1.5.2. La transición americana

La consideración de esta segunda etapa de la psicología ambiental viene dada por la influencia indirecta de la psicología ambiental anterior sobre la psicología americana, a través de principios adoptados o internalizados por autores del área germánica en su exilio en Estados Unidos. No utilizan la etiqueta de psicología ambiental, pero dejan entrever sus influencias. Lewin hablará de una ecología psicológica (el término Umwelt puede traducirse tanto por medio ambiente como por hábitat ecológico) y de espacio vital, e incidirá directamente sobre sus discípulos Roger Barker y Herbert F. Wright, cuando propongan una Psicología Ecológica. A inicios de la década de los cuarenta, estos autores fundan la Midwest Psychological Field Station en Oskaloosa, Kansas, que se centrará en estudiar el comportamiento observable en función del escenario de conducta (Behavior setting) donde se produce. Para Barker, la conducta es indisociable de su nicho ecológico, de su escenario. El objeto no es ya el de los inicios de Hellpach "la mente en el su medio", sino "la conducta manifiesta-en- su-escenario". Su objetivo: comprender para predecir y transformar (desde la manipulación del escenario), y ello con una perspectiva y una metodología propia y peculiar.



Kurt Lewin


 

 

 




Roger Baker

Brunswik(1957) recordará que la psicología es la ciencia que estudia la relación organismo-ambiente. Hablará de percepción ambiental y de ecología de la percepción. Según su modelo probabilístico, el sujeto percibe de acuerdo con las características de la situación en la que se produce el acto perceptivo. El objeto será la negociación entre el perceptor y el nicho ecológico en el cual se da el proceso perceptivo, no el estímulo aislado y manipulado artificialmente. Esta perspectiva holística será compartida por Gibson, aunque éste explicará de forma distinta el origen y la construcción del significado en la percepción.

La contribución experimental de Tolman (1948), aunque no pueda considerarse psicólogo ambiental, resulta fundamental para que la psicología retome con ‘autoridad’ científica, la representación y la cognición del entorno. El objeto no es tanto el comportamiento en el medio como la incidencia de la representación que el sujeto hace del medio. El objetivo sigue siendo conocer para predecir, así como modificar el medio para cambiar la conducta. Este cambio guarda relación con el bienestar, de la persona, cuando el lugar facilita su lectura, es decir, su comprensión. Ello llevó a la utilización de los mapas cognitivos como instrumento de conocimiento y de diagnóstico para la intervención.

En Lewin, en Barker, en Brunswik y en Gibson encontramos un objeto similar, el proceso perceptivo, su incidencia en el comportamiento, y ello indesligable del ambiente o ecosistema en el que se produce. Esto sitúa plenamente estas propuestas dentro del paradigma ambiental o ecológico de la ciencia (no solo de la psicología), independientemente del uso más o menos explícito de esta etiqueta.

 

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