La mística como experiencia de unión con la divinidad, que incluye en algunos casos experiencias visionarias y proféticas se estableció en el mundo medieval como un verdadero modelo cultural. Con la llamada “democratización” de la mística este modelo se hizo accesible a muchas y muchos, especialmente en los espacios monásticos. La lectura de la literatura meditativa y mistagógica y la interiorización de la iconografía a ella asociada, supusieron una aproximación imaginativa y contemplativa a las diversas tipologías de la experiencia interior y el desarrollo de una “cultura mística” bajomedieval susceptible de ser entrenada y aprendida Los espacios y prácticas de meditación y mistagogía hacen referencia precisamente a ese aprendizaje que se nos revela en los indicios del uso de manuscritos o incunables, con frecuencia traducciones, de las grandes escritoras o escritores místicos, pero también en objetos destinados a ejercicios de meditación contemplativa, como por ejemplo los retablos de peregrinación virtual. Objetos cuyo uso colectivo, al ser aprehendido por la comunidad en su conjunto, o privado, perteneciente a la devoción personal, se manifiesta en una experiencia de crecimiento espiritual que si bien también está ligada a la liturgia y al culto, la complementa y enriquece.
Manuscrito 473
Fecha: Segunda mitad del siglo XIV
Incunable 654
Fecha: 16 de julio de 1493
Incunable 563
Fecha: 1492-1493
Ms.59
Fecha: 1450-1500
Fecha: s.XV