Ronald Dworkin


"Discontinuidad. Debo introducir ahora lo que, en mi opinión, es una distinción importante. Para conseguir la reconciliación que necesitamos entre las dos perspectivas, podemos construir dos estrategias distintas. La primera es la estrategia de la discontinuidad. Su argumentación sostiene que ambas perspectivas son compatibles porque la segunda, la política, es, en un sentido, especial pero importante, artificial, una construcción social cuyo propósito es precisamente proporcionar una perspectiva que nadie necesita ver como la aplicación del grueso de sus convicciones éticas a las decisiones políticas, de modo que gentes con perspectivas personales distintas y en conflicto puedan abrazarla conjuntamente. La estrategia de la discontinuidad es sencilla e ingeniosa a la vez. Si entendemos la perspectiva política liberal como si estuviera meramente construida para la política, a la manera como un contrato se construye para una ocasión comercial especial, entonces la coherencia de esta perspectiva política con la perspectiva ética personal de cualquiera está fuera de duda Alguien puede estar de acuerdo en abrazar una perspectiva política artificial, diseñada a propósito, sin necesidad de suscribir como suyos los principios de esa perspectiva, de la misma manera que alguien puede estar de acuerdo en obligarse mediante un contrato sin necesidad de aceptar que sus términos son perfectamente equitativos o, incluso, razonables. La estrategia de la discontinuidad se propone mostrar no sólo que una perspectiva política artificial es consecuente con una perspectiva personal comprometida, sino también que la primera deriva de la segunda, que todas las personas tienen razones en sus diversas convicciones y pasiones personales para sumarse al proyecto común de construir y abrazar el punto de vista político artificial. La perspectiva política, vista así, es discontinua en la sustancia, pero no en la motivación."

  • Dworkin, Ronald: Ética privada e igualitarismo político. Paidós & ICE de la UAB, Barcelona 1993. P. 59-60