SEÑORAS,
[...] Qué pena que, mientras vuestra Belleza arroja brillo alrededor vuestro, vuestras Almas, que son infinitamente más brillantes y radiantes (de la cual –belleza- , si tuvierais una idea clara, tan encantadora como es, y tanto como la valoráis, despreciaríais y descuidaríais la mezquindad que el Caso encierra) deben sufrir ser invadidas por las Malas Hierbas, estar en barbecho y descuidadas, sin adornarse con ninguna Gracia! Ello Aunque la Belleza de la mente es necesaria para asegurar aquellas conquistas que nuestros Ojos han ganado, y el Tiempo, que es mortal Enemigo de las Caras bonitas, no tiene ninguna influencia en un Alma encantadora, excepto para mejorarla. Por vergüenza, abandonemos aquella Vieja, para que entonces una pueda pensar que es una tarea pasada de moda el perseguir Mariposas y nimiedades! Basta de trabajar como esclavas en el aburrido y golpeado camino de la Vanidad y la Locura, por el que muchas han ido antes que nosotras, y por el contrariosino atreveos a romper el Círculo encantado en que la costumbre nos ha emplazado y desdeñad la forma vulgar de imitar todas las Impertinencias de nuestros Vecinos. Aprendamos a estar orgullosas de nosotras mismas en algo más excelente que la invención de la Moda, y no contempleis un pensamiento tan degradante de nuestro propio valor, como el de imaginar que nuestras Almas se nos dieron solamente para el servicio de nuestros Cuerpos, y que lo mejor que podemos conseguir de estos, es atraer los Ojos de los Hombres. Los valoramos demasiado, y a nosotras demasiado poco, si colocamos alguna parte de nuestras virtudes según su Opinión; y no nos creemos a nosotras mismas capaces de Cosas Más Nobles que la lamentable Conquista de algún corazón sin valor. Ella, que tiene oportunidades para hacer que se interese el Cielo, para obtener la admiración de DIOS y los Ángeles, es muy pródiga con su Tiempo, y perjudicial para sus Encantos, tirándolos en hombres vanidosos e insignificantes. Ella no necesita abaratarse tanto para descender a ganar sus Aplausos; porque a mayor distancia que mantenga, y más esté ella por encima de ellos, más eficazmente asegurará su estima y admiración. Sed generosas pues, señoras, como para no hacer nada indigno de vosotras; tan justo para vuestro Interés, como no disminuir vuestro Imperio y despreciar vuestros Encantos. No dejéis que vuestros Pensamientos estén totalmente ocupados en observar el respeto que se os paga, sino una parte de ellos al menos, ocupadlos en estudiar cómo merecerlos. Y después de todo, recordad que la Bondad es la más auténtica Grandeza; ser sabias para vosotras mismas el mayor ingenio, y esta Belleza la más deseable, pues durará hasta la eternidad.
LADIES,
[...] What a pity it is, that whilst your Beauty casts a lustre all around you, your Souls which are infinitely more bright and radiant (of which if you had but a clear Idea, as lovely as it is, and as much as you now value it, you wou’d then despise and neglect the mean Case that encloses it) shou’d be suffer’d to over-run with Weeds, lie fallow and neglected, unadorn’d with any Grace! Altho’ the Beauty of the mind is necessary to secure those Conquests which your Eyes have gain’d, and Time that mortal Enemy to handsome Faces, has no influence on a lovely Soul, but to better and improve it. For shame let’s abandon that Old, and therefore one wou’d think unfashionable employment of pursuing Butterflies and Trifles! No longer drudge on in the dull beaten road of Vanity and Folly, which so many have gone before us, but dare to break the enchanted Circle that custom has plac’d us in, and scorn the vulgar way of imitating all the Impertinences of our Neighbours. Let us learn to pride our selves in something more excellent than the invention of Fashion; And not entertain such a degrading thought of our own worth, as to imagine that our Souls were given us only for the service of our Bodies, and that the best improvement we can make of these, is to attract the Eyes of Men. We value them too much, and our selves too little, if we place any part of our desert in their Opinion; and don’t think our selves capable of Nobler Things than the pitiful Conquest of some worthless heart. She who has opportunities of making an interest in Heaven, of obtaining the love and admiration of GOD and Angels, is too prodigal of her Time, and injurious to her Charms, to throw them away on vain insignificant men. She need not make her self so cheap, as to descend to court their Applauses; for at the greater distance she keeps, and the more she is above them, the more effectually she secures their steem and wonder. Be so generous then, Ladies, as to do nothing unworthy of you; so true to your Interest, as not to lessen your Empire and depreciate your Charms. Let not your Thoughts be wholly busied in observing what respect is paid you, but a part of them at least, in studying to deserve it. And after all, remember that Goodness is the truest Greatness; to be wise for your selves the greatest Wit; and that Beauty the most desirable which will endure to eternity.
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Dirección científica: Maria Milagros Rivera Garretas
Agradecimientos: La investigación para esta obra ha sido financiada por el Proyecto de Investigación del Instituto de la Mujer I + D titulado: "Entre la historia social y la historia humana: un recurso informático para redefinir la investigación y la docencia" (I+D+I 73/01).
Han contribuido a su elaboración y producción el Institut Català de la Dona de la Generalitat de Catalunya y la Agrupació de Recerca en Humanitats de la Universitat de Barcelona (22655).
Dirección técnica del proyecto: Dr. Óscar Adán
Producción ejecutiva: Dr. Sonia Prieto
Edición: Marta García
Correción: Gemma Gabarrò
Traducción al alemán: Doris Leibetseder
Traducción al catalán: David Madueño
Traducción al inglés: Caroline Wilson
Traducción al italiano: Clara Jourdan
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