• Spiritual Landscapes

    Models of Spatial Analysis of the Transformation of Women's Medieval Religiosity in the Iberian Kingdoms (12th-16th c.)
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The nunnery and its Environment

Analysis of nunneries in their territorial context Read More
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Inside the Nunnery

Objects and their relation to the nunneries' inner spaces Read More
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Network Analysis

Networks of Reform and Dissent Read More
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CLAUSTRA: SPIRITUAL LANDSCAPES

This project explores the possibilities of a holistic analysis of spatial approximations to the religious phenomenon in medieval Europe by studying the forms of reception, transformation and development of female spirituality in the different spheres of the Iberian Peninsula and its historical areas of influence.

EL CONVENTO DE SAN AGUSTÍN DE JEREZ DE LA FRONTERA

En 1539 la orden de San Agustín se instala en la ciudad en el lugar que ocupa la extinta Ermita de Nuestra Señora de Guía que estaba situada a las afueras de la ciudad. Esta ermita no se corresponde con la actual, ya que esta se comenzó a edificar por orden del cabildo municipal a fines del siglo XVII, concretamente en 1670 se inician esa obras. Existen pocas noticias sobre esta construcción hasta bien entrado el siglo XVI, en que se cede a la Orden de San Agustín. Según Novoa Fernández la ermita fue donada a la congregación en 1539 para que edificaran su monasterio. En 1623, debido a la mala fábrica y a la situación insalubre de dicha ermita al estar junto al arroyo de Curtidores, deciden trasladarse.

Los agustinos tuvieron que reedificar la capilla y adaptar y/o levantar las diferentes dependencias monacales. Parece ser que D. Martín de la Fosa construye y dona el 9 de febrero de 1539 la capilla y todas sus pertenencias a la congregación agustina, reservándose su patronazgo y entierro en la capilla mayor. Posteriormente, el 9 de marzo de 1561 la ciudad le concede a esta comunidad los terrenos necesarios para la construcción del convento.

A pesar de todo ello, no será hasta iniciado el siglo XVII cuando comiencen las reformas y remozamientos de la primitiva capilla o ermita allí ubicada. Se tienen datos de que el 6 de julio de 1611 Fray Gaspar de Ayala, procurador del Convento solicita el pago de limosna de mil ducados aprobados por la ciudad para levantar el convento. Del mismo modo el 14 de agosto de 1613 el prior del convento comunica al Cabildo que la obra de la iglesia y de su capilla mayor ya estaba terminada.

Poco estarán los agustinos en este sitio junto al arroyo que venía de curtidores. Debido a su mal estado, a las inmundicias que allí se generaban provenientes del arroyo, lo alejado de la ciudad, etc., hicieron que en 1623 la comunidad solicita al cabildo de la ciudad la cesión de otro edificio en otro lugar para trasladar su comunidad. Solicitando el edificio del extinto Hospital de Nuestra Señora del Pilar frente a los llanos del Alcázar.

Este traslado provocó el abandono y la ruina de la extinta capilla de Ntra. Sra. de Guía. Posteriormente por la necesidad de socorrer las necesidades espirituales del vecindario de esta zona, en 1670 el Cabildo Municipal decide reedificar el templo, como también la restauración de la acometida de agua de los Albarizones que por aquellos años se estaba realizando y que hizo que parte de ella se ubica sobre los depósitos o alcubillas que allí se hicieron. Dando lugar al edificio actual de nueva planta.

Traslado al hospital del Pilar

En 1623, debido a la mala fábrica y a la situación insaludable de dicha ermita al estar junto al arroyo de Curtidores, deciden trasladarse. Para ello solicitan un nuevo edificio al Cabildo de la ciudad, siendo elegido por los frailes el antiguo Hospital de Nuestra Señora del Pilar, abandonado desde la Reducción de Hospitales de Juan Pecador en 1595, ubicado frente al Rastro en la c/ Conde de Bayona.

Alguno años antes, entre 1613 y 1623, hicieron una primera petición de trasladado. Esta fue para otro hospital abandonado desde la reducción de hospitales, el de Santa María de la Misericordia. La petición de traslado a este nuevo emplazamiento no fue del agrado del clero de la parroquia de san Dionisio quienes consiguieron que dichos frailes no se pudiesen trasladar a este edifico.

Desestimada esta primera opción, el 3 de febrero de 1623 consiguieron permiso por parte del cabildo para vender los bienes del convento de Ntra. Sra. de Guía para poder comprar las casas del emplazamiento elegido en la plazuela del Hospital del Pilar, en el conocido Rastro.

El convento comenzó sus trazas en 1624 y fue concluido en 1643, convirtiéndose este edificio en el convento de san Agustín hasta la desamortización y exclaustración de Mendizábal de 1835. Correspondiendo a este momento el claustro principal de la órbita de Antón Martín Calafate.


Historiografía del edificio del Convento de San Agustín

De la llegada de los agustinos a la desamortización

Ya en 1623 consiguen adquirir las casas que conformaban el hospital del Pilar así como la plazuela del mismo nombre, para levantar convento. No fue tarea fácil, y se prolongó su adaptación y construcción hasta prácticamente mediados del XVII.

La situación económica de la comunidad era bastante precaria, de esta forma acuden al cabildo de la ciudad para solicitar peticiones económicas. Así en 1625, el prior Fray Alonso Granillo presentó solicitud al Cabildo para poder pedir limosna a los vecinos de la ciudad para levantar su convento. Hay que comentar que la comunidad aún no residía en las casas del extinto hospital sino en unas fincas inmediatas al mismo que el Cabildo les había cedido.

En torno a 1626 el prior de los agustinos solicitó al cabildo un sitio junto al Hospital para poder levantar la iglesia del convento. Dicho espacio invadía parte del trazado de la plazuela que precedía el hospital. Para ello, el cabildo manda a dos diputados para que reconociesen el terreno. El 20 de febrero de 1627, D. Manuel Torres, caballero veinticuatro, y D. Cristóbal de Mendoza de Hinojosa reconocieron las fincas del hospital del Pilar y observaron el espacio a ocupar por la iglesia dando su visto bueno.

En diciembre de 1636 se recibe la Provisión Real que permitía la cesión y por tanto construcción del convento, pero el 22 de enero de 1637 se recibe otra Provisión Real que anula la primera e impide su cesión ya que ocupa un espacio junta a la casa de armas de la ciudad y el silo de Pósito de la misma.

A pesar de todo parece ser que los inconvenientes iniciales se superaron ya en 1648 tanto la iglesia como el claustro estaban en construcción tal y como se desprende de los diferentes contratos con carretero, picapedrero, etc., que se han conservado. La obra del convento tuvo que ser concluida en el último cuarto del XVII, no sin tener que soportar ciertas obras de mejoras en los años finales de esa centuria.

Otro dato de interés es que la iglesia que llegó hasta inicios del siglo XX y que fue derribada en 1919 no corresponde tanto en estilo y trazas con una obra del siglo XVII, sino más bien a una arquitectura cercana al final del XVIII. Esta situación hace pensar en que la iglesia original tuvo que ser derruida o causó ruina y se volvió a levantar a fines del XVIII al estilo y forma de esa época, tal y como dice el historiador Hipólito Sancho.

El edificio tras la salida de la Orden de San Agustín

Tras la exclaustración y desamortización de 1837, la fábrica entra en un periodo de abandono hasta 1866. En esta fecha es adquirido por el Instituto Provincial de Enseñanza Secundaria y Colegio para ubicar allí la sede en la ciudad y dejar su obsoleto edificio de la Plaza del Mercado (actual edificio del Museo Arqueológico).

En 1868, por diferentes cuestiones, el edificio es cedido para uso militar, alojando a los batallones que venían a la zona tras la Revolución de 1868 y el establecimiento de la Junta General (Sexenio Democrático), por lo cual se paran las obras reformas.

En 1874 recibe una reforma debido al derrumbe y mala situación del muro de la calle Puerto, llegando a reconstruir parte del claustro. El Instituto Provincial seguía pretendiendo instalarse en el edificio hasta que en 1886 aparece ubicado en la Alameda Cristina lo que indica que el exconvento sigue siendo ocupado por los militares, y es Cuartel de Caballería desde 1875. En dicha fecha de 1875 la Comisión de Guerra entrega las llaves de la iglesia al Capellán Puentes, quien comenta el mal estado de la iglesia y de sus inmuebles los cuales fueron destruidos por las tropas.

Las sucesivas tropas alojadas en San Agustín modificaron el espacio interior a sus necesidades, provocando graves desperfectos estructurares. Pasado estos años, será en 1888 cuando el arquitecto municipal José Esteve realice unas obras de adaptación a las necesidades militares. Las obras se ciñeron a una restauración, reordenación, reedificación de las partes del convento debido al estado ruinoso y de deterioro del complejo. Se actuó en las cubiertas, carpintería y rejería principalmente, manteniendo los claustros y algunas dependencias.

Un hecho importante fue el derribo de la Iglesia en la segunda década del siglo pasado (1919), quedándose como solar durante vario años hasta la construcción de un inadecuado edificio de viviendas. Hasta 1990 el edificio tuvo un uso militar siendo Cuartel de la Guardia Civil, formando a ser propiedad municipal tras la salida de la benemérita. Actualmente cobija, tras su restauración, a la Subdirección de Actuación Urbanística de la Gerencia Municipal de Urbanismo.


Descripción de los elementos del edificio

El edificio ocupa la manzana completa y abre su fachada principal hacia la calle Conde de Bayona, prosiguiendo su fachada por calle Puerto y Agustinos. De la iglesia poco se puede comentar, debió ser de una sola nave con capillas y fachada clasicista hacia la calle Conde de Bayona. Si se atiende a las obras coetáneas a esta se puede deducir o intuir, que mantendría una nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos y decoración a base de yeserías.

Del antiguo convento, tras el paso del tiempo, de milicias y de la Guardia Civil se conserva muy modificado y en un estado de casi ruina su Claustro Principal. Dicho claustro principal o procesional es de grandes dimensiones, de dos plantas y formado por cuatro crujías. La planta baja, se cubre con bóvedas de arista y se conforma con cinco arcos de medio punto en cada lado apeados sobre pilares cuadrangulares con pilastras adosadas. El piso superior es en ladrillo y cerrado al exterior aunque mantiene la misma estructura de cinco vanos, quedando el central con un balcón con el escudo de la orden sobre el dintel.

Presenta un sobria decoración basada en el piso bajo con la clave del arco resaltada con una talla de volutas entrelazadas y cartabones en las enjutas. El segundo piso los vanos se enmarcan con moldurón de orejetas. El claustro está dentro de la órbita del arquitecto Antón Martín Calafate. El Claustro Pequeño o de Novicios, es obra de la 2º mitad del XVII del círculo de Diego Moreno Meléndez, de menores dimensiones pero más rico en su decoración. Presenta tres arcos almohadillados de medio punto sobre columnas con decoración fitomorfa en cada una de sus crujías. Ya en 2016 se realiza por parte del Consorcio de la Zona Franca de Cádiz y el Ayuntamiento de Jerez la rehabilitación del antiguo Convento de San Agustín para centro de negocios y servicios empresariales y reurbanización.


BIBLIOGRAFÍA

  • Aroca Vicenti, Fernando. De la ciudad de Dios a la ciudad de Baco : la arquitectura y urbanismo del vino de Jerez (siglos XVIII-XX). Jerez: Remedios 9, 2007.

  • Aroca Vicenti, Fernando. Arquitectura y urbanismo en el Jerez del siglo XVIII. Cádiz: Centro Universitario de Estudios Sociales, D.L. 2002.

  • Ríos Martínez, Esperanza de los. Antón Martín Calafate y Diego Moreno Meléndez en la arquitectura jerezana del siglo XVII. Cádiz : Sevilla : Universidad; Universidad de Sevilla, 2002.

  • Novoa Fernández, Zacarías. Conventos agustinianos de Jerez de la Frontera. Jerez: Sociedad de Estudios Históricos Jerezanos. Primera Serie, 1940.

  • Díaz Pinto, Juan Ramón; Bernal González, Juan Fernando. Memoria Proyecto básico de rehabilitación del antiguo Convento de San Agustín para centro de negocios y servicios empresariales y reurbanización C/ Puerto. Jerez de la Frontera.

Autor: Manuel Antonio Barea Rodríguez
Archivero, licenciado en Historia por la Universidad de Cádiz, máster en Archivística de la Universidad Carlos III, consultor y asesor en materia documental para distintas instituciones y empresas privadas y públicas, archivero municipal del Ayuntamiento de Jerez de la Frontera (2005 - 2014), docente en materia de archivos para distintas universidades y organismos, miembro del Centro de Estudios e Investigación de la Religiosidad Andaluza (C.E.I.R.A.), colaborador externo de la Universidad de Cádiz en el Instituto Universitario de Investigación Vitivinícola y Agroalimentaria (I.V.AGRO), Coordinador de las Jornadas sobre Archivos privados de Jerez de la Frontera.

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