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Servicios bibliotecarios de apoyo a la investigación en el entorno digital

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Ángel Borrego
Facultat de Biblioteconomia i Documentació
Universitat de Barcelona


Greenhall, Matt (2019). Digital scholarship and the role of the research library: the results of the RLUK digital scholarship survey. London: RLUK. 77 p. Disponible en: <https://www.rluk.ac.uk/wp-content/uploads/2019/07/RLUK-Digital-Scholarship-report-July-2019.pdf>. [Consulta: 19/03/2020].


El mundo anglosajón ha acuñado en los últimos años la expresión «digital scholarship» para referirse al uso de recursos digitales en la investigación académica. El informe que reseñamos define el término como «the increasingly diverse application of digital technology to scholarly activity, with a particular emphasis on ope nness, cross-disciplinary collaboration, and challenging traditional and established methodological norms» (p. 7). Se trata, pues, de un concepto amplio —sin un equivalente claro en castellano— que incluye la creación y mantenimiento de repositorios, la adquisición de colecciones digitales, la organización de exposiciones virtuales, la preservación digital, la gestión de datos de investigación, el apoyo al acceso abierto o el desarrollo de plataformas de descubrimiento.

Entre enero y abril de 2019, Research Libraries UK —una asociación de bibliotecas universitarias y de investigación británicas— distribuyó una encuesta entre sus 37 miembros para conocer la naturaleza de las actividades de este tipo que desarrollan, las infraestructuras, competencias y financiación necesarias para llevarlas a cabo, y las áreas potenciales de colaboración entre las bibliotecas en este ámbito.

Los resultados muestran que las bibliotecas británicas están familiarizadas con el término digital scholarship: la mayoría (78 %) tiene una definición de trabajo, si bien son definiciones imprecisas y lo suficientemente amplias para abarcar un extenso abanico de actividades. Parte de la dificultad a la hora de fijar una definición más precisa del término radica en el hecho de que los investigadores no lo utilizan, si bien están familiarizados con las actividades que engloba. El 41 % de las bibliotecas tiene un equipo o departamento que trabaja en este ámbito.

Las bibliotecas muestran confianza para desarrollar actividades relacionadas con las colecciones y su puesta a disposición de los investigadores en formato digital: más del 90 % realiza tareas de digitalización, asignación de metadatos, curación de contenidos, etc. Por el contrario, experimentan más dificultades a la hora de realizar actividades relacionadas con la conversión de datos de un formato a otro, el diseño de interfaces, la impresión 3D o la geolocalización. Estas últimas son actividades que desarrollan menos de la mitad de las bibliotecas encuestadas y es frecuente que sean servicios ofrecidos por departamentos ajenos a la biblioteca.

En este sentido, la biblioteca suele ser solo una de las diversas unidades dentro de la institución que ofrecen servicios de digital scholarship. En la mayor parte de los casos, los proyectos emergen de peticiones de los departamentos universitarios —especialmente en el ámbito de las humanidades digitales. Muchas bibliotecas están pasando de ser un proveedor de servicios a actuar como un colaborador más en el proceso de investigación. Ven la oportunidad de ocupar un nicho de mercado y cada vez dedican más espacio, personal y recursos a estas actividades como catalizadores de la colaboración con los investigadores.

La creación de servicios específicos de digital scholarship dentro de la biblioteca ofrece beneficios: otorga visibilidad al servicio, identificándolo como prioritario; ofrece una ventanilla única para comunicarse con los investigadores; incrementa las posibilidades de obtener un presupuesto propio; etc. Desde el punto de vista del personal encargado del servicio, las bibliotecas tienen dificultades para atraer trabajadores con competencias avanzadas en técnicas de visualización (88 %), análisis automático de textos (85 %), geolocalización (81 %) o estadística (69 %).

La financiación del servicio se sustenta, en la mayor parte de los casos, en el presupuesto general de la biblioteca (94 %) o en los proyectos de los investigadores que solicitan el apoyo de la biblioteca (81 %). En términos generales, se trata de una actividad novedosa y solo el 11 % de las bibliotecas ha llevado a cabo algún tipo de evaluación de su funcionamiento, si bien un 6 % adicional lo tiene en mente.

De cara al futuro, muchos participantes vislumbran un cambio en el rol de la biblioteca pasando de ser un proveedor de servicios a convertirse en un colaborador más en el proceso de investigación, participando en todas las etapas de su ciclo de vida, desde el diseño de los estudios hasta la publicación de los resultados. Existe la percepción de que estamos en un periodo de tránsito hacia la centralización de los servicios de apoyo a la investigación que, actualmente, se encuentran repartidos en diversas unidades universitarias.

El informe concluye con una serie de recomendaciones centradas en la necesidad de que las bibliotecas del RLUK trabajen colaborativamente. El informe, en última instancia, ayuda a entender las múltiples caras que están adoptando los servicios de apoyo a la investigación en las bibliotecas británicas de cara a un futuro tan atractivo como lleno de retos.