William Sieghart. An Independent Review of E-Lending in Public Libraries in England (2013). London: Department for Culture, Media & Sport. Disponible en: <https://www.gov.uk/government/publications/an-independent-review-of-e-lending-in-public-libraries-in-england?utm_source=WhatCountsEmail&utm_medium=OCLC%20Abstracts%20Test%20Group%203&utm_campaign=OCLC%20Abstracts>. [Consulta: 29 abril 2013].
Cómo actúan los países de nuestro entorno ante el reto de diseñar políticas de préstamo digital en las bibliotecas públicas? En este documento tenemos un buen ejemplo aplicado en Inglaterra.
Se trata de un documento muy bien pautado donde se explican las conclusiones de un grupo de trabajo intersectorial para redactar consejos a la hora de poner en marcha un servicio de préstamo digital en las bibliotecas públicas.
Se parte del problema que los editores no acaban de dar luz verde al préstamo de libros electrónicos en las bibliotecas públicas porque creen que éste desequilibraría el sector y repercutiría disminuyendo sus ventas.
Principalmente, se expone el miedo por parte de este sector a que la facilidad de acceder al libro digital haga la compra innecesaria (la "falta de fricción" comparándolo al préstamo físico). El desconcierto por parte de los sectores es evidente y Cristóbal Urbano lo explica perfectamente en su post en Blok de BiD1.
Para escuchar y atender estos miedos creados en todas partes entre el sector editorial y el bibliotecario, Inglaterra reunió este equipo que ofreció unas consideraciones interesantes. La alternativa a la falta de consenso la ven como una amenaza: no situarse en la línea de partida del libro electrónico en la biblioteca puede dar vía libre a los gobernantes a emprender cierres y recortes presupuestarios en las bibliotecas. Unos servicios que no innovan ni están en la línea de lo que los usuarios demandan, son unos servicios que peligran. Por tanto, proponen algunas recomendaciones:
- El préstamo de libro digital debe emular, tanto como sea posible, el del préstamo impreso. El préstamo se debe ofrecer de forma gratuita al usuario.
- El usuario debe poder solicitar el préstamo de forma remota.
- Cada copia de un libro digital debería prestarse sólo a un lector, emulando también el préstamo físico. Por tanto, habría que pactar aquí el número de copias que permite cada libro.
- Se debe considerar que las copias digitales también tenderán a deteriorarse y habrá que prever una nueva compra después de un cierto número de préstamos.
- Atender las leyes de los derechos de autor del préstamo digital o extender las que imperan en el mundo físico también al libro digital, los audio y e-audiobooks.
Un país referente como Inglaterra reconoce disponer de muy poca investigación en la materia del préstamo digital. Han apostado por la experimentación de forma conjunta: libreros, bibliotecarios y pequeños y grandes editores. Todos estos sectores han decidido tomar parte de un experimento en las bibliotecas. Este paso es fruto de otras colaboraciones exitosas como la 'World Book Night'2, la 'Books on Prescription'3 o 'Crime Writers Fiction Promotion'. El objetivo: disponer en 2014 de un acuerdo nacional por el préstamo digital.
Un tema destacado es la importancia de tener un ojo puesto en otros países del entorno. En este sentido, es muy recomendable el benchmarking del informe final4 de marzo de 2013 (coetáneo pues en el informe que nos ocupa) del Ministerio de Cultura y Comunicación de Francia. Podemos leer las estrategias detalladas de países como Suecia, Alemania, España, Países Bajos o Norteamérica.
En el caso español hay una extensa información sobre los diferentes modelos de plataformas tecnológicas. Desde el modelo Libranda, que dispone del acuerdo de 140 grandes representantes editoriales, al modelo de la empresa Odilo TK que asegura la prestación técnica de forma independiente de la de los contenidos. También da información de XeBook que abre la participación en las redes 2.0, Galicia eBooks u otras plataformas abiertas al gran público como Koomic, Musa, 24symbols o Neotake.
La oferta de títulos digitalizados se eleva a 12.000, lo que es evaluado como precario por los bibliotecarios.
En el artículo del ministerio francés, se muestra el efecto de la crisis económica, la falta de presupuestos y la legislación inadecuada como factores que ponen en crisis un desarrollo rápido y ágil de la edición digital.
Volviendo al informe inglés que nos ocupa, es interesante destacar la composición del comité que ha de alcanzar el objetivo de consenso político nacional: un emprendedor-editor, el Presidente de la Asociación de Bibliotecarios, un responsable de la British Library, un responsable de una gran editorial, un librero y un autor.
Se mencionan buenos augurios respecto a la complicidad a la hora de diseñar políticas de préstamo de forma conjunta con los editores: la opción del 'compra ahora' después del regreso de un préstamo se demuestra como una buena opción, que incluso puede beneficiar a los pequeños libreros o proveedores.
Para las bibliotecas, queda claro que el interés es llegar a nuevos usuarios y facilitarles los servicios de forma virtual. Por los editores, tener pruebas de mercado de lo que puede interesar a los clientes. A la vez, los libreros locales pueden tener una plataforma de promoción que les haga sostenibles.
Cabe destacar de la experiencia inglesa, la búsqueda de una estrategia común con todos los sectores involucrados. No son los únicos que han hecho esta apuesta: en Quebec también lo han hecho así y disponen de una plataforma única5 que engloba los intereses de libreros, editores y bibliotecarios. En la línea de salida del préstamo digital, hay muchos países. Habrá que ver cuáles son los obstáculos de la carrera y como se van esquivando.