6.6.2.1. Hacinamiento y sobrecarga de la información


Una de las perspectivas más evidentes sobre el hacinamiento es la que atribuye esta situación a una exposición de sobrecarga de información. Por otra parte, esta sobre estimulación provocada por condiciones de hacinamiento es, a la vez, sensorial y social, y sus efectos negativos son más pronunciados cuando las personas participan en actividades que requieran un conocimiento preciso del contexto total, social y físico.
 


Este efecto de overload, especialmente en las ciudades es descrito por Milgram en relación a tres aspectos:
1) al número de personas que habitan en las ciudades
2) a la alta densidad
3) a la alta diversidad social
Estas tres características exponen a la persona a una situación de sobrecarga que puede tener como efectos directos el aislamiento social, la indiferencia ante los demás y la des-responsabilidad que conlleva la percepción de anonimato, efectos que hemos descrito en el apartado anterior y que se ejemplifican con otro estudio clásico.

Experimento de  Zimbardo y Broken Windows Theory

En 1969, Philip Zimbardo, psicólogo social en la Universidad de Stamford, condujo un experimento con un auto abandonado en Palo Alto y el Bronx, Nuev2-a York. Mientras que el automóvil en el respetable vecindario de Palo Alto permaneció intacto durante 5 días, el automóvil en el Bronx se rompió después de 10 minutos de empezar el experimento. Además, el acto del crimen fue impuesto y consentido por los propios transeúntes, que a menudo se detenían a hablar, pero no pedían a los vándalos que pararan.
Este experimento constituyo una de las bases sobre las que Wilson & Kelling desarrollaron la Broken Windows Theory según la cual determinado nivel deterioro ambiental del espacio urbano lleva fácilmente a un aumento del vandalismo y una consolidación de ese deterioro. En palabras de los autores:

“Social psychologists and police officers tend to agree that if a window in a building is broken and is left unrepaired, all the rest of the windows will soon be broken.” -Wilson & Kelling (1982)

 

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