Muchos reactivos reaccionan vigorosamente o incluso de manera violenta con agua y oxígeno, de forma que se tienen que guardar y manipular evitando el contacto con estos componentes. Normalmente, se introducen en material de vidrio previamente purgado con gas inerte para eliminar la humedad y el oxígeno. Los reactivos de este tipo se presentan comercialmente en botellas equipadas con un tapón especial (séptum sellado) que permite la introducción de jeringuillas y/o de cánulas para tomar la cantidad de reactivo necesaria. Para hacer efectiva la toma de reactivo se necesita de la ayuda de la presión de un gas inerte, que mediante una entrada de gases (aguja) se incorpora al tapón del reactivo (5.3 Procedimiento y montaje). Así el gas ejerce presión sobre la superficie del reactivo, lo que permite su salida por la jeringuilla o cànula. Para trabajar con estos reactivos se pueden emplear matraces de dos o tres bocas o bien tubos de Schlenk. . (5.2 Material y utillaje).