1002 noviembre 21. Territorio de Barcelona

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El pergamino utilizado en la península Ibérica procede, en general, de especies caprinas y ovinas. Esta particularidad se aprecia en el ejemplo que presentamos, en el que el aspecto blanquecino y liso del lado carne, contrasta con el color amarillento, ligeramente oscurecido, y la textura más rústica del lado piel. Como la mayoría de pergaminos de esta época está escrito en sentido apaisado, con una tendencia clara hacia una figura ligeramente rectangular, lo que hace pensar en el aprovechamiento de los márgenes alargados de las pieles que no podían ser utilizados en el ámbito librario. La tinta presenta un color terroso oscuro.
El texto del documento aprovecha el espacio físico del pergamino, dejando pequeños márgenes a ambos lados, pero mucho más regular el izquierdo que el derecho. El espacio interlineal es uniforme y las líneas del texto rectilíneas, con una ligera inclinación por el margen derecho, debido a que el escribano mantiene la distancia respecto al corte superior del pergamino.
El documento está escrito en una escritura carolina pura de módulo equilibrado, con astas ascendentes algo más pronunciadas que las descendentes. El escribano utiliza los enlaces st, típicamente carolino, y et, y en una ocasión el nexo NT. El uso de mayúsculas y minúsculas es correcto en el inicio de las diferentes cláusulas pero no en los topónimos y antropónimos, debiéndose señalar, además, la utilización de la N mayúscula en situación intermedia en dos ocasiones.
El sistema abreviativo del texto sigue las pautas carolinas, pero Galindo, como la mayoría de los escribanos altomedievales, no es sistemático en su uso, en tanto que unas veces lo aplica y otras no; si lo es, en cambio, en la utilización de los signos de abreviación. La línea horizontal es el más frecuente para indicar las abreviaturas por suspensión y por contracción; los signos especiales para las abreviaturas us, per, pro, pre y qui completan el sistema.
El signo de puntuación más común es el punto, casi utilizado en exclusividad y situado a media alzada. Lo encontramos separando sílabas, acompañando numerales o utilizado con función de pausa al final de les cláusulas del documento. Únicamente en dos ocasiones el escribano utiliza el recurso del punto acompañado de un trazo oblicuo ascendente a la derecha, en ambos casos delante de la preposición in que introduce la situación geográfica de los límites de la tierra vendida.
La numeración romana expresa el precio, la longitud del perímetro de la tierra vendida y el día y el año de la datación. Las letras utilizadas son X, V, e I. Ésta, cuando se repite para expresar dos unidades, presenta la última alta, al contrario de la tónica general de los documentos de la época, que acostumbran a presentarla cayendo por debajo de la línea base de la escritura.
La letra I aparece igualmente alargada en la invocación In nomine Domini con que se inicia el documento. En este caso se presenta como una inicial sencilla de gran formato, que se alarga por el margen izquierdo hasta la línea 5.
El único monograma que aparece en el texto corresponde al crismón que acompaña la suscripción autógrafa del diácono Juan, que se completa con el signo derivado de la triple S (= subscripsi) de forma curvada, elaborada de un solo trazo y cerrada en si misma, que da lugar a cuatro pequeños ojos interiores inscritos en dos cuerpos redondeados. La suscripción no autógrafa de Guisla presenta la S inicial de la palabra signum con una cruz inscrita dentro de un círculo, en el que se aprecian los cuatro puntos usuales, uno de los cuales trazado por la propia signataria. Entre las suscripciones autógrafas destaca la de Pablo, con una grafía rudimentaria y unos signos simplificados, antes y después del nombre, que deben relacionarse con la triple S que se utiliza para indicar el término subscripsi. El signum del presbítero Ermeniardo está formado por una S inicial acompañada de una cruz con cuatro puntos a su alrededor, muy similar al del escribano. Por su parte, el vendedor Humberto, antepone a su nombre un trazo que pretende ser la letra S de la palabra signum, que se alarga ligeramente hacia la derecha con la intención de trazar la cruz típica, que no acaba de completar.
Como grafía especial hay que destacar las formas ligeramente estilizadas que traza el escribano en su clausura, donde, además, utiliza la letra a abierta, de tradición visigótica, en su nombre y en el término que expresa su condición de diácono: Galindus levita. Su nombre va precedido de su signum, constituido por S+, y acompañado posteriormente por el signo derivado de la triple S (= subscripsi) de tipología similar al que acompaña la suscripción del diácono Juan.