Añadir nuevo comentario

Biblioteca Popular: la esperada tercera biblioteca de la red mataronesa

Versión para impresiónVersión para impresión

Maite Comalat
Facultat d’Informació i Mitjans Audiovisuals
Universitat de Barcelona (UB)

Eli Ramírez
Biblioteca La Bòbila
L’Hospitalet de Llobregat


Biblioteca Popular. Carrer d’en Palau, 18. 08301 Mataró.


Biblioteca Popular a Mataró

Con la voluntad de seguir dando a conocer las diferentes bibliotecas que se han ido inaugurando por toda Cataluña, nos acercamos a la capital del Maresme, a Mataró, donde el 9 de julio de 2022 se inauguró la tercera biblioteca de la ciudad, situada en el edificio donde se encontraba la antigua Biblioteca Popular de la Fundació Iluro. 

Mataró empezó a cumplir con lo que definía el Mapa de la Lectura Pública cuando en 1997 inauguró la biblioteca Pompeu Fabra y, 16 años después, la Biblioteca Antoni Comas (2013). Con esta tercera biblioteca completa los equipamientos que debe tener para dar servicio a los casi 130.000 habitantes de la ciudad (129.870 según el INE). 

Es un hito importante para los mataroneses, y una muy buena noticia porque se ha podido llegar a completar el servicio bibliotecario de la ciudad. Pero ¿es este el final? Según palabras de la directora de la Pompeu Fabra y de la red del Maresme, Irene Feliu, todavía no porque «se detecta la necesidad de ofrecer servicio a la zona norte de Mataró. Por tanto, uno de los principales retos (…) es crear en el futuro una cuarta biblioteca en el municipio que dé servicio a estos territorios». No obstante, el objetivo inmediato es «consolidarnos como una gran red de cohesión social, transmitir cultura y conocimiento a toda la ciudadanía y trabajar de manera coordinada siendo una misma organización bibliotecaria con diferentes puntos de servicio en la ciudad».

La Biblioteca Popular es la heredera de la Biblioteca Popular, creada en 1929 por la Caixa d’Estalvis de Mataró, que destacó no solo a nivel local sino que, en poco tiempo, se convirtió en la biblioteca popular más bien dotada «de todas las bibliotecas populares de Cataluña, y quizás de España» (Pere Tió i Casas. La Biblioteca Popular fundada per la Caixa d’Estalvis de Mataró (1929)..., p.12). En 2012, la Caixa d'Estalvis Laietana se convirtió en una fundación privada que, bajo el nombre de Fundació Iluro, impulsa diversas iniciativas sociales, deportivas y culturales de la ciudad. 

La nueva Biblioteca, como integrante de la Xarxa de Biblioteques Municipals de la Diputació de Barcelona, fue adaptada a las necesidades y servicios actuales. Maria Delmàs, directora de la Biblioteca, apunta que «se reformaron los espacios para darles un uso más flexible y dinámico y que fueran capaces de satisfacer las necesidades de usuarios de todas las edades». Así pues, la Biblioteca tiene una sala de actos, una área infantil con zona de pequeños lectores, área joven e, incluso, dos espacios de apoyo, uno de ellos ubicado en la entrada y que sirve también como punto de recogida de las inquietudes y propuestas de los usuarios. 

La respuesta de la ciudadanía ha sido muy positiva y la directora destaca la buena acogida que ha tenido entre los usuarios que «valoran mucho la oferta de actividades, la adquisición constante de novedades editoriales y los nuevos espacios». La Biblioteca actual, afirma Delmàs, «debe jugar un doble rol, de polos opuestos. Por una parte, debe ser un espacio que facilite la conexión a la red a través de dispositivos varios, sean del propio usuario o de la Biblioteca. Esto significa no solo tener abundantes puntos de conexión sino también ofrecer una formación digital a los usuarios que lo necesiten. Por otra parte, y dado que somos una sociedad hiperconectada, es muy necesario también disponer de espacios que inviten a la desconexión total y la relación social. Por todo ello, en las nuevas bibliotecas hay que disponer de espacios y mobiliario versátiles».

Delmàs también destaca la importancia de la red bibliotecaria en la ciudad porque permite ampliar el abanico de servicios y actividades que una biblioteca, de forma individual, difícilmente podría ofrecer en la misma cantidad. «Ahora hay más clubs de lectura o más sesiones de bibliolabs, por ejemplo».

Como en muchas otras bibliotecas, el público adolescente es todavía un reto pendiente. «Hacen un uso muy concreto de ella: pasan la tarde, estudiando, haciendo trabajos o demandas puntuales de libros. Pero cuesta que se involucren en las actividades de la Biblioteca». Pero Delmàs valora muy positivamente acciones como, por ejemplo, las tardes de juegos de mesa que hicieron en verano, donde algunos adolescentes participaron. También identificaron algunas necesidades de madres con bebés para quienes se ha abierto un nuevo servicio que han denominado Biblioxics y que Delmàs define como «un espacio con libros y materiales adecuados para los más pequeños, donde pueden experimentar en familia y en un entorno tranquilo».

Después de prácticamente dos años en funcionamiento, las alianzas tejidas han ido dando sus frutos. Un ejemplo son los proyectos con el Consorci per a la Normalització Lingüística (CPNL) que, según destaca Delmàs, han incorporado las visitas a la Biblioteca como actividades habituales y también han hecho de enlace en actividades de Voluntariat per la Llengua. Al mismo tiempo, la Biblioteca ofrece un club de lectura fácil y, al inicio de los cursos del CPNL les explicamos en qué consiste y animamos a los nuevos alumnos a inscribirse. También ofrecemos sesiones de cuentos en inglés, en colaboración con una escuela de inglés de la zona». Diversas entidades ya utilizan sus instalaciones, pero la idea es poder llegar a más: «aunque ya trabajamos con una diversidad de agentes, es cierto que Mataró cuenta con un tejido asociativo importante. Uno de los objetivos para el año que viene es buscar alianzas con aquellas entidades y agentes con quienes todavía no hemos colaborado».

El papel de la comarca

Desde el primer día, la Biblioteca Popular se integró en la red de ciudad con las actividades y servicios que ya ofrecían las otras dos bibliotecas de la ciudad. «Aunque la mayoría de los ciudadanos estaban bien informados de la integración, también es cierto que al principio existía un poco de confusión. A menudo, los usuarios preguntaban si podían llevarse libros con el carnet de la Pompeu Fabra o de la Antoni Comas o si necesitaban un carnet especial. Al principio, hicimos mucha tarea informativa, de explicar que la nueva biblioteca era una biblioteca pública, de proximidad y con un fondo en consonancia con sus características», dice Delmàs. Pero no solo esto, la Biblioteca Popular también participa en los proyectos que la Pompeu Fabra, como central comarcal, lidera en el Maresme y a través de los cuales, afirma Irene Feliu, directora de zona, «se trabaja mucho el sentimiento de pertenencia».

Actualmente, el Maresme cuenta con 28 bibliotecas que forman parte de la Xarxa de Biblioteques Municipals (XBM) de la Diputació de Barcelona, a las que se le suma, tal y como destaca Feliu, la de Argentona, que todavía no pertenece a la XBM, pero que participa en algunos proyectos comarcales. A esta red hay que sumar los cuatro municipios que reciben servicios bibliotecarios móviles. Es, por tanto, un territorio bien cubierto al que, desde la Central se da todo tipo de apoyo. Feliu nos detalla algunas de estas tareas: «apoyo técnico, supervisión, información, coordinación de servicios, asesoramiento y aportación de criterios… pero además, también, existe la tarea de promover la cooperación de servicios y actividades de las bibliotecas de la zona». 

Esto ha hecho que, gracias a la tarea de los profesionales, las bibliotecas del Maresme lleven a cabo proyectos como «Tecnogirl Maresme» (con la Universitat TecnoCampus, para divulgar la ciencia y la tecnología entre estudiantes de secundaria y, especialmente, chicas para reducir la brecha de género), «Donem veu a la lectura» (para promocionar la lectura en voz alta a través de una gran cantidad y variedad de actividades), «Reculls Biblioteques Maresme» (guía para difundir la bibliografía específica sobre temáticas concretas y relevantes de la comarca. Siendo una muestra de las acciones, entidades y patrimonio a lo largo de los últimos 20 años), «Calendaris» (anuales y de sobremesa para dar visibilidad tanto a las bibliotecas como a las recopilaciones), «Festival Multipolar» (que coordina y unifica la programación de actividades de narración oral para adultos), etc. 

Estos proyectos, ya muy consolidados, son el resultado, tal y como explica Feliu, de trabajar de forma colaborativa y han permitido «sumar esfuerzos y capacidades para ofrecer un servicio de calidad». Y todas las bibliotecas trabajan para ofrecer esta calidad porque es el compromiso con la ciudadanía, pero hacerlo en red supone una gran ventaja, dado que «favorecemos la participación de todos los municipios indistintamente de sus recursos y sus posibilidades, podemos llevar a cabo proyectos con un mayor alcance y que, individualmente, no serían posibles. (...) Y, sobre todo, fortalecemos el tejido relacional entre todo el equipo de personas que forman parte de las bibliotecas del Maresme». 

Y los protagonistas de este servicio de calidad son los profesionales que ven «la necesidad continuada de formarnos para dar un servicio de calidad y adaptado a usuarios diversos. Porque aparte de disponer de espacios apropiados, colecciones actualizadas y desarrollar nuestras funciones alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), debemos velar porque la Biblioteca se mantenga como un lugar seguro, un agente de veracidad y que genere confianza social», afirma Delmàs.

El trabajo en red, con entidades y ciudadanos, ha permitido conocer las necesidades para poder ofrecer unos servicios de calidad, adaptados al contexto de cada uno de los municipios que, con los recursos adecuados, hacen que las bibliotecas de Mataró, y por extensión en el Maresme, formen parte activa de la vida de sus municipios.

Una muestra más de cómo «las bibliotecas de hoy en día van más allá de las bases esenciales (fomento de la lectura y la cultura, acceso al conocimiento, etc.). Por esto, hay que encontrar el equilibrio para que las bibliotecas sean, también, lugares donde se genera conocimiento, donde la creación como proceso es valiosa y donde el espíritu de comunidad es palpable en todo lo que se hace. Es decir, espacios comunitarios de primer orden donde todo el mundo tiene cabida», cierra Delmàs. 

 

Nota: Agradecemos especialmente la colaboración imprescindible para la elaboración de esta reseña de Maria Delmàs, directora de la Biblioteca, y de Irene Feliu Pou, responsable de la Red Urbana de Mataró. 

© Imagen inicial de Pere Masramon