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Los profesionales de la información en el 2050

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Tony Hernández-Pérez
Departamento de Biblioteconomía y Documentación
Universidad Carlos III de Madrid


Marchionini, G., & Moran, B. B. (Eds.). (2012). Information Professionals 2050: Educational Possibilities and Pathways. June 4-5, 2012 (p. 157). Chapel Hill: School of Information and Library Science. Recuperado de: <http://sils.unc.edu/sites/default/files/publications/Information-Professionals-2050.pdf>. [Consulta: 30 enero 2013].

Future Librarian

¿Por qué definimos nuestra profesión por el lugar en donde trabajamos en vez de por las habilidades que tenemos? ¿Qué hará el profesional de la información cuando los recursos sean de libre acceso y no estén en las estanterías de su centro? ¿Qué papel jugará el bibliotecario en ese entorno? Google y medios sociales como Facebook han roto las reglas del juego. ¿Cómo serán las salas de lectura para estos niños? ¿Serán salas de lectura? ¿Cómo serán los perfiles de estos usuarios? ¿Qué necesidades de información tendrán? ¿Qué contenidos deben empezar a enseñar las Escuelas de Información y Biblioteconomía (i-school) para estar preparados en el futuro?

No, no se trata de un ejercicio de ciencia ficción. La idea no era tanto adivinar qué se puede esperar en la profesión en el 2050, una tarea que todos reconocieron imposible dada la magnitud y la rapidez con la que se producen los cambios en la sociedad, como reflexionar sobre qué y cómo reestructurar la formación de los profesionales de la información en función de las tendencias actuales, que marcan el camino que nos está conduciendo hacia esa fecha.

La School of Information and Library Science de la University of North Carolina at Chapel Hill (SILS-UNC) organizó en junio de 2012 con motivo de su 80 aniversario unas jornadas de reflexión sobre los profesionales de la información en el 2050 en la que intervinieron unos veinte profesionales y académicos de amplio prestigio entre los que se encontraban L. Dempsey, vicepresidente de OCLC, M. Breeding, director de Innovative Technologies and Research, Vanderbilt University Libraries, D. Smith, cofundador de Ebsco o E. Liddy, de la Universidad de Syracuse. Con los textos de los ponentes y un resumen de los paneles de discusión editaron este libro que se puede encontrar en acceso abierto.

El libro está dividido en cuatro partes, una por cada panel en que se dividieron las conferencias: tendencias en educación; tendencias en archivos y bibliotecas; tendencias en la industria de la información y tendencias en el campo de la información pero los asuntos más tratados fueron, sin duda, la necesidad de fomentar en las i-schools las actitudes emprendedoras para crear nuevos productos, nuevos sistemas y nuevos servicios.

El emprendedor se define como alguien que incrementa el uso de recursos infrautilizados. ¿Es eso lo que hace hoy un profesional de la información? Hasta ahora la naturaleza esencial de las bibliotecas ha sido históricamente la de instituciones que recopilan recursos e información. Una actitud emprendedora implica no sólo recopilar sino incrementar su acceso y su uso así que las escuelas deben establecer mecanismos para garantizar que tanto profesores como alumnos sea gente creativa, capaz de asumir riesgos, de resolver problemas y de demostrar el valor de los servicios de información.

De lo institucional a lo personal: la importancia de los datos

Al igual que en otros sectores, la educación también está viéndose sometida a procesos de cambios disruptivos del que los Massively open-online courses (MOOCs) son apenas la semilla: las universidades seguirán ofreciendo programas de estudio y oportunidades de alta calidad educacional, pero las tecnologías permitirán pasar de un modelo de educación de producción en masa a un modelo de aprendizaje personalizado en el que las universidades tendrán que competir con nuevos actores, empresas y organizaciones, que serán capaces de ofrecer también cursos de alta calidad fuera de las universidades y que podrán ser reconocidos.

El paso de lo institucional a lo personal tendrá también efectos en el mundo de la industria de la información. Para algunos participantes, uno de los grandes cambios que veremos será el desarrollo de fuentes de conocimiento personal y de conocimiento compartido (crowdsourcing). Los individuos construirán sus propias bases de conocimiento que podrán compartir con otros. Ya existen dispositivos que nos permiten capturar mucha información así que cada uno será capaz de monitorizar su salud personal, el medioambiente en el que vive, etc. y con ello construir un repositorio de conocimientos personal sobre el tema. Esos repositorios los podrán compartir, con médicos, con entrenadores… o en ellos podrá volcar información de otros siempre y cuando se cumplan las condiciones que cada uno establezca.

Dos de los temas que se trataron en varias sesiones fueron el del acceso abierto y el de Big Data, que han generado la "fiebre del oro de la edad de la información", según Cathy Marshall, de Microsoft Research. Marshall hizo una exposición de un proyecto de investigación sobre el análisis de grandes cantidades de datos de Twitter para demostrar la importancia que deberíamos darle al análisis, al tratamiento, depuración (curación) y visualización de los datos, así como para resaltar el rol que deben jugar los profesionales de la información en este área asegurando la validez, la confianza y las garantías de privacidad en el uso de estas grandes colecciones de datos.

Ahora disponemos de numerosos medios y aparatos para recolectar datos sobre nuestro entorno, nos movemos de un documento relativamente estático a uno más informacional1, así que hay que aprender cómo manipular y analizar datos: bases de datos, métricas, estadísticas, visualización, etc. Con tantos datos es necesario crear mejores formas de crear valor social en los servicios de información y bibliotecas.

Charles Lowry, de la Association of Research Libraries, habló sobre la importancia creciente de los materiales en acceso abierto y planteó la cuestión de qué deben hacer los profesionales para asegurar ese acceso abierto, y a la vez, ¿qué harán estos profesionales cuando esos materiales ya no estén en las estanterías de sus bibliotecas? Marshall Breeding resaltó la importancia sobre la necesidad de maximizar la apertura de contenidos, pero diseñando soluciones que permitan la existencia de modelos de negocio de los que dependen servicios importantes para que todos los entornos de información sean sostenibles.

La formación de los profesionales de la información y la importancia de la confianza

Anne Caputo, de Dow Jones & Company, señaló cinco grandes tendencias con las que deberíamos acostumbrarnos a convivir: la globalización de los mercados, del comercio, de los viajes y de la información; el aumento de la competencia, de empresas que están lejos de nuestra localidad pero también de pequeñas empresas que aparecen casi de la nada o que incluso no parecían tener nada que ver con nuestro sector; la aparición continua de innovaciones y tecnologías disruptivas, que provocan cambios muy rápidos en las reglas de juego de cualquier sector; la desintermediación, en la búsqueda de información, en la adquisición de productos o servicios; y la existencia de mercados en dificultades.

En el panel de discusión de la sesión sobre la industria de la información se reconoció que los usuarios se han beneficiado de la desintermediación en la búsqueda de información pero al coste de tener saturación de información, puesto que nos hemos movido de una situación de escasez de información a una de abundancia de información. Las i-schools tienen la oportunidad de formar a expertos para ayudar a los clientes a hacer frente y a superar la sobrecarga de información. Y se destacó que no se trata sólo de recolección y recuperación de información, sino de la gestión de nuestros activos e identidades digitales y para eso es necesario formar a las comunidades, cada vez más diversas, cada vez más multiculturales.

Los ponentes se mostraron de acuerdo en que las tecnologías son simplemente un medio para llegar a un fin. Saber programar ayuda a encontrar el primer trabajo, pero no es una habilidad esencial para todos los graduados: resulta más importante saber evaluar las tecnologías, saber qué tecnología se puede utilizar en cada ocasión. No se trata de formar gente que gestione servidores, aseguren la seguridad de la red o sean ingenieros de software, sino que deben desarrollar servicios de valor añadido basados en las plataformas que existan en cada momento. Así identificaron varias habilidades necesarias para triunfar en este entorno tan cambiante: dominio de las TIC, conocimiento de los derechos de autor y de la propiedad intelectual, así como conocimiento y habilidades de algún dominio específico. No se trata tanto de conocer una tecnología en particular como de comprender cómo esa tecnología puede ayudar a conseguir lograr los objetivos de una organización o de un cliente.

Si bien no existió consenso sobre si la sobreabundancia de información es o no un problema, sí existió unanimidad casi total respecto a que la gente busca información y fuentes en la que poder confiar y en eso sí se reconoce hoy un problema: encontrar las fuentes y los recursos en los que confiar. Hay muchas formas de buscar confianza, una de ellas son los sistemas de recomendaciones: desde las redes sociales a los sistemas como los de Amazon. Los profesionales de la información deberían lograr ser vistos como una fuente de confianza, capaces de proporcionar recomendaciones fiables sobre conjuntos de datos (datasets), sobre trabajos publicados, y, en general, sobre fuentes de información. Los profesionales deben implicarse en todo el ciclo de producción de información, desde su creación hasta su preservación. Y eso significa que deben implicarse también en la administración de datos.

Igual que los cursos online o los Massive Open Online Courses (MOOCs) están modificando la forma de acceder a la enseñanza, cuando el conocimiento pueda ser accedido a través de las redes la diferenciación entre un proveedor comercial de conocimiento y una biblioteca será cada vez más borrosa. Las bibliotecas deben lograr ser reconocidas como la fuente fiable para un conocimiento específico de algo y lo lograrán mediante la federación con otras bibliotecas.

Outside in vs inside out
 

Dempsey, de OCLC, remarcó algunas tendencias estratégicas sobre las que hay que insistir: la búsqueda unificada, que los usuarios no tengan que ir a distintos entornos para realizar una búsqueda, que lo tengan todo en un sitio. Dempsey explicó que el descubrimiento de información por parte de los usuarios puede ocurrir en cualquier lugar, por eso es necesario configurar "resolvedores" con Google, con Mendeley o con PubMed. Y resultará especialmente importante cambiar el modelo outside-in, en el que se compran o adquieren licencias de materiales para hacerlos accesibles, por el modelo inside-out, que consiste en sacar de las bibliotecas las colecciones especiales, los preprints o los materiales de aprendizaje para que los descubran otros.

El vicepresidente de OCLC insistió también en la importancia de las redes sociales, ya que la gente es un punto importante de entrada a los espacios de información: los buscadores ordenan resultados en función de donde estamos o donde han hecho clic antes quiénes son detectados como nuestros amigos, hacemos clic porque lo vemos en las redes sociales de nuestros amigos, etc. Por eso, cuanto antes aprovechemos nuestro conocimiento sobre redes sociales, blogs, wikis y otras plataformas, antes podremos utilizar estos mecanismos para exponernos a información que ha sido tratada por otras personas de nuestra red e incrementar así nuestras bases de conocimiento. Si comprendemos sus contextos y pasiones podremos determinar cuándo sus recomendaciones son más fiables e incrementar nuestro retorno de atención aprovechando la información que nos recomiendan, y filtraremos mejor el conocimiento relevante.

Para Dempsey, muchos de los procesos de la biblioteca se externalizarán y/o se consorciarán: la gestión de las colecciones impresas, cuyos espacios se dedicarán a una mayor interacción entre los usuarios y entre los usuarios y los profesionales, más que a la interacción entre los usuarios y las colecciones; la selección de recursos; la adquisición de recursos o la preservación digital, que también se gestionarán de forma colaborativa o se externalizarán.

Y se seguirá produciendo la transición acelerada de lo impreso a lo digital, de lo comprado a lo licenciado para materiales outside-in. A cambio, los profesionales de la información tendrán que tener una mayor implicación con los procesos de aprendizaje y de investigación, un incremento en el apoyo a los ciclos de producción y uso del ciclo de vida de la información. Los profesionales tendrán que acostumbrarse a que hay que dar soporte, hay que dedicar mucho más tiempo a los usuarios que a las colecciones o a los productos.

El papel de las universidades

Las universidades seguirán marcando la pauta respecto a lo que hay que aprender y lo que hay que saber para que a alguien le reconozcan un título que demuestre su capacidad para hacer algo, pero las universidades no tendrán control sobre los medios y las estrategias para adquirir ese aprendizaje, que pasarán de lo institucional a lo personal. Las universidades jugarán un papel cercano al del agregador y validador del aprendizaje y los logros de los estudiantes. Más que clases serán "experiencias de aprendizaje" en donde cada alumno dispondrá de un Expediente Personal de Educación, construido en función de experiencias de aprendizaje formales e informales de muy distintas instituciones y de muy diversa naturaleza.

Los cursos se desempaquetarán, será todo más abierto y la flexibilización de las estrategias de aprendizaje, más basado en la adquisición de competencias que en la tiranía del crédito/hora, permitirá centrar más la atención en la evaluación de los resultados del aprendizaje que lleve a cabo cada cual. El aprendizaje será cada vez más social y quizás veamos salas de estudio virtuales, de profesores y alumnos, que podrán "ser parte" de la colección de la biblioteca digital, por lo que la biblioteca estará mucho más implicada en la creación y compartición de conocimiento.

La reputación y la credibilidad de las instituciones educativas estarán entonces más relacionadas con sus labores de asesoría, de agregación de cursos y, sobre todo, con el mercado de las credenciales de aprendizaje con los procesos validación de los logros de un estudiante. Esto requerirá un esfuerzo para las Escuelas de Información y Biblioteconomía (i-schools) que pasa por adoptar una postura emprendedora hacia la educación de los profesionales de la información que incluya, como hace ya la i-school de la Universidad de Syracuse, no solo formación sobre cómo crear empresas sino incluso creando empresas para, por y con los alumnos y profesores.

Para la mayor parte de los ponentes, los servicios esenciales en bibliotecas y archivos seguirán siéndolo en 2050: conectar contenidos y usuarios, conectar el conocimiento de unas personas con el de otras y organizar, proporcionar acceso, custodiar y preservar recursos de información intentando garantizar el acceso universal, la diversidad de pensamientos y la libertad intelectual. La biblioteca deberá seguir siendo el lugar en donde se ofrezcan respuestas a las necesidades de formación y de información de muchos usuarios. Pero, sobre todo, los profesionales deberán aprender a ser emprendedores, a crear valor, a implicarse mucho más con sus comunidades. Como dice Dempsey: "Librarians have to be able to tell good stories".


1 Se utiliza el término "informacional" en el sentido que se hace en Castells, Manuel. The Rise of the Network Society. Malden, MA: Wiley-Blackwell, 2010. "Informational activities are activities where productivity is maximized through the use of knowledge, gathered and diffused through information technologies".