Ética liberal de Dworkin


Tradicionalmente, el liberalismo ha defendido una separación entre las exigencias políticas (públicas) y las convicciones personales (privadas). Esta creencia es para Dworkin uno de los problemas que el liberalismo debe solventar. En este sentido, considera que toda perspectiva política se desarrolla a partir de intuiciones más generales que la gente ya tiene sobre la vida buena, y que, por tanto, no debemos dejar al margen lo que nosotros creemos que es bueno a la hora de hablar de política (a diferencia de lo que creía Rawls). Ello le permite concebir un liberalismo en el que la parte moral (o privada de las personas) y la política (pública) estén integradas.

El individuo semi-integrado de Dworkin se encuentra entre una postura absolutamente liberal en la que elegimos las cosas de forma voluntaria y la propuesta comunitarista que cree que los fines de las personas ya nos vienen dados.