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Deberes de la mujer (Colección de artículos sobre la educación, continuación). III. Para con los hijos en la niñez

Faustina Sáez de Melgar

La Mujer
Lengua
Castellano
Género
Ensayo
12
Páginas
1-3
Fecha
1871

Resumen

Tercero de los ensayos que Sáez de Melgar publicó en los números 9, 10 y 12 de la revista, respectivamente, bajo el título “Deberes de la mujer”. La primera entrega trataba de las responsabilidades de las mujeres para con los padres, y la segunda, de los deberes de estas hacia sus maridos. 

En este artículo, la autora ofrece algunas directrices para ser una buena madre, como lactar a los hijos ella misma y darles un buen ejemplo “en las costumbres y en las palabras” (2).

 

Violencias de/contra la mujer

1. Violencia cultural (expresiones de desprecio hacia las mujeres humildes, procedentes de distintas provincias, que trabajaban como nodrizas para las familias adineradas; también se critica a las madres que no lactan a sus hijos ellas mismas); estereotipos patriarcales de género (mujer de campo analfabeta y ruda, “robusta montañesa”, “asturiana cerril”, “selvática vizcaína”; mala madre que se despreocupa del hijo, “madres madrastras”)

Hoy no es de buen tono que las señoras elegantes críen a sus pequeñuelos, y los entregan a una robusta montañesa, a una asturiana cerril, o a una selvática vizcaína. Cuanto más imbéciles sean, mejor; solo se mira que tenga buena y fresca leche, lo demás es indiferente; esas madres madrastras que abandonan a sus hijos, no se detienen en reflexionar que con la leche se transmiten a la criatura las enfermedades, los vicios de las nodrizas y sus instintos buenos o malos (1).

2. Violencia cultural (aceptación de la sumisión de la mujer ante la autoridad masculina en el hogar)

La madre al darles el ejemplo de sumisión y respeto al marido como jefe de la casa, les enseña la obediencia y a respetar a sus superiores, manantial purísimo del bien, que es la fuente de todas las virtudes (2).

3. Estereotipos patriarcales de género (madre abnegada, que vive solo por y para sus hijos, sacralización de la maternidad)

La maternidad es un sacerdocio, y la mujer, en el momento de ser madre, no se pertenece a sí misma, se debe a sus hijos porque ella es el árbol sagrado de la familia, que infunde la fe, la caridad y el amor en el hogar doméstico (3).

 

Revista

Localización de originales

Biblioteca Nacional de España, Sede de Alcalá

Fecha

21 Sep 2024

Paratextos

Epígrafe: “La mujer en el momento de ser madre deja de pertenecer a sí misma” (1).

Autoría

Catalina Mir