Zambullirse en la comunidad archivística

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Candela Ollé
Estudis de Ciències de la Informació i la Comunicació
Universitat Oberta de Catalunya
 

Washburn, Bruce; Eckert, Ellen; Proffitt, Merrilee (2013). Social Media and Archives: A Survey of Archive Users. Dublin, Ohio: OCLC Research: Agosto 2013. 32 p. [Consulta el 5/11/2013]. Disponible en <http://www.oclc.org/content/dam/research/publications/library/2013/2013-06.pdf> ISBN: 1-55653-462-0 (978-1-55653-462-1).

Buceo. Pato pescando en un estanque del Alcázar. Sevilla

 
Conocer los hábitos y preferencias de la comunidad archivística es el objetivo principal del informe que les reseñamos. Hasta ahora en el Blok de BiD habíamos hablado del comportamiento de los usuarios, pero nunca centrándonos en el sector de los archivos y las colecciones especiales. El interés por el information behaviour tiene una trayectoria consolidada, permite focalizar en perfiles concretos de usuarios y repetir el análisis a lo largo del tiempo para ver la evolución y las tendencias.
 

Durante el periodo de un mes se recogieron datos del profesorado, estudiantes graduados y genealogistas, tanto de Estados Unidos como del Reino Unido, mediante una encuesta que combinaba metodologías cuantitativas y cualitativas. Esta estaba estructurada en las siguientes 4 áreas de interés:

 
¿Quiénes son los investigadores de archivos y colecciones especiales?
¿Cómo encuentran y comparten los recursos?
¿A dónde recurren los investigadores para tener ayuda en el inicio de las investigaciones?
¿Qué papel tienen los social media?
 

La elección de los 3 perfiles de usuarios para distribuir la encuesta se justifica en el aprendizaje adquirido previamente con ArchiveGrid que podríamos describir como la base de la experimentación de OCLC Research. El portal recoge dos millones de descripciones de los materiales de archivos y, además, proporciona acceso a información sobre las colecciones de archivos detalladas: documentos históricos, documentos personales, historias familiares y otros materiales. También facilita información de contacto de las instituciones donde se guardan las colecciones.

Los autores avanzan en las primeras líneas del informe que quieren focalizar en el papel de los social media (además de las recomendaciones y revisiones, entre otros), pero curiosamente de las 15 preguntas planteadas en el cuestionario, solo dos de ellas introducen conceptos como Twitter y Facebook.

El cuerpo del informe (introducción, metodología, revisión bibliográfica y resultados) es extremadamente breve y deja la esencia para los anexos, donde se puede consultar la encuesta y las figuras resultantes, así como parte de la revisión bibliográfica y estudios anteriores -que en mi opinión sería de más utilidad al inicio. Más diría, la totalidad de los anexos, excepto el modelo de encuesta, debería formar parte del núcleo del informe.

De 695 respuestas obtenidas un 95,7% han hecho uso de las colecciones especiales, sobre todo de cartas y manuscritos (el 4 y pico que han respondido con un no, justifican por la no necesidad, no lo han considerado o no ha podido tener acceso). El hecho de ser fuentes primarias y únicas son los atributos más valorados, con un 90 y un 70% respectivamente. En relación a las temáticas de investigación empleadas durante el último año, destaca la historia y sus variantes, como por ejemplo historia familiar o genealogía. Los objetivos de la investigación son básicamente publicar, aunque también destaca la búsqueda por intereses personales. Por otra parte, el cuestionario también pedía qué rol tienen habitualmente los usuarios cuando hacen uso de las colecciones especiales, y el 30% indicaba académicos.

Para dar respuesta al segundo y tercer bloque: "cómo encuentran y comparten los recursos" y "dónde recorren los investigadores para tener ayuda", si diferenciamos los estadios iniciales de investigación, piden apoyo a los catálogos y bases de datos de la biblioteca, y a los motores de búsqueda en segunda posición. Este resultado se contradice con otras investigaciones que afirman que la búsqueda se inicia típicamente con los motores de búsqueda. En etapas más avanzadas de las investigaciones o al final, siguen escogiendo con más de un 80 % los catálogos y bases de datos, pero entonces prefieren en segunda posición los materiales impresos por delante de los motores de búsqueda (tercera posición).

El cuarto bloque es el único que focaliza en los social media. Es en la pregunta 10 donde aparecen las opciones de respuesta Facebook y Twitter, aunque los resultados indican que se les da un uso mínimo. En primeras posiciones son los colegas y amigos, y los correos-e de listas y comunidades las herramientas que les ayudan a descubrir webs y recursos. Además, los e-mails y el boca a boca son las vías principales para compartir información con un 80 y 60% respectivamente, Facebook con un 20% y Twitter alrededor de un 10%. Por otra parte, las revisiones y las recomendaciones son las herramientas más valiosas para los investigadores, pero siempre y cuando las emita el personal de biblioteca y/o archivo y académicos, que conocen su reputación.

Washburn y su equipo concluyen diciendo que el correo electrónico y las recomendaciones personales siguen siendo las vías primarias para compartir la información descubierta. La utilidad de los social media depende de la credibilidad y la experiencia de la fuente. Aunque el informe permite hacer una inmersión en la comunidad archivística, no logra profundizar en el uso y las necesidades de los usuarios en relación a los social media -básicamente por el planteamiento de la encuesta.