acerca de la transformación digital de la ciencia, a saber: 

  1. Oportunidades para incrementar la eficiencia y la productividad del trabajo versus más carga de trabajo sin retribución; 
     
  2. Posibilidad de resolver problemas más complejos versus fomento de una investigación de baja calidad; 
     
  3. Facilidad para la inclusión y la colaboración versus promoción de la exclusión y de una excesiva competitividad; 
     
  4. Apertura de la ciencia a la sociedad versus búsqueda de la celebridad y presiones externas; 
     
  5. Mejora de incentivos versus comportamiento distorsionado o poco ético.

Los científicos apoyan el primer enunciado de manera generalizada. Son optimistas respecto a la digitalización, especialmente aquellos de ciencias agrícolas, biológicas e informática, las áreas donde la transformación digital ha tenido más calado. En todos los campos, los autores esperan que la utilización de las herramientas digitales traiga aparejada una mayor colaboración en la investigación –especialmente de carácter internacional–, y mayor eficiencia en el trabajo. Aunque siguen siendo positivos, se muestran menos seguros en cuanto al impacto que pueda tener la digitalización en la evaluación y los incentivos de los investigadores. Los investigadores jóvenes, que destacan positivamente en todas las dimensiones de la transformación digital identificadas, son más escépticos que otros científicos acerca de los efectos de la digitalización de la ciencia en la evaluación de la investigación y en los mecanismos de recompensa. 

Ciertamente, no se han encontrado evidencias de beneficios tangibles para los investigadores que se comprometen con la compartición de datos o que utilizan herramientas digitales avanzadas. Los incentivos para los científicos y la modificación de los criterios de evaluación son, sin embargo, requisitos imprescindibles para una efectiva y completa transformación digital y para la implementación real del modelo abierto de comunicación científica.