La consistencia cognitiva

Las teorías cognitivas han estudiado cómo buscamos consistencia en el mundo que nos rodea y en las explicaciones que nos hacemos de él. En el trasfondo se encuentra la necesidad de integrar nuestras experiencias para componer una imagen coherente de nuestro mundo. Cuando esta coherencia se ve amenazada, bien por falta de información, bien por contradicciones entre informaciones, o bien por inconsistencia entre las informaciones y nuestra experiencia o nuestras expectativas, se ponen en funcionamiento una serie de mecanismos cognitivos que actúan como verdaderas leyes o principios explicativos: los heurísticos. En el caso de la percepción del riesgo deberemos hablar además de sesgos y otros efectos cognitivos que actúan en la misma línea.

Sesgo optimista

Este sesgo se fundamenta en la creencia (generalmente falsa) de la persona de que a ella no le pasará nunca ningún desastre. A menudo la perplejidad con la que afrontamos situaciones reales de crisis responde a la constatación traumática de este sesgo. Además, en general tendemos a recordar más las hechos positivos, a percibir, a asociar, a realizar evaluaciones y formular predicciones positivas: es el llamado sesgo o efecto Pollyana (Leventhal y Tomarken, 1986), símbolo del pensamiento positivo

Heurístico de accesibilidad

Por accesibilidad se entiende "el potencial de activación del conocimiento disponible" (Higgins, 1996). Numerosos estudios han puesto de manifiesto que la activación previa de un determinado conocimiento incrementa la probabilidad de que se use este conocimiento en la respuesta a un estímulo posterior, en comparación con otra que tiene la misma aplicabilidad pero que no ha sido activado con anterioridad. En otras palabras, tendemos a configurar nuestro conocimiento sobre el mundo en base a la información que tenemos más accesible.

En el caso de la percepción de riesgo, este heurístico explica que tengamos tendencia a considerar como más probable la ocurrencia de un evento con el que tengamos alguna familiaridad, básicamente por experiencia directa o bien porque se recuerda intensamente a través de otros generaciones. Cuanto más vivo tengamos un determinado evento (efecto de vividesa) más probabilidad consideraremos que suceda. Por otra parte, la familiaridad con situaciones de riesgo modifica la percepción de éste, aunque no siempre incrementándolo, como veremos con el efecto de adaptación.

Efecto crisis

Muy vinculado al heurístico de accesibilidad o de disponibilidad, este efecto muestra cómo la percepción de riesgo se incrementa extraordinariamente justo después de suceder un determinado desastre, pero también decrece con igual espectacularidad entre catástrofes o desastres. Una posible explicación de esta caída poco después de la crisis podría ser, como veremos posteriormente, como reacción ante un incremento de la disonancia cognitiva durante la crisis.

A pesar de que los últimos atentados hayan tenido un gran impacto mediático y emocional, y que, por tanto, la percepción de riesgo de ser víctima de un atentado terrirista de haya incrementado, lo ciewrto es que actualmente vivimos en Europa el período más tranquilo desde los años 70 del siglño pasado.

Fuente: La evolución del terrorismo, Deutsche Welle

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