1.2.5 Desgasado de disolventes

En el momento que se comienza una nueva botella de solvente, su contenido se expone a la atmósfera y empieza a acumular gases disueltos que se encuentran al ambiente. El oxígeno constituye un 21% del total de los gases atmosféricos y es el que más puede afectar a ciertas reacciones químicas como son las reacciones de reducción, de cross-coupling y de metátesis entre otras. Así mismo, el aire contiene nitrógeno (78%), dióxido de carbono (<<1%), y vapor de agua, los cuales en ciertas ocasiones también es conveniente eliminar. La desgasificació es una operación necesaria para la eliminación del gas residual (oxígeno, CO2).
Uno de los métodos más empleados en el caso de disolventes es el burbujeo de gases inertes (N2, Ar) hasta saturación, el que facilita la eliminación de los otros gases. Cuando se quiere eliminar el gas de un disolvente también se puede conectar el recipiente, provisto de agitación, a un sistema de vacío hasta que no se observa la formación de burbujas, y posteriormente dejar entrar gas inerte para romper el vacío.
Los gases que acumulan los disolventes, sobre todo el oxígeno, pueden ocasionar problemas de interferencias en los detectores de fluorescencia y electroquímicos del HPLC. El nitrógeno disuelto en el eluyente puede producir burbujas en la columna de HPLC de forma que cuando el eluente entra en el detector pueden producir picos falsos o bien provocar desviaciones en la línea de base, mientras que el CO2  puede ocasionar la modificación de pH de los eluyentes. Para evitar la formación de burbujas de aire en los disolventes, los equipos de HPLC suelen estar dotados de un sistema de desgasado que utiliza el vacío o bien el burbujeo con He.

Fig 1.8 Desgasificador para HPLC

Por burbujeo de un gas inerte dentro del solvente con agitación magnética

El dissolvente dentro de la botella original, o bien en un matraz, se tapa con un tapón que lleve incorporadas una entrada y una salida de gases. Si no se dispone de este tapón se puede utilizar un séptum que adaptaremos con una entrada y salida de gases. Es importante que la entrada de gases vaya incorporada a una pipeta larga de vidrio (o una aguja larga) de forma que la punta llegue hasta el fondo de la botella o matraz y así facilite la salida de los gases de todo el volumen del líquido. En el séptum, la salida puede ser una aguja conectada a una goma que finalmente va a parar a un burbujeador. Dentro de la botella o matraz se deposita una barra magnética y se coloca sobre un agitador magnético (3.1.1.1 Agitación magnética). Se empieza con agitación enérgica mientras se abre la conexión del gas inerte. Hay que comprobar que tanto la entrada como la salida de gases funciona correctamente. Podemos controlar el flujo de gas mediante el burbujeador de salida. Se deja en agitación a temperatura ambiente manteniendo la entrada del gas durante el tiempo que sea necesario, que dependerá de la cantidad y del tipo de disolvente.

    

Fig 1.9 Burbujeo de un gas inerte con agitación magnética

Por burbujeo de un gas inerte dentro del disolvente con sonicación

Igual que en el caso anterior el disolvente se puede desgasar dentro de la botella o bien dentro de un matraz, se tapa con el dispositivo que permite la introducción de una entrada y salida de un gas inerte y se deposita dentro de un baño de ultrasonidos. Se conecta la entrada del gas inerte, se comprueba que tanto la entrada como la salida de gases funcionan correctamente y finalmente se conecta el baño de ultrasonidos. El tiempo de sonicació depende del tipo y cantidad de disolvente. (3.6.2 Baño de ultrasonidos).

Fig 1.10 Desgasar un disolvente por sonicación