Con el empuje de iniciativas importantes como el I Congreso Universitario Catalán (1903-1904), los Estudios Universitarios Catalanes (1906) y el II Congreso Universitario Catalán (1918), el primer hito relevante en la historia de la Universidad de Barcelona del siglo XX debemos buscarlo en el periodo en que se gesta el Estatuto de autonomía de la Universidad de Barcelona (el primer Estatuto de autonomía de la Facultad de Filosofía y Letras data de 1931, y el Estatuto de autonomía de la Universidad de Barcelona se aprobó en septiembre de 1933). Durante el periodo en que la Universidad de Barcelona disfruta de su Estatuto de autonomía (durante el rectorado de Pere Bosch i Gimpera entre 1933 y 1939), el gobierno de la institución recae en un patronato integrado por representantes del Gobierno de la República, de la Generalitat y del Claustro universitario.
La Guerra Civil y, después, la dictadura franquista representaron el inicio de un periodo de represión ―depuración del profesorado universitario, supresión de la autonomía universitaria, eliminación de la cultura y la lengua catalanas de la vida académica― y el encuadre dentro de la ideología del régimen.
En paralelo a este adoctrinamiento ideológico, y a pesar de éste, destacan las acciones emprendidas contra el régimen por la sociedad civil y, concretamente, por la comunidad universitaria. Despuntan, por ejemplo, las iniciativas de protección y difusión de la cultura y lengua catalanas, la constitución del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona (SDEUB) ―que tuvo en la Capuchinada de marzo de 1966 su episodio más conocido― o la ocupación del rectorado de la Universidad en enero de 1969 por parte de los estudiantes, con la defenestración de una bandera española y de un busto del general Franco.
Con respecto a los equipamientos, durante todos estos años el crecimiento natural de la Universidad llevó a una intensa actividad constructiva. Surge así la zona universitaria de Pedralbes, que empieza a tomar forma en un largo proceso iniciado en 1952. El primer edificio construido en esta zona es la Facultad de Farmacia (1957), que conserva todavía una de las puertas de acceso a la Finca Güell, proyectada por Antoni Gaudí. Tenemos también el edificio de la Facultad de Derecho (1958), obra de los arquitectos Giráldez, López Íñigo y Subias, y elemento fundamental de la renovación del racionalismo en Barcelona.
La zona universitaria de Pedralbes crece con la Facultad de Bellas Artes (1960), el edificio de la anterior Escuela Universitaria de Estudios Empresariales (1961), el edificio de la antigua Facultad de Ciencias Económicas (1967-1968), las facultades de Física y de Química (1969), las antiguas facultades de Psicología y Pedagogía (1970), el edificio que hasta el año 2006 albergaba las facultades de Filosofía y de Geografía e Historia (1970), la Facultad de Biología (1975) y, más recientemente, la Facultad de Ciencias de la Tierra, antes de Geología (1985-1986).
Por su parte, el campus de Ciencias de la Salud de Bellvitge, vinculado al Hospital Universitario de Bellvitge y al Hospital Duran i Reynals, empezó a impartir en 1982 estudios de Enfermería, Medicina, Odontología y Podología.
Finalmente, se acondiciona el campus de Mundet durante los años noventa (Facultad de Psicología y actual Facultad de Educación) y en 2006 se inaugura el edificio de las facultades de Filosofía y de Geografía e Historia, en el barrio del Raval.
La consolidación de la Universidad de Barcelona como institución democrática y autónoma empieza en 1977 y se desarrolla durante la Transición española. La elección del doctor Antoni Maria Badia i Margarit como rector de la Universidad de Barcelona, el 15 de diciembre de 1977, marca el inicio de un periodo de normalización, modernización y democratización. Este periodo culmina en febrero de 1985 con la aprobación por parte del Claustro universitario de los nuevos Estatutos de la Universidad de Barcelona, que restablecen el régimen de autonomía universitaria que ya poseía la institución durante la Segunda República.
En este sentido, el actual Estatuto ―aprobado en 2003 en sustitución de los de 1997― refuerza el papel de las facultades y escuelas como eje de la actividad universitaria e intenta fortalecer al máximo el potencial de investigación y docencia de la Universidad.
Nuestra Universidad ha emprendido en los últimos años una serie de actuaciones para responder a las necesidades actuales y futuras de la sociedad catalana. Destacan especialmente la adaptación de sus estudios al espacio europeo de educación superior, el impulso de los estudios de formación continua, la internacionalización de su actividad, la profundización de los vínculos con el sector productivo, la modernización de los sistemas de gestión y planificación, y la difusión del uso de las tecnologías de la información.