Pere Monràs y la contaminación plástica en la Antártida
La Antártida, el continente más remoto y de gran singularidad ecológica, no está exenta de las consecuencias del impacto humano a escala global. El cambio climático, la contaminación y el creciente turismo se están convirtiendo en amenazas cada vez más acuciantes para la biodiversidad antártica. El ejemplo más flagrante es la presencia de macro y microplásticos, consecuencia de la contaminación que está afectando negativamente a este ecosistema.
El trabajo de Pere Monràs, investigador predoctoral del grupo de investigación en ecología bentónica dirigido por la Dra. Conxita Ávila, es vital para la comprensión del impacto de los microplásticos en la Antártida. Bajo la dirección de la Dra. Conxita Ávila, Pere está realizando su doctorado en el estudio de los desechos marinos, específicamente los plásticos, que llegan a la Antártida. A través de de muestreos con una zódiac donde se ata una red para atrapar los microplásticos y muestreos de tierra en las playas cercanas, Pedro y su equipo científico intenta comprender el alcance de la contaminación plástica en las aguas antárticas.
Los microplásticos son fragmentos de plásticos menores de 5 milímetros. Utilizando una red con malla de 250 micras, Pere está centrando su estudio en la franja de 250 micras a 5 milímetros. Los resultados le han sorprendido, ya que se han encontrado cientos de fibras de plástico, probablemente procedentes de ropa y otras actividades humanas.
Uno de los puntos de interés más relevantes en el estudio de Pere es el biofilm que crece en torno a los microplásticos, conocido como "plástisfera". Este biofilm está formado por una diversidad de microorganismos, como bacterias, diatomeas y coanoflageladas, que se desarrollan en torno a los plásticos como sustrato. Este fenómeno, todavía poco conocido, plantea interrogantes sobre las interacciones ecológicas con los microorganismos que pueblan este hábitat marino emergente: los plásticos superficiales.
Además del estudio del biofilm, Pere está analizando la distribución de los microplásticos a lo largo de la columna de agua, desde la superficie hasta el fondo del mar. Esto permite comprender cómo los plásticos interactúan con los diferentes estratos del ecosistema marino y cómo pueden afectar a los organismos que viven en ellos.
El creciente turismo en la Antártida también ha sido una preocupación destacada. Con el aumento de las temperaturas y el alargamiento de la temporada estival, se han concedido más licencias turísticas, y cruceros masivos traen grandes cantidades de personas a la región. Este hecho ha generado una huella de contaminación en las playas antárticas, con desperdicios como botellas de agua y materiales de pesca, que muestran la influencia de las actividades humanas en uno de los lugares más remotos de la Tierra.
El trabajo de Pere Monràs y el proyecto CHALLENGE, dirigido por la Dra. Conxita Ávila, ofrecen una oportunidad única para comprender las presiones humanas y los peligros naturales que enfrentan a los ecosistemas bentónicos antárticos. Con este conocimiento, Pere busca concienciar sobre el impacto que las actividades humanas tienen en este entorno y encontrar soluciones para proteger y preservar la biodiversidad de la Antártida.
En definitiva, la investigación de Pere Monràs y el equipo de Conxita's Lab es un paso importante hacia la comprensión de los efectos de los microplásticos en la Antártida. Es esencial que la comunidad científica y la sociedad en general tomen conciencia de esta problemática para conseguir una mejor gestión de los residuos, la preservación del medio ambiente y la protección de los ecosistemas marinos más remotos de nuestro planeta.