Susan Kroll and Rick Forsman. 2010. "A Slice of Research Life: Information Support for Research in the United States." Report commissioned by OCLC Research in support of the RLG Partnership. Published online at: http://www.oclc.org/research/publications/library/2010/2010-15.pdf
Recientemente en otros foros se ha venido comentando el creciente desapego que existe en la actualidad entre los investigadores/profesores y la biblioteca universitaria. El investigador actual parece que ya no necesita a la biblioteca y la biblioteca, en su enésima crisis de identidad, parece que debe buscar nuevas competencias y servicios que ofrecer a éstos usuarios para su supervivencia. Este alejamiento, independientemente de las razones que lo han producido, no es exclusivo de España ya que en otros países se está produciendo una situación análoga (parece que es una preocupación común) por lo que se elevan las voces que ven necesario el volver a tender puentes entre bibliotecarios e investigadores. Para ello es necesario conocer exactamente a que dedican su tiempo nuestros investigadores y precisamente en este tema se centra uno de los últimos informes de la OCLC titulado "A Slice of Research Life: Information Support for Research in the United States".
Este informe, de interés para todos aquellas bibliotecas que prestan cobertura a la investigación, se concentra esencialmente en intentar desvelar cuales son las herramientas y servicios que se pueden proveer a los investigadores durante todo el ciclo de la investigación científica. Por ello su objetivo esencial es tratar de detectar cuales son las necesidades exactas de los investigadores de diversas disciplinas y para ello no solo se basa en la revisión de la literatura científica sino, fundamentalmente, en una serie de entrevistas mantenidas en cuatro instituciones relevantes de Estados Unidos (Cornell University, Ohio State University, Vanderbilt University and University of Washington) con investigadores, estudiantes, gestores de investigación, etc... Por tanto no trata tanto de indicarnos que podemos hacer de nuevo, sino de conocer o descubrir las necesidades actuales para así después saber donde se puede actuar y plantear soluciones eficaces.
El informe recopila, por tanto, las opiniones directas de diversos actores de la ciencia y éstas nos las presenta la OCLC clasificadas en la siguientes áreas o temas donde a priori las bibliotecas podrían colaborar o ser de utilidad: 1) informar sobre oportunidades de financiación, 2) gestión de la propiedad intelectual, 3) búsqueda de colaboradores científicos, 4) gestión y almacenamiento de documentos y datos, 5) análisis de datos, 6) mejora de las habilidades en recuperación y gestión de la información, 6) selección de revistas y canales alternativos de publicación, 7) ayuda en los procesos de promoción y, por último, 8) gestión de pre-prints y post-prints.
En cuanto a los resultados, que están directamente relacionados con las respuestas que nos dan los investigadores, parecen que no juegan demasiado a favor de las bibliotecas universitarias. En principio en la mayor parte de las tareas señaladas los investigadores se desenvuelven con naturalidad y cuando no es así tienen habilidad para resolver sus problemas por sí mismos por lo que, finalmente, parecen no necesitar demasiada ayuda, más allá de la colaboración o consulta puntual, lo que no deja de ser un poco desalentador para ese posible viraje o cambio de planes de la nueva biblioteca universitaria. El único aspecto donde parece existir una mayor preocupación, y en el que se incide constantemente, es en el tema de los datos y su gestión, una cuestión para la que sí necesitan y reclaman mayor ayuda por parte de sus facultades.
Sin embargo lo que me parece más desalentador, según se desprende del documento, y esto tiene que ver con ese desapego del que hablábamos en el primer párrafo, es que los entrevistados ni conocen ni reconocen el trabajo de las bibliotecas y además no tienen demasiado claro lo que la biblioteca les puede ofrecer es más, ninguna persona de las entrevistadas ha señalado que han visitado las bibliotecas. En cualquier caso tampoco hay que tomarse el informe dramáticamente ya que la muestra de entrevistados era pequeña y estaba muy condicionada geográficamente y eso se refleja en las conclusiones: vagas y sin soluciones finales. Por tanto este breve informe hay que leerlo más como una advertencia, un toque de atención a tener en cuenta a la hora de construir esos nuevos puentes con nuestros viejos usuarios los investigadores.