Maite Comalat
Facultat d’Informació i Mitjans Audiovisuals
Universitat de Barcelona (UB)
Eli Ramírez
Biblioteca La Bòbila
L’Hospitalet de Llobregat
Biblioteca Gabriel García Márquez. Carrer del Treball, 219. Barcelona 08020.
Gabriel García Márquez no es tan solo el nombre de un Premio Nobel de Literatura colombiano es también, y desde hace unos meses, el nombre de una biblioteca de Barcelona.
En los últimos tiempos hemos estado viendo cómo se inauguran bibliotecas públicas, la mayoría de ellas incorporando nuevos espacios que apuestan por nuevos usos y que evidencian la capacidad de adaptación a las necesidades cambiantes de los ciudadanos y del entorno. Muchas de estas han sido motivo de artículos pero otras todavía no y, en este paréntesis, hemos querido iniciar una nueva sección para hablar de ellas y analizarlas después de unos meses de rodaje.
Iniciamos, pues, esta línea para ir mostrando qué se está haciendo, en qué se está innovando y cómo este nuevo modelo de biblioteca pública se va adaptando a la sociedad actual. Para ello, contamos, además, con la complicidad de las direcciones, que nos irán ofreciendo su punto de vista y explicando de primera mano qué se han ido encontrando a medida que los días y meses han ido pasando.
La Gabriel García Márquez (a partir de ahora, GGM) es la biblioteca número 40 de la Xarxa de Biblioteques de Barcelona, una red que ha ido creciendo desde hace 25 años, cuando solo había 18 de titularidad pública. No es una biblioteca nueva propiamente dicha: Sant Martí de Provençals ya tenía una biblioteca, pero era once veces más pequeña y, teniendo en cuenta la población de la zona, era absolutamente insuficiente: la anterior biblioteca estuvo operativa 54 años y hasta hace poco era la biblioteca más pequeña de la ciudad con 280 m2.
El éxito de la biblioteca era previsible porque, tal y como comenta Neus Castellano, su directora, la biblioteca «era un equipamiento largamente reivindicado por los vecinos y vecinas de Sant Martí, La Verneda y La Pau, pero lo que no era imaginable era la respuesta que se ha mantenido desde su inauguración, hace casi 8 meses. Todavía hoy, a mediados de enero, pasan por la biblioteca unas 1.100 personas al día. No solo hemos multiplicado por 11 la superficie de la antigua biblioteca de Sant Martí, sino que el nuevo edificio se ha convertido en un hito icónico del barrio y la gente se siente orgullosa. Al poco de abrir, ya nos dimos cuenta de cómo había pasado a formar parte de su cotidianidad y de sus afectos porque conocimos el nombre con el que los vecinos y vecinas han bautizado la biblioteca: ¡el Guggenheim de La Verneda!».
Este afecto está directamente relacionado con el día a día de la antigua biblioteca que, en un territorio muy vivo a nivel asociativo, ya había creado un importante tejido de cooperación con entidades y colectivos de perfiles muy diversos (educativo, cultural, asistencial, de memoria...). Neus Castellano nos confirma que «con la nueva biblioteca hemos consolidado proyectos y alianzas y también hemos iniciado otras nuevas. Desde la apertura, no hemos parado de programar propuestas de actividades impulsadas por colectivos vinculados bien al territorio, o bien a la especialización en literatura latinoamericana de la biblioteca: charlas, presentaciones de libros, mesas redondas, recitales, conciertos de pequeño formato... La única acción que hemos tenido que hacer es encajonar el alud de propuestas en el calendario de programación de la biblioteca».
La inauguración o el traslado de una biblioteca es, cada vez más, uno de los acontecimientos que despierta el interés de la ciudadanía y, en el caso que nos ocupa, es especialmente emotivo porque la implicación se ha hecho muy evidente a través de propuestas individuales o colectivas que los usuarios trasladan a la biblioteca. Para hacernos una idea: el 65 % de las actividades realizadas estos primeros meses ¡han sido propuestas y promovidas por los propios ciudadanos! Neus Castellano nos comenta que «El equipo de la García Márquez, la mayoría en el proyecto de Biblioteques de Barcelona desde el inicio, compartimos muchas veces el recuerdo emocionado de los días previos a la inauguración, cuando los usuarios venían a ofrecerse en las tareas de montaje de la biblioteca».
Uno de los principales retos para las nuevas bibliotecas que se están creando es el poder crear espacios que aporten inspiración, aprendizaje, creación y encuentro. En este sentido, la biblioteca GGM ha supuesto la incorporación de nuevos equipamientos que quieren hacer de la biblioteca un espacio de cooperación y de creación de conocimiento con otros agentes. Una radio, una aula sensorial, un espacio de juegos de mesa y una cocina son una magnífica oportunidad para crear alianzas estratégicas y situar la biblioteca, aún más, como centro neurálgico del barrio. Algunos de estos espacios ya están funcionando «ahora tenemos ya encarrilada y dando los primeros pasos la Ràdio Maconda, la radio de las Biblioteques de Barcelona que trabajamos en colaboración con la Xarxa de Ràdios Comunitàries de Barcelona. Y estamos ya teniendo conversaciones para poder trabajar en la Aula Sensorial con niños con necesidades especiales» nos comenta Castellano. Otros, no obstante, requieren tiempo para hacerlos crecer y la intensidad de estos inicios no siempre dejan el espacio para tejer las relaciones con los colectivos que han de formar parte. Pero tiempo al tiempo.
No queríamos cerrar esta reseña sin una referencia al equipo y todo lo que supone la apertura de una nueva biblioteca. Un equipo que proviene de diferentes bibliotecas y que ha aportado toda su energía y experiencia para que este nuevo proyecto vaya sobre ruedas; pero también todo el trabajo multidisciplinar que queda más invisibilizada y quizás en segundo plano, pero que permite que todo pueda funcionar en el momento de abrir: arquitectos, informáticos, técnicos de gestión, apoyo, mantenimiento... y un largo etcétera.
Como podemos ver, la GMM responde a la evolución constante de las bibliotecas públicas y tiene una buena muestra en la revisión del Manifiesto IFLA/UNESCO presentado recientemente. Hemos preguntado a Neus Castellano cómo ve el futuro de las bibliotecas públicas y qué recomendaciones haría a nuevas bibliotecas ahora. Nos dice: «Sin perder el hilo de la promoción y difusión de la lectura, la creación literaria y la producción y consumo de información responsable y de calidad, creo que la biblioteca debe situarse en el centro de la sociedad y del territorio al que sirve. Podremos cambiar las maneras de decirlo, ampliar las formas hacia el mundo virtual y digital, pero nuestra razón de ser, en tanto que el equipamiento más transversal de nuestras ciudades, es la de servir como centro de aprendizaje compartido a lo largo de la vida de las personas que nos visitan cada día».
En resumen, lo más importante para las bibliotecas sigue siendo formar parte de la comunidad, ofrecer un espacio de encuentro, de crecimiento, de curiosidad incluso. Una biblioteca sin usuarios es tan solo un edificio con libros... frío, sin alma, sin razón de ser. Escuchemos, pues, lo que tienen que decirnos, ofrezcamos lo que necesitan, formemos parte de sus vidas.
La GGM ya se ha hecho un lugar en el barrio y, esperamos, también un lugar en el corazón de la comunidad.
Nota: Agradecemos especialmente la colaboración de Neus Castellano que ha sido imprescindible para la elaboración de esta reseña.
© Imagen inicial de Eva Guillamet y Montse Giralt sujeta a la licencia Creative Commons CC-BY-NC-SA