El poder de la lectura. Read on. Get on. campaign

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Joan Badia i Pujol
Catedrático de Lengua y literatura catalana de enseñanza secundaria


Lawton, Kayte; Warren, Hollie (2015). The power of reading: how the next government can unlock every child’s potential through reading: Read on. Get on. London: Save the Children. 18 p. Disponible en: http://readingagency.org.uk/news/The%20Power%20of%20Reading%20low%20res%... [Consulta: 28/02/2016]


El informe The power of reading: how the next government can unlock every child’s potential through reading es uno de esos papers ingleses que tanto admiramos desde aquí, porque contiene datos y conclusiones (a partir de los datos), que permiten a un gobierno tomar decisiones basadas en evidencias (en pruebas fehacientes). El informe ha sido promovido por la asociación Save The Children con el objetivo de llamar la atención sobre las consecuencias que tiene el hecho de no dominar la lectura a los 11 años, es a decir, al final de la primaria.

En el año 2014 un grupo de organizaciones, preocupadas por los bajos resultados en lectura entre los jóvenes y los niños, lanzó una campaña bajo el lema Read on. Get on (que quizás podríamos traducir por “Continúa leyendo. Adelante!”). Esta campaña tenía una base en un manifiesto titulado Vision for Literacy 2025, firmado por 19 organizaciones dedicadas a acrecentar el nivel de lectura en Gran Bretaña. Y, al mismo tiempo, la campaña era promovida por una coalición, The Fair Education Alliance (“Alianza por una educación justa”), que tenía el compromiso de reducir la diferencia de resultados escolares entre niños y jóvenes de ambientes desfavorecidos y de ambientes más acomodados. Una campaña, pues, con un amplio apoyo de organizaciones privadas y de ONG preocupadas por la igualdad y la superación de los efectos de la pobreza sobre la educación de niños y jóvenes.

Conocido el contexto de partida, ¿qué encontramos en el informe The Power of Reading? Consta de tres partes, precedidas de una introducción (donde se detallan los aspectos básicos del contexto) y de una conclusión, que resume las principales propuestas.

  1. En la primera parte se hace un alegato a favor de la importancia de una educación temprana (educación infantil, para nosotros) y su impacto en el desarrollo de las habilidades lectoras. Detalla cómo puede alcanzarse el objetivo nuclear de que cada niño consiga un buen nivel lingüístico a los cinco años de edad. Basándose en diversos estudios bastante recientes, se argumenta que si queremos lectores capacitados a los 11 años de edad (al final de la primaria), debemos velar porque su nivel de dominio de la lengua en general sea adecuado, sobre todo en vocabulario, a los cinco años de edad –nivel que no se consigue en amplios sectores de la población británica, especialmente en los medios más desfavorecidos. Y por eso, es preciso poner el foco, primero, en el contexto familiar, del que se resaltan, entre otros, los factores básicos del comportamiento y de la salud, además de factores estructurales (como la edad de la madre, los estudios de los padres o el tamaño de la familia). Sobre los primeros factores (comportamientos y salud) es posible incidir mediante políticas públicas; sobre los segundos, ya es más difícil. Y en segundo lugar, es preciso centrarse en la educación infantil. Diversos estudios longitudinales, con muestras amplias, demuestran que en Gran Bretaña la calidad de este nivel educativo no es muy alta (o “tiene un amplio margen de mejora”). Por eso se proponen medidas concretas, como que los educadores tengan un mayor nivel de titulación universitaria (grado en educación infantil) y específicamente formación en lenguaje y comunicación infantil.
     
  2. La segunda parte está dedicada a la mejora del desarrollo del lenguaje en la primera infancia. Y se describen medidas muy interesantes, que llevan a hacer tres recomendaciones al Parlamento y al Gobierno recién elegido el año 2015:

    Recomendación 1: Asegurar que en el año 2020 cada escuela de educación infantil (“nursery”, escuelas para niños de 1 a 5 años de edad) estará dirigida por un graduado en educación infantil, priorizando sobre todo las escuelas que se encuentran en zonas más desfavorecidas. (He aquí un problema de titulación universitaria que, al menos, nosotros tenemos resuelto.) Se asegura que una más alta titulación universitaria será señal de mayor calidad en este nivel educativo. Se propone que el Gobierno destine el dinero necesario, ya que los salarios entre un director graduado y un no graduado son importantes, además de la formación necesaria para conseguir que los no graduados puedan graduarse. El grado en Educación Infantil es relativamente reciente en Gran Bretaña y los que lo poseen tienen la dificultad de no poder ejercer en Primaria, obstáculo que el informe solicita que se elimine.

    Recomendación 2: Asegurar que en cada escuela infantil haya al menos un especialista o profesional (no graduado) con una formación cualificada en lenguaje y comunicación infantil. Se detalla cómo es esta formación y las dificultades que hay para disponer de estos profesionales, que deberían permitir, sobre todo, reconocer los problemas lingüísticos y de comunicación de los niños y proponer soluciones.

    Recomendación 3: Introducir mejoras para el personal mediante un aumento de la dotación extra para escuelas de educación infantil con graduados en Educación infantil. Es decir, se propone incentivar la contratación de profesorado graduado en Educación infantil mediante el aumento de la dotación para los centros que contraten maestros con esta titulación, especialmente para los niños de 3-4 años de edad y de las zonas más deprimidas. Se calcula que, en total, harían falta unos 170 M de libras (unos 220 M €).

    En este punto el informe llama la atención sobre el papel crucial que tienen los servicios de salud y de familia para mejorar las competencias lingüísticas de los niños y adolescentes. Se insiste en que el Gobierno se dote de los mecanismos necesarios para relacionar estos servicios con el de educación a todos los niveles, desde el local hasta un ministro transversal que coordine toda la actuación. Una buena coordinación entre los diferentes servicios traerá como consecuencia una mayor atención a las familias y a la salud de los niños, lo que repercutirá en mejoras en el habla y en las capacidades lingüísticas.

    Este segundo apartado es el que necesitaría más recursos económicos públicos, según los autores del informe.
     

  3. La tercera parte hace referencia a la mejora de la lectura en la escuela primaria. Después de una amplia consideración sobre los mejores métodos para el aprendizaje de la lectura y la necesidad de guiarse por investigaciones y evidencias que indiquen las mejores estrategias, se hacen también tres recomendaciones al Gobierno y al Parlamento:
  • Capacitar a las escuelas y a los maestros con estrategias basadas en evidencias sobre la enseñanza de la comprensión lectora. Un vez que los niños han aprendido a descodificar palabras y frases (aprendizaje mecánico de la lectura), es preciso asegurar la comprensión de lo que se lee. Por eso el informe recomienda que se pongan a disposición de las escuelas de manera asequible los resultados de las investigaciones sobre las diferentes estrategias. Y se solicita hacer llegar estos resultados a escuelas, asociaciones profesionales y sindicatos de enseñantes y a todo el profesorado.
     
  • Formar una nueva generación de especialistas coordinadores del área de lenguaje en las escuelas. Se describe con bastante detalle las tareas que deberían poder llevar a cabo estos coordinadores, así como la necesidad de facilitarles una formación específica. También se informa sobre posgrados o cursos específicos que se están preparando desde diversas instancias para estos futuros coordinadores. (Por ejemplo, desde la National Literacy Trust y desde Teachers Leaders.).
     
  • Asegurar un apoyo más consistente para los alumnos desfavorecidos que quedan atrás. Esta es una de las tesis centrales del informe: es necesario hacer más para los que no pueden seguir a causa de dificultades económicas y sociales (niños que viven en contextos desfavorecidos o económicamente deprimidos; en familias desestructuradas...). Estos alumnos muchas veces no disponen de libros en casa, no tienen acceso a la diversidad de textos que pueden tener los niños de contextos más acomodados, no tienen modelos próximos (padres) para imitar... Las consecuencias de no leer bien a los 11 años se extienden a la secundaria y a la edad adulta.

Uno de los apartados más interesantes del informe es el que se refiere a la importancia de leer por placer. Leer regularmente por placer entre las edades de 10 y de 16 años tiene un efecto positivo en el vocabulario de los niños, en su capacidad por escribir y en las competencias en matemáticas, leemos en la p. 14. Se solicita la revisión de la práctica de educar a leer por placer y el papel de las bibliotecas escolares. Pero también se señala que es importante qué pasa más allá de las puertas de la escuela. Y aquí tienen un papel clave las bibliotecas públicas. Por eso, un reto importante para las bibliotecas es identificar nuevos caminos para atraer a los niños que no utilizan regularmente las bibliotecas. De ahí la campaña Read on. Get on.

En síntesis, el informe The Power of Reading es un documento interesante para ser leído por todas las personas interesadas en la mejora de la política educativa sobre la lectura, conscientes que una mayor competencia lectora permitirá ofrecer a la ciudadanía más oportunidades para una vida mejor. El documento identifica los puntos clave donde es preciso incidir: la educación infantil, tanto escolar como familiar, y la educación primaria. Y propone una serie de medidas para el nuevo Gobierno británico para conseguir objetivos muy concretos el año 2025.

En Cataluña, el Govern de la Generalitat promueve, a través del Departament d’Ensenyament una serie de campañas para la mejora de la lectura y de la escritura. Pero no hemos sabido ver ni objetivos concretos, ni plazos, ni evaluación de resultados de estas campañas. Hay muchos recursos disponibles, tanto para el profesorado como para las familias; del Departament y de otras entidades o fundaciones (por ejemplo, el programa Lecxit, hecho conjuntamente con la Fundació Bofill). Sin embargo, continúa faltando un punto de referencia que unifique investigaciones, datos, recursos y resultados, porque la visión dispersa que suscita el montón de iniciativas no ayuda a clarificar el panorama.

Sería deseable que el nuevo Govern, que quiere construir un nuevo país, entendiera que la lectura y la comprensión lectora –es decir, conseguir que los ciudadanos lean y entiendan lo que leen– son la base de una ciudadanía crítica y de un país más culto y más avanzado en todos los sentidos.

¡Leer sí que realmente es una estructura de Estado!