Hola, buenas noches. Es una gran satisfacción para todos nosotros tener hoy en el programa a esta mujer, a
María Zambrano. Malagueña,
1 filósofa, pensadora y poeta.
Octavio Paz
ha dicho de ella que siempre ha vivido en la frontera entre la poesía y la filosofía, y que por eso los conceptos se le vuelven imágenes.
Cioran, al que fascinó una tarde en un café en
París, ha hablado del prodigio de esta mujer que nunca ha vendido su alma a la idea.
2 Y, hoy, todos reconocen la razón poética
3 que ilumina todas las páginas de
María Zambrano.
-
María
, buenas noches.
Buenas noches
4
Pilar, encantada.
-Muchas gracias por recibirnos aquí en su casa.
Encantada de tenerte en mi casa.
5
-
María
, ahora que acaba de cumplir 84 años ¿cómo se siente?
¡Ay! Pues no lo sé, porque yo siempre he tenido una edad indefinida. A veces me he sentido muy joven, a veces infinitamente... no, nada infinito conviene a la vida humana, a veces... ya, de más.
-No, de más nunca,
María
.
Sí
-Se van a cumplir ya, dentro de poco, los cuatro años desde su regreso a España, después del largo exilio...
En efecto, del larguísimo exilio.
6
-
María
¿ha sido difícil este proceso de readaptación a
España de nuevo?
Pues yo diría que no, porque yo he llevado conmigo a
España en el corazón, y además siempre he tenido relaciones con españoles, lo mismo con gentes ilustres, que con estudiantes, que con obreros, que con alguien... Yo no... en cierto modo, como creo que dije en el aeropuerto,
7 no he salido de
España; no solo por haberla llevado, sino porque venían a mí, lo mismo la muchacha que estaba despachando en un almacén en
La Habana y se sentía sola, y me llamaba, no se atrevía, y venía a verme a mi casa. No he distinguido de clases, sí de personas.
-Ha elegido, pero solo por otras razones, no por las clases...
¿Cómo dice?
-Que ha elegido por razón de amistad y otras razones, pero nunca...
Sí, por razones de amor, si se puede decir. Y a veces por razones de necesidad también. Pero esa necesidad yo la convertía en amor, porque si no, no lo podía hacer, no salía, no salía la función.
8
-Siempre ha salido bien la función,
María
. Durante muchos años su obra ha estado un poco alejada, desconocida, ha sido desconocida en
España, ignorada. ¿
María
, usted cree que la única razón ha sido esa distancia física que tenía usted de
España?
Bueno, yo no diría que no. Porque en ese mismo tiempo
España estaba como estaba, y cuántos que vivían dentro de
España se quedaban sin ser conocidos. Aparte de que los caminos del pensamiento son muy difíciles de trazar, usted lo sabe.
-
María
, usted ha dicho alguna vez
9 que ha sido víctima del antiorteguismo. ¿Cómo ha sentido usted este antiorteguismo?
Bueno, ese antiorteguismo, pues ya comenzaba en
España. Por que el
10 antiorteguismo... porque toda figura luminosa, toda figura preponderante engendra siempre a su contrario. Don
José, en sus mejores tiempos, cuando yo coincidía, cuando yo le trataba, tan humildemente él me recibía a mí, y a algunos discípulos, temblaba por lo que decía de él el último periodista. Temblaba. Nunca se lo creyó.
-
María
, pero usted siempre se ha declarado también una fiel discípula, aunque no sea orteguiana, ¿no?
No, orteguiana no, porque si fuese orteguiana no seria discípula. También usted, eso lo entiende muy bien ¿no? Seria una secuaz, que no discípula, lo contrario de
11 ser discípulo.
-
María
¿le parece que viajemos juntas un poco hasta su infancia? A
Vélez Málaga. ¿Vamos a recordar esas primeras imágenes de su infancia?
Sí, son imágenes y son sensaciones. Una cosa tan evanescente y que parece destinada a consumirse en el instante, resulta que mientras uno tenga una vida aquí, y no sabemos si en otra parte, han quedado trabadas: el limonero del huerto.
-Ese olor que nunca ha podido olvidar ¿no?
Sí, y la aspereza. El perfume de la tarde. Mi primer viaje en brazos de mi padre cuando yo no sabía lo que era ser propiamente padre, no podía saberlo. El arrullo del mar, el caer de la tarde, el perfume, la estrella, el lirio... no, allí no había lirio, había macetas, que yo no se que flor tenían, porque yo no sabía el nombre de las flores, yo no sabía nombrarlas.
-Pero las sentía.
Las sentía para siempre. Y el sabor de la caña de azúcar, con que criaban entonces a los niños, trocitos de caña de azúcar, se me quedó en el paladar, se me quedó para siempre, y el pan de higo, que después llegaba a
Segovia enviado por unos discípulos de mi padre. ¡Ay, qué maravilla! Hasta vino bebí. Tenía 108 años aquel vino. ¡Ay, qué maravilla! No se sabía lo que era. Y después, bueno, yo el vino no lo puedo beber.
-
María
, habla de su padre, su padre fue su primer maestro ¿verdad? ¿Qué le enseñó?
Claro, claro, me enseño ¡ay, cómo decir lo que mi padre
12 me enseñó! Una calidez, una justeza, una armonía, una belleza, una cierta rigidez, como puede ser la de un árbol que tiene hundidas sus raíces en la tierra y la copa muy alta que llega al cielo.
- ¿Y de su madre,
María
, de su madre?
De mi madre,
13 cómo no la voy a recordar, con su sonrisilla, con su sonrisilla acogedora, con su dulce
ironía, y con aquel decir: regularcita, regularcita, cuando le alababan a su hija.
-No quería que fuera vanidosa.
No, no.
-
María
, pero pronto abandonó esa tierra, de la que tiene tan hermosos recuerdos, y su segunda tierra fue Segovia ¿no?
Pues pasando antes por Madrid, sí, por
Madrid. En donde yo sufrí el que la casa en que mis padres vivían, pues no tenía terrado, no tenía azotea; y yo me iba por la escalera; y eso de tener una calle, de vivir en una calle y no en todo el pueblo, pues me dolió.
-
María
¿y en
Segovia fue donde descubrió el agua? Ese elemento que ha sido siempre…
El agua.
14 Bueno, el agua yo creo que ha estado siempre en todas partes, ha estado en mis sueños, pero en
Segovia la descubrí en la
Fuencisla, gota a gota.
-
María
, en su, en esa especie de autobiografía que usted ha escrito, dice que primero quiso ser una caja de música, que luego quiso ser un caballero templario, y finalmente, también más tarde un centinela. Usted...
Y una criada.
-Una criada también. De alguna manera, a lo largo de su vida, estos deseos se han cumplido o se han...
Yo creo que sí. Sobre todo lo de criada.
-¿Por qué?
Porque yo estoy aquí para servir a lo que se me mande.
-¿Sí?
Y lo de caballero, pues también. El caballero lleva una capa, una cruz en la capa, y está también para servir; y la cajita de música... pues eso no lo he podido ser, pero me las han regalado. He procurado, sin aprender canto, que mi voz, que mi decir tuviera algo de encanto musical.
-De música. ¿Y centinela? ¿De qué ha sido centinela?
¡Ay, centinela! El centinela en la noche que oía yo en
Madrid, que iba de un cuartel a otro: "¡Centinela alerta, alerta está!" Estar en la noche despierto, eso me ha quedado.
Y luego el exilio, aunque se prohibió la nostalgia fueron años duros. Peregrinar desde
La Habanaa
Puerto Rico, y desde
México a
Buenos Aires, de
París a
Roma y de
Roma a
Ginebra.
15La muerte de su madre
16 en
París, su separación matrimonial,
17 las conferencias, la muerte de su hermana.
18 La soledad. Y siempre unas cuantas ideas y unas cuantas palabras sagradas en las que
Ginebra ha profundizado intentando desentrañar su más íntimo significado: España, Cristianismo, Cultura, Alma, Filosofía, Moral, Dios, Pensamiento, Agua, Luz, Fuego, la Llama, la Aurora, los Claros del Bosque, el Sueño, el Amor, la Verdad. Y siempre con el mismo bisturí como herramienta, la razón poética que ha movido su vida. Por eso pudo decir, aquel
20 de noviembre de 1984
cuando, como la última víctima del atroz naufragio español del
1939
, regresaba a
Madrid:
-
María
¿usted pensaba que iba a volver a
España después de cincuenta años?
¿De cincuenta? ¡Ay! Yo creía que no había faltado nunca.
19
-
María
, y ¿cómo y cuándo descubrió el pensamiento y supo que dedicaría toda su vida a pensar?
Bueno, eso por una parte es dificilillo, y por otra parte no tanto. Porque yo tenía un cofrecito para mí, en mi cuarto, mi secreto que me guardé, y allí tenía guardado un libro que sustraje a mi padre de la biblioteca filosófica que publicaba Zozaya, yo se lo digo ahora, y ese libro yo lo tenía guardado para cuando pudiera leer y estudiar. Y ese libro, después decía
Leibniz; y además yo oía decir a mi padre, que era un filósofo él, repetir el lema de la academia platónica: “Nadie entre aquí sin haber aprendido geometría”; y yo le preguntaba: papá, ¿cuándo me vas a enseñar geometría para que yo pueda pensar?
-
María
, ya a los veintidós años está usted en
Madrid.
Pues sí.
-Y en Madrid ¿cómo fue ese descubrimiento de Madrid? Por el que había pasado siendo muy pequeña, pero con su universidad, el contacto con...
20
Yo llegué a
Madrid ya en el veintiséis, pero es que antes había ido muchas veces desde
Segovia a examinarme por libre de arduas asignaturas, en las cuales me comenzaban diciendo: “no, por libre aquí no se puede”; “bueno entonces dígame usted lo que tengo que hacer”, y luego podía. Menos en una, si quiere saber en cuál, se la digo.
-¿En cual? Sí.
En Historia de la Literatura. Ahí me quemé.
-Y cuando llegó a la universidad, aquí a
Madrid, ¿cuál es la primera visión que recuerda usted de
Ortega y sus clases? ¿Cómo eran sus clases?
¡Ay, Dios mío! Yo a
Ortega ya le conocía, claro, por lecturas, pero eso de entrar en su clase... Yo empecé a estudiar el año oficial del doctorado un año antes para ir acostumbrándome, y para no perder el tiempo. Y yo entraba despacito, lejos, y luego me iba acercando, acercando, y yo creía que tenía los ojos verdes, y que era algo imponente, pero cuando luego ya me tocó estar en primera fila para que me preguntara, pues yo me di cuenta de que no tenía los ojos verdes, pero que era lo mismo, que a mí me hacía temblar.
-Pero hubo un momento en el que su vocación filosófica se tambaleó ¿verdad,
María
?
Pues sí, porque toda vocación
21 auténtica yo creo que se tambalea un poquito, porque yo me sentí incapaz de estudiar filosofía, me sentí negada. Porque entre el rigor de
Zubiri, que llegaba de nuevo, y la claridad orteguiana, pues yo no podía, ni con la claridad ni con el rigor. No podía con nada; y decidí no estudiar filosofía; y así aquel verano que yo no tenía que estudiar filosofía, pues hice lo que me pareció, que fue leer la tercera Enéada de
Plotino y la Ética de
Esquilo.
-¿Y eso le animó a seguir adelante?
Pues claro, si me encontré estudiando filosofía cuando tenía vacaciones, un día me di cuenta, me eché a reír y seguí.
-Los maestros la habían asustado un poco.
22
Bueno, los maestros no, la maestría, la filosofía. Es que da mucho miedo. Como todo lo que se ama de verdad.
-
María
, usted cuando estaba en la universidad, que por fin estudió filosofía y acabó, no era un hecho muy habitual que mujeres... pues que...
No, no.
-No era muy frecuente. ¿Y notaba usted que tanto los profesores como sus compañeros la trataban de otra forma por el hecho de ser mujer?
Bueno, a veces, pero yo no me dejaba.
-No se dejaba, se defendía de eso.
Entonces, no fui feminista, fui femenina:
23 no cedí. Entonces yo fui enseguida auxiliar de Historia de la Filosofía y allí fue ella, porque cómo fue, porque el profesor
Zubiri estaba en
Alemania, y el auxiliar estaba en no sé dónde, me tocó a mí, a falta de otra cosa mejor, y mi compañero... dimitió, no quiso. Pues aquí estoy yo.
-¿Y cómo la aceptaban los alumnos?
Encantados, me llamaban como me han seguido llamando siempre los alumnos en todas partes:
María
.
-¿Y a usted le gustaba eso de estar en contacto con esa gente joven?
Claro, claro. Yo era joven también entonces, más que algunos de ellos. Pero después por el mundo, cuando he sido profesora y me han llamado en unas partes doctora, porque era el tratamiento, en otras licenciada, en otras no sé qué, entonces yo me callaba, yo no me bajaba de la tarima, yo seguía hablando tranquila, segura de que a los quince días me llamarían
María
.
-Y hablaba antes de que sustituyó a
Zubiri en las clases, pero también por aquella época conoció a
Maravall, a
García Morente, a...
Pero
Maravall era un compañero, y no de filosofía, sino de derecho, y
García Morente era profesor de ética, que yo aprobé por libre, atreviéndome a ello.
-Y todo ese grupo de gente que conocía en aquella época ¿cómo eran? ¿Con quiénes se identificaba usted más?
Pues es difícil decirlo, porque no era un grupo, era un poco como, como es Grecia, un archipiélago ¿sabes? La vida no era tan simple, tan cuadriculada como esquemáticamente se la ve cuando pasan muchos años.
-
María
, enseguida ya publica usted su primer libro.
Librito.
-Nuevo liberalismo. . .
Sí, sí, Horizonte del liberalismo, Morata editor. Y eso fue estando enferma, al final de mi enfermedad.
-¿Cómo llevó la enfermedad,
María
, esa...?
Tuberculosis. Bueno, pues como entonces se llevaba, estándose muy quieta, comiendo mucho, y sin hacer nada. El tiempo. Me encontré a solas con el tiempo inmenso; y entonces lo primero que tenía que hacer era nadar en el tiempo.
-Eso también a veces es un privilegio, ser dueño del propio tiempo ¿verdad?
Bueno, pero es terrible. Yo no era dueña, era el tiempo dueño de mí.
-
María
, y mientras le ocurre todo esto, usted da clases, publica...
No, me refiero, perdón, al tiempo, a los dos años de tratamiento de reposo, que hice en mi casa en lugar de ir a una clínica, porque en mi casa daba el sol, había aire, estaba mi madre, mi padre, mi hermana Araceli, que siendo mucho más joven y más vital que yo, también estuvo un poco tuberculosa, y el prometido de ella, con el cual se casó, médico.
-
María
¿qué recuerda usted de aquellas misiones pedagógicas
24 que llevaron adelante durante la época de la segunda República?
25
¡Qué maravilla!
-¿Cómo era aquello?
Estuve en unas cuantas. Se nos daba únicamente para, para las sandalias. Si queríamos ir por nuestra cuenta a algún otro pueblo, nos lo pagábamos, y a veces nos encontrábamos con espectáculos, bueno no era espectáculo. Realidades maravillosas, de una
España... tengo que hacer un esfuerzo para no llorar... de una
España que despertaba a la vida, de una España en que se unía la antigua cortesía en todo un kilómetro, que nos esperaba de gentes, vestidos con capa, con el traje tradicional y con el presidente que llevaba la bandera de la República. Nos hicieron pasar por el medio como si fuéramos
santa Teresa, con el mismo respeto. Y aquellos hombres de pueblo que entraban, por ejemplo, para ver a
don
Fernando de los Ríos,
26 que era una gran figura del partido socialista y de
España, en Yuste. Y llevándose la mano al, como si fuera un chambergo decían, “compañero don Fernando, Dios le guarde”. ¡Qué maravilla!
-
María
, se emociona. ¿Fue en aquella época, viviendo eso, esos momentos tan importantes y trascendentes también de la historia de
España, cuando se fue conformando su pensamiento?
Yo no sé si se fue conformando, yo no sé. Porque yo no pensaba en mí, como sucede cuando se da uno de verdad; y yo sí que sentía que tenía que aprovechar esos momentos porque serían breves, porque durarían poco.
-
María
, en el año treinta y seis usted se casa, se casa con el historiador
Alfonso Rodríguez Aldave, y se van a
Chile donde él es nombrado secretario de la embajada española.
Sí, nos fuimos porque fue nombrado segundo secretario de la embajada.
-Y ¿cómo fue ese primer contacto con
América, ese encuentro, la primera ver que se encontraba con América?
Bueno, maravillosa. Y sobre todo porque tuvimos que hacer un larguísimo viaje, ya que
España estaba mal considerada en algunos sitios. Tuvimos que pasar primero por
La Habana, donde también me habían invitado, a mí, pero yo calladita. Entonces me pidieron una conferencia en el Lyceum Club, lo más elegante que había, y pedí permiso al embajador y me dijo que sería muy bueno que yo la diera, y la di, sobre don
José Ortega y Gasset, y estaba todo así... creo que estuve muy bien, digo. Y luego enseguida tuvimos que ir por
Panamá, pasamos el canal de
Panamá a pie, por así decirlo, es decir por las esclusas. ¡Qué maravilla! Y llegar a Balboa en el momento en que el sol se ponía en el Pacífico, en el Nuevo Mundo; y luego pasar por... el Perú, por ciudades como Antofagasta, hasta dar la vuelta..., a dónde fue, Dios mío...
-Para llegar hasta Chile.
Hasta Chile.
-Usted ha dicho muchas veces que el pensamiento español carece de sistema filosófico. Explíquenos un poquito más esto, en qué lo fundamenta...
Sí, bueno, verá usted, leyendo La ciencia española, de
Menéndez Pelayo, que yo respetaba y respeto porque, aunque sea reaccionario, pero era un hombre de fe y de verdad. Resulta que en
España ha habido precursores, ha habido sobre todo eso, pero lo que no ha habido es continuidad y vigencia, que son las notas de una tradición filosófica. Lo cual va de acuerdo con lo que después se ha observado, que en
España hay que estar comenzando siempre.
27
-Es verdad.
Siempre, todos los días hay que comenzar.
-
María
, y estando en
Chile el año treinta y siete, a pesar de que la guerra se perdía, ustedes regresan a España.
Bueno, pero no es a pesar, sino por eso. Nos decían: si la guerra está perdida... pues por eso regresamos a España. Si estuviera ganada, nos quedaríamos aquí.
-Y ustedes participaron en todos los avatares de la República, apoyaron, ayudaron, hicieron todo lo que estaba en su mano.
María
, en
Valencia usted inicia
28 la aventura de
Hora de España, conoce a
Emilio Prados.
29 ¿Qué recuerda de aquella...?
Bueno, pero yo conocí a
Emilio un poquito antes. Y además me mandaron a
Chile
Hora de España. Sí, en
Valencia. Entonces, no sé bien, mi entonces marido... no he tenido ningún otro; al cabo de mil años no estoy divorciada, porque, no sé, no porque no quiera...
-No esta divorciada porque no sabe.
No, no hay manera.
-No hay manera.
Entonces, pero no he tenido ningún otro marido. Entonces ¿qué ha pasado en Valencia? Pues que estamos un tiempo porque el gobierno está allí. Cuando se traslada a
Barcelona, pues seguimos a
Barcelona. En
Barcelona... estaban ya mis padres. En
Barcelona, y en
Valencia también, yo colaboro con las..., no me acuerdo. ¿Cómo se llama? Con el Patronato de la infancia evacuada. Soy del Patronato Nacional, nada menos. Y tenía que visitar los lugares donde estaban alojados los niños que venían corriendo de otras partes de
España bombardeadas. Y yo iba a visitarlos. No era fácil. Había muchos problemas. Cuestiones muy delicadas, porque entonces, fascistas, comunistas, republicanos, todos andaban mezclados. No se sabía. Yo me atenía a lo que debía. Había a veces un batallón ruso, uno de muestra, porque la acción de
Rusia en
España fue más...
-De boquilla.
Y entonces yo iba en nombre de la República, y me rendían honores, y yo tenía que echar un discurso, que tenía que improvisar con el estomago vació, habiendo ido en un taxis dando tumbos. Pero no lo recuerdo con amargura, lo recuerdo, con alegría. Si se puede saber.
-A finales del año treinta y ocho su padre muere.
Muere en
Barcelona.
-Y un poquito después, el año treinta y nueve a principios, usted se marcha camino del largo exilio. Son dos golpes juntos muy fuertes.
Sí, perdí a mi padre, perdí la patria, pero me quedó la madre, la matría, la hermana, los hermanos. Me quedó todo, y hasta mi padre, que sentí que iba con nosotros. Pero ¡qué alegría, padre, que tú no tengas que sufrir los avatares del exilio!
30
-Cuando usted pasó la frontera ¿se prohibió las nostalgias? ¿Se prohibió tener nostalgias?
Sí, claro. Tenía que dar la cara a la nueva situación, y no hacer como he visto después a ciertos refugiados, que no deshacían las maletas, esperando, esperando, esperando. Yo, en primer lugar, maletas no tenía, porque siempre he sido bastante pobre, a Dios
gracias,
31 pero vivía al día: ahora es esto, el presente lo más posible.
- Y vivirlo lo más intensamente.
Lo más, claro.
-
María
, en ese largo exilio, la primera estación, la primera etapa es
La Habana¿no? En
La Habanahabía conocido a otro de los que serían uno de sus grandes amigos ¿no? A Lezama Lima.
32 ¿Qué recuerda usted de él? Usted siempre ha hablado de su transparencia, ¿no? De la transparencia en su obra. ¿Cómo la recuerda?
Yo lo he tenido, me he escrito con él hasta que he podido. Ha sido una amistad que siempre ha renacido; he sido colaboradora de su revista.
33 Y yo recuerdo aquel joven callado que estaba sentado a mi lado sin decir palabra. Y que faltando, él y yo, a la buena educación, nos embebimos en una conversación el uno en el otro. Y entonces, sin darnos cuenta, se acabó la cena.
-En toda esa andadura por el mundo que es su largo exilio de muchos años, siempre a su lado, a partir de un momento, estuvo su hermana
Araceli...
Hasta que pudo. Porque llegó un momento en que ella se quedó en
Francia con mi madre y yo me tuve que ir. Sí.
-¿Qué ha significado Araceli? ¿Qué ha sido Araceli para su vida,
María
?
¿Qué hacía Araceli?
-¿Qué ha sido Araceli para su vida?
¡Ahh! Es mi hermana. Mi hermana única. Al escribir la
Antígona, yo fui al termino griego "autoadelfos" porque adelfa significa hermana. Y curiosamente, en los jardines de
Segovia, se plantaban siempre dos, una roja y otra blanca. Mi hermana, mi hermana única. ¡Cómo la esperé! Porque nació cuando yo tenía siete años. Qué alegría tener una hermana; con ella descubrí lo que es mas importante en mi vida, la hermandad, la hermandad, más que la libertad, la hermandad.
-En todos estos años, usted a pesar de que viaja, publica libros, escribe artículos, ensayos, da conferencias, usted siempre ha dicho que el trabajo unas veces ha sido su mayor felicidad y otras veces un tormento.
Claro. Como tiene que decir, como tiene que ser el de alguien que se ve forzado a crear. A veces, qué agonía, a veces, que parto imposible, a veces qué felicidad.
-Y durante todos estos años van surgiendo sus libros más importantes.
María
, se ha dicho que la originalidad de su pensamiento está en que, partiendo de
Ortega, vuelve a los orígenes de la filosofía.
Sí, claro.
-Para intentar aprehender la realidad, pero ya de otra forma, de otra manera.
Sí, claro.
-¿Usted está de acuerdo, en que es esa, en que es la originalidad de su pensamiento?
La originalidad viene de origen. La filosofía tenía que nacer dentro de mí. No solamente de las palabras tan ricas de
Ortega y anteriormente de las de mi padre.
-Se ha dicho que usted ha logrado reconciliar a dos enemigos tradicionales, la filosofía y la poesía. ¿Cómo lo ha conseguido? ¿Cómo lo ha hecho posible?
Lo he hecho posible sin darme cuenta. La expresión "razón poética" figura en uno de mis primeros ensayos, publicados, fíjese, en Hora de España, a propósito de la "guerra", la guerra entre comillas, un libro de
Antonio Machado que él me dijo que eran unos articulejos, unos articulillos sin unidad. Empleo ahí la razón poética; pero antes también, pero yo la reconozco, no, no veo que eso sea la razón poética, se me va imponiendo.
-¿Y cuándo se da cuenta de que ya está la razón poética?
Cuando me la hacen dar cuenta. Abellán,
34 en un libro,
La filosofía española fuera de España pone: “
María Zambrano, la razón poética.”
-¿Y cuál es la importancia del sueño y el poder del sueño?
Ah, eso sí es mío. Porque descubrí la atemporalidad del sueño;
35 y luego, en una escala, los sueños de la persona, los sueños donde se aparece en un instante, una profecía, un destino único. Y entonces yo escribo Los sueños y el tiempo muy deprisa porque habían anunciado en la revista Diógenes de la UNESCO, que se iba a dar un premio a un artista, a un pensamiento, capaz de renovar las ciencias humanas. Y yo se lo mandé a sobre abierto, porque era así, a
Roger Callois, que me contestó una carta llena de entusiasmo. Y tanto se había entusiasmado él que al mismo tiempo estaba escribiendo, y luego tardó en darse un año, y lo mío salió con una mención entre diez. Pero de ahí viene, después, el congreso en Rougemont sobre los sueños y las sociedades humanas.
-
María
, y cuando usted quiso escribir un libro sobre filosofía y cristianismo, surgió
El hombre y lo divino
. ¿Cómo concibe la relación de la divinidad con el hombre?
Bueno pues yo, eso de Dios dicho así, como si a una le tiraran una piedra a la cara, no. Ni que me digan Dios es Dios. Sino lo divino en el hombre: Emmanuel, Dios en el hombre, de una manera o de otra, ÉI sabrá.
-Usted entiende la filosofía como la transformación de lo sagrado en lo divino.
Sí, es una de las definiciones que me han salido de la filosofía: la transformación de lo sagrado
36 en lo divino.
37 Porque lo sagrado esta adscrito a un lugar; unas piedras pueden ser sagradas, un lugar, un dedal, un objeto, pero no divino. Y entonces el pensamiento es el que hace la transformación, pensando verdaderamente.
-¿Pero cómo se puede descubrir lo sagrado, María, dónde se descubre?
Se impone. Lo sagrado se impone.
-Estando ya en el Jura francés, en
La Pièce, en esa casa cercana al lago Léman, que es el escenario de uno de sus libros fundamentales...
Bueno, es algo más. Es uno de los lugares maravillosos que me ha tocado vivir en la vida. Cerca de
Ginebra, en el Jura francés, en una aldea que tenía tres casas. ¡Qué maravilla aquel bosque, aquel camino! Mi hermana se quedó allí, porque allí murió; y después yo, ya sola, pero siempre acompañada por alguien de mi familia, porque siempre he tenido alguien de mi familia a mi lado, que me abriga.
-
María
, allí es donde surge Claros del bosque.
Sí, yo lo estaba escribiendo cuando murió mi hermana.
-¿Esa ha sido una de las etapas mejores de su vida? ¿En aquel lugar?
Sí, del que no puedo hablar sin llorar.
-Sin emocionarse ¿verdad?
María
, y la Aurora, la aurora es otro de los elementos que siempre aparecen. ¿Cómo se le reveló la Aurora?
Se me reveló de muchas maneras, como sucede con toda revelación. Primero, al final de la guerra de
España, en que vi una aurora
38 de sangre, con una imagen terrible, y después "la del alba sería" de nuestro señor
Don Quijote, según el libro ejemplar de
Cervantes. Después, el alba: yo me escapaba de la noche, de las primeras horas de la mañana para, tendida en el suelo, en
La Habana, sorprender el alba. He caminado siempre hacia el alba, no hacia el ocaso; pero he sufrido por tanta alba arrojada al ocaso que en
España, y sin duda en el mundo, se ha dado. Un alba, eso fue la República: un alba arrojada al ocaso. Pero luego retoña y vuelve la luz del día.
-Como siempre, se vuelve a empezar.
Vuelve a empezar
-
María
, hacia esos años, los años sesenta, cuando ya está usted en el Jura, en
España empieza a conocerse su obra, empieza ya a difundirse.
Sí, o antes. A mí me llegaban peticiones de colaboración. Amigos, sí...
-¿Y usted cree que ha dejado huella en los jóvenes pensadores españoles?
Pues eso tendrían que decirlo ellos.
-Pero una también lo nota, lo siente; son muchos los jóvenes, imagino, que se acercan a usted, que hacen trabajos sobre su pensamiento, que...
Sí, pero hace tiempo ya.
-Hace ya tiempo.
Aunque estoy presente, no he dejado de estar ausente de buena manera.
-
María
, de todas formas, usted parece que siempre se ha llevado mejor con los poetas que con los filósofos ¿no? Que siempre...
Bueno, a veces sí, entre otras cosas porque filósofos hay pocos y...
-Hay más poetas.
Sí. Pero también me he entendido muy bien con los pintores.
-La pintura también ha sido un punto de referencia.
¡Oh, de qué manera! En
Italia y en
España, cuando volví de
Italia y descubrí a
Zurbarán, en
Luis Fernández,
39 que llevaban tanto tiempo y él no conocía porque había venido a
París en los años veinte. Y le di la revelación,
El misterio de la pintura española en Luis Fernández.
-Estábamos hablando un poco de los poetas, de la forma de escribir de los poetas, que usted piensa que de alguna manera los poetas deben escribir sin saber muy bien de lo que escriben.
Claro, porque corren el riesgo de hacerse retóricos, de escucharse a sí mismos. Y los filósofos, cuando se dan tanta importancia, corren el riesgo de volverse tontos.
-O sea que también su método de indagación en el pensamiento, también es un poco semejante al de los poetas.
Claro.
-
María
¿cómo se puede percibir lo invisible?
¡Ay, qué cosas me preguntáis, señora! Lo invisible, si se percibe, es porque ello nos visita y no lo sabemos clasificar. Sí. Me hace usted unas preguntas muy bien hechas: demasiado buenas.
-¿Qué cosas son las que le han hecho sufrir?
¿Más? Pues me ha hecho sufrir mucho lo que pasaba en
España cuando yo no estaba en ella, lo que pasaba en
Europa cuando yo no estaba en ella. Me ha hecho sufrir mucho la ausencia. No digo, no me comparo con los que en
España pasaban hambre; miseria y persecución, pero les digo una vez más, cómo me habéis dolido, en el fondo de mi alma, cómo he tenido ante mí manjares exquisitos que no he podido comer porque yo tenía qué comer y ustedes, hijos míos, hermanos míos, no teníais ni un pedazo de pan que llevaros a la boca. Eso es lo que más me ha hecho sufrir, creo.
-¿Y qué ha aprendido del dolor,
María
?
¡Ah! Dicen que el dolor es un gran maestro; pero mi padre, que era un gran educador y por tanto muy irónico, decía: tanto maestro no sirve.
-Usted ha hablado también de lo que se ha llamado el estoicismo español.
40¿De dónde sale esa actitud?
Bueno, sale esta actitud... de que es la que persiste más en la filosofía antigua, la que más trasciende, la que más queda
41 hasta llegar, por ejemplo, a lugares como La Habana, cuando decía un negro: yo soy "etronco". ¿Y qué significa ser...? Pues que me pisan el pie y yo no lo doy a entender.
-
María
, y la muerte, ¿qué es para usted la muerte?
Para mí no, yo soy para ella. Pero tampoco: la muerte, Dios la sabe, yo no. Pero sí me ha sucedido que, por ejemplo, en
La Habana, una muchacha de sociedad quería dar clase particular conmigo, cosa que a mí nunca me ha gustado, dar clases particulares, aunque me reportasen algo de lo que yo necesitaba tanto, no lo nombro. Entonces le pregunté ¿y usted, por qué quiere estudiar filosofía? Dice: porque yo quiero -era joven, era bella, era poderosa, más que rica, tenía un futuro, tenía de todo- dice: porque yo he sentido, la única vez que la he oído hablar, que usted me podría enseñar a ir muriendo, a morir.
-¿La muerte es el paso a la verdadera vida,
María
?
Yo creo que sí, si no lo creyera...
-No habría otra esperanza.
42
Sí; qué preguntitas me haces, Pilar
-Pero yo se las hago porque sé que las ha pensado, que las siente...
Sí, lo sé, lo sé, lo sé; no te justifiques conmigo.
-
María
, ¿y cómo se consigue la serenidad? ¿Esa serenidad que usted siempre tiene, o por lo menos parece?
iAy Dios mío! A costa de sufrir. Yo he sido muy tímida, muy tímida; mi hermana no. Y cuando ya nos juntamos y yo tenía que dar alguna conferencia, ella detrás de mí me empujaba, porque yo no me atrevía a entrar; y lo mismo era ir tímida ante un solo alumno que hubiera en la clase, que, en
París, delante de lo más brillante de la intelectualidad. Era, no sé, tener que descubrirme.
-¿Le daba cierto pudor eso? Un poco de pudor sí; pero también temblor y temor.
43
-
María
, y ahora que usted siente que en
España se la trata con cariño, se la quiere, su obra se difunde, se estudia, la hacen hija adoptiva de su tierra natal, la hacen...
Directora del instituto, hija predilecta, escuelas de niñas que llevan mi nombre...
-Una fundación también. La Fundación.
44
-¿Cómo ve todo esto ahora?
Pues lo veo como una gracia, como algo que yo no me merezco y que aspiro a poder cumplir, mínimamente aunque sea, con todo ello.
-Y hoy ¿cuál es su esperanza?
Mi esperanza, pues creo que la acabo de enunciar: cumplir, cumplir como Dios manda.
-
María
, y ¿cuál ha sido su gran libertad? La obediencia.
-Parece mentira ¿verdad? Parece una paradoja.
Es que la vida se nutre de paradojas. Y yo creo más en las paradojas de la vida que en las antinomias del pensamiento.
-En ese texto suyo, Dos fragmentos sobre el amor, dice que el amor es un fuego sin fin que alienta toda vida, la esperanza de toda vida, el secreto de toda vida. ¿Ese ha sido su secreto, el amor?
Bueno, creo que es el gran secreto.
45 Allí donde aliente.
-
María
, terminamos ya. Ya la dejamos descansar; solo nos queda agradecerle que nos haya recibido, que nos haya ayudado a desentrañar su vida, su obra, una obra que siempre nos deja pensativos; pero quizás ese es el propósito ¿no?
Bueno, y yo les quiero agradecer a usted,
Pilar, y a todos los que han promovido y a todos los que escuchan esta emisión, mi grande emoción porque sea precisamente en
España, porque se me quiera, sobre todo eso, porque se me quiera. Yo doy gracias al tiempo y al amor.
-Muchas gracias,
María
.
Las gracias a ustedes.
Este texto es parte de:
María Zambrano, Entrevista a María Zambrano (1904-1991), a cargo de Pilar Trenas, emitida en el programa "Muy personal" (1988) de Televisión Española
Al cuidado de Gemma del Olmo Campillo
1 Vélez Málaga (1904).
2 Cioran, en "María Zambrano: una presencia decisiva", de su obra Ejercicios de admiración , se pregunta por qué María Zambrano no era ni presuntuosa ni agresiva, como sí lo son, en su opinión, las mujeres que se dedican a la filosofía. Cioran se responde que tal vez es porque esta autora no ha vendido su alma a la idea, por lo que ha protegido su esencia y ha dado un paso más allá de la filosofía. Ver Emil Michel Cioran, Ejercicios de admiración y otros textos, Barcelona, Tusquets, 1992.
3 La filosofía de Zambrano es conocida sobre todo por su razón poética. Sin entrar a debatir si ello supone cierta simplificación de su obra, lo cierto es que la razón poética como método de conocimiento está, de una manera u otra, siempre presente en sus escritos. No obstante, no se trata de la mera imbricación de la razón y la poesía, de recuperar el saber poético y del corazón para incluirlo en el conocimiento, sino de una forma no violenta de acercarse a la cosa, a lo real. Es un acercamiento amoroso que genera un conocimiento más respetuoso que no anula a la cosa sino que la deja ser dejando abierto un horizonte espiritual, puesto que el conocimiento poético incluye también la herencia de los grandes poemas y obras místicas de las distintas religiones. No es, por tanto, una conjunción o una inclusión de la poesía en el conocimiento, sino la propuesta de una nueva forma de atender lo real, de conocer, lejos de las formas soberbias y violentas de la razón occidental. Es una razón humilde que no cancela la dimensión espiritual de las cosas, que las aprecia en su conjunto y aprende de ellas, que se admira con ellas, volviendo a los orígenes de la filosofía y del conocimiento.
4 Se ha introducido una variación con respecto a la trascripción original.
5 Madrid, calle Antonio Maura 14, 4º B.
6 25 de enero de 1939 al 20 de noviembre de 1984 .
7 Lo que dijo en el aeropuerto aparece en este documento un poco más adelante. Fueron las siguientes palabras: “(Periodista) - María ¿usted pensaba que iba a volver a España después de cincuenta años? ( María Zambrano) -¿De cincuenta? ¡Ay! Yo creía que no había faltado nunca.”
8 Para ella es preciso convertir la necesidad en amor porque si se queda en la mera necesidad permanece en lo puramente instrumental, y de lo instrumental no suele salir nada original ni fértil. Es preciso convertirlo en amor, amarlo, para que haya fertilidad, porque el amor es creación. Su apuesta es transformar la necesidad en elección.
9 Se ha introducido una variación con respecto a la trascripción original.
10 Se ha introducido una variación con respecto a la trascripción original.
11 Se ha introducido una variación con respecto a la trascripción original.
12 Su padre, Blas José Zambrano García de Carabante (1874-1938), fue maestro, pedagogo y un importante intelectual de la época. Tuvo una fuerte amistad con Antonio Machado, sobre todo cuando vivían en Segovia. Era masón y escribió bastantes artículos en los periódicos y revistas de la época, principalmente en los de corte republicano progresista. Blas Zambrano, al igual que Antonio Machado, reconocían un gran valor pedagógico a la poesía.
13 Su madre, Araceli Alarcón Delgado (1878-1946), era maestra y le mostró lo importante que es la humildad en la vida, y por tanto también en el conocimiento. Así, para María Zambrano la humildad intelectual es indispensable en toda reflexión porque el orgullo ha sido el causante de que la razón se vuelva violenta, de que violente la realidad para adaptarla a sus sistemas. El idealismo, esto es, el racionalismo llevado al extremo, es un ejemplo claro de sometimiento de la realidad entera a una lógica racional desvinculada por completo de la vida. Su razón poética es un método de acercamiento a la realidad donde no se ejerce violencia, una mirada humilde que ve y escucha, que espera. Esta razón también la llamó femenina.
14 El agua es símbolo de la misericordia y de la gracia, de la purificación y de la fertilidad, del origen, de la vida y de lo femenino. El agua que purifica, lava y renueva, es un elemento que alude a un nacimiento que se insinúa en cualquier parte, por lo que repele la idea de sujeto. Por ejemplo, la Antígona de Zambrano lava las culpas de su estirpe y la sangre vertida en la lucha fratricida, es sierva y da origen a una nueva posibilidad, o mejor dicho, da origen a que la vida sea posible de nuevo.
15 Sería un poco farragoso poner los años en los que estuvo en cada ciudad por lo que, sin hacer una cronología exhaustiva, se puede decir que de 1939 a 1953 estuvo en: París, Morelia, La Habana, Puerto Rico y París. De 1953 a 1991 residió en Roma, La Pièce, Ginebra y, finalmente, Madrid.
16 Septiembre de 1946.
17 En 1948
18 El 20 de febrero de 1972. Se ha introducido una variación con respecto a la trascripción original
19 Esta es la respuesta que dio María Zambrano en el aeropuerto de Barajas cuando llegó a España, en contestación a una pregunta de una periodista.
20 Se ha introducido una variación con respecto a la trascripción original.
21 La idea de vocación tiene un claro origen orteguiano. María Zambrano siempre se reconoció discípula de Ortega pero, como ella misma dice en esta entrevista, no es lo mismo ser discípula que secuaz, es decir, reconoce en Ortega el origen, estímulo o inspiración de alguna de las ideas que después desarrollaría en su propio pensamiento, pero no es una continuadora de las ideas de Ortega.
22 Se ha introducido una variación con respecto a la trascripción original.
23 Zambrano en varias ocasiones afirma que no es feminista, ella, dice, es femenina. Del feminismo reconoce la importancia de la emancipación económica, el acceso a la cultura y al mundo laboral, pero se distancia del feminismo que reivindica la paridad con el hombre, pues es una paridad que anula lo femenino. Para Zambrano, lo femenino está sobre todo en las entrañas de la historia, en una posición secreta, escondida, cercana a la vida y a la naturaleza, a lo cósmico y no racional, es la continuidad de la vida, la sangre, el agua. Por otra parte, es muy crítica con las figuras femeninas que son fruto de una idealización masculina que ha generado un modelo de mujer como el de Beatriz (Dante) o el de Laura (Petrarca). Estará más de acuerdo con las figuras de Eloísa y Safo, ambas muy relacionadas con el amor y con la libertad.
24 Zambrano, posiblemente influida por el ambiente que se vivía en su casa, estuvo muy implicada en la educación del pueblo. Entre 1932 y 1935 participó en la Misiones Pedagógicas, que pretendían llevar la cultura a las zonas rurales. Zambrano, tenía esperanza en que la situación de España podía cambiar, y sería el pueblo quien lo haría posible.
25 Estuvo muy comprometida en la defensa de la República y en contra del golpe de estado del general Franco. En Valencia escribe en la revista Hora de España, hasta que tiene que trasladarse a Barcelona por el avance de las tropas golpistas. Desde allí cruzará la frontera a Francia cuando la República pierde la guerra. Es muy conocido el episodio en el que María Zambrano, cuando se dirigía a la frontera de Francia en un coche que le habían dejado, coincidió con Antonio Machado y su madre, que también huían a Francia, pero caminando. María les quiso hacer sitio en el coche pero ellos no aceptaron, por lo que María se bajó del coche y recorrió lo que quedaba de camino con ellos, a pie. Machado y su madre morirían poco después.
26 Fernando de los Ríos (Ronda, Málaga, 1879-Nueva York, 1949) fue un conocido intelectual y ministro del Partido Socialista Español. Se formó en el ambiente de la Institución Libre de Enseñanza y fue catedrático de Derecho de la Universidad de Granada.
27 El pensamiento español, según Zambrano y otros pensadores de la época, se caracteriza porque siempre tiene que estar comenzando. Es un esfuerzo enorme que no tiene, como ella misma señala, ni continuidad ni vigencia, por lo que no es capaz de dar origen a una tradición. No hay tradición filosófica en España porque apenas hay interés ni lectura de este pensamiento, por lo que tampoco tiene una presencia relevante en las nuevas obras que van surgiendo. En España parece que la tradición es comenzar siempre de nuevo.
28 Se ha introducido una variación con respecto a la trascripción original.
29 Emilio Prados (Málaga, 1899 - México, 1962), poeta perteneciente a la Generación del 27 y cofundador de la revista Litoral.
30 Zambrano interpreta el propio exilio como un descenso a los infiernos, para ella es un dolor constante, un padecimiento que tiene la capacidad de dar origen a una revelación. El sufrimiento es un lugar privilegiado de decibilidad porque el dolor intenso nos vincula con lo más profundo del ser humano, con lo más importante, con lo fundamental, porque facilita el desprendimiento de lo superficial, de las máscaras. El dolor y la vulnerabilidad generan sentimientos misericordiosos y humanitarios, igual que la soberbia nos aleja de ellos. El personaje de Antígona es un claro ejemplo de estos sentimientos, una víctima con la que se identificó la propia Zambrano, e identificó también a su hermana Araceli, que consideraba un modelo de inocencia, piedad y sacrificio. Las víctimas sacrificiales ofrecen su vida para que advenga un nuevo periodo, un cambio, la aurora, y por eso Antígona, como muchas otras mujeres, como la misma Zambrano, no son dueñas de su vida, son esclavas de su destino, un destino que aceptan libremente con la convicción de que no pueden hacer otra cosa. Lo trágico, dice Zambrano, no es vivir, es sobre-vivir a pesar de. Esta manera de interpretar la realidad está en las antípodas de las "minorías egregias" de Ortega, se trata de figuras aurorales que están llamadas por la historia a jugar ese papel, no heroico, porque la mayoría de las veces pasa desapercibido, pero esencial. Antígona, y ella, así como quienes se han tenido que exiliar, pertenecen a los elegidos y elegidas, sacrificados y sacrificadas en aras de la historia. La voz de Antígona es la de todas las víctimas que han sido sacrificadas en nombre de las ideas e ideologías.
31 Igual que el exilio, la pobreza es un lugar privilegiado de decibilidad, un lugar desde el que poder mirar lo más esencial.
32 José Lezama Lima (1910 – 1976), poeta cubano.
33 Revista Orígenes.
34 José Luis Abellán-García González, María Zambrano: La ‘razón poética’ en marcha, en Filosofía española en América (1936-1966). Madrid, Guadarrama con Seminarios y ediciones, 1966, pp. 169-189,
35 Durante el sueño, el ser humano deja en suspenso su conciencia, no dispone de sí, y se ve privado del tiempo. No puede ordenar la realidad, por lo que en sueños esa realidad se manifiesta, por momentos, sin interferencias. Ver María Zambrano, Los sueños y el tiempo. Madrid, Siruela, 2004.
36 Lo sagrado es lo misterioso, lo oscuro y secreto, lo visceral, el fondo último de la realidad, el sentir originario: “Lo sagrado con todos sus caracteres: hermético, ambiguo, activo, incoercible. Y, como todo lo que resiste al hombre, parece esconder una promesa. Fascinación de la serpiente que no dice aquellas palabras ni ningunas otras sino que insinúa lo que está más allá de todo decir, de toda palabra, que tal es el secreto de la fascinación; insinuar lo que no podría ser dicho, produciendo así un lleno que paraliza el ánimo.” ( María Zambrano, El hombre y lo divino , Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1993, pág.187). “El reino de lo sagrado es la noche, una noche en la que aparece sin periodicidad, sin número ni ritmo, una luz fulgurante, una acción imprevisible.” ( María Zambrano, El hombre y lo divino , pág. 323).
37 Lo divino es la revelación de lo sagrado que está oculto, es “lo irreductible a lo humano, configurado de diversas maneras según sean los afanes y anhelos del hombre.” ( María Zambrano, El hombre y lo divino , pág.136). La Filosofía, ya en su comienzo, es ruptura del Misterio, porque la principal virtud de la filosofía es su transparencia, su anhelo de luz, y la principal virtud del corazón es su condición de oscura cavidad. “Lo sagrado del mundo físico fue transformado hace ya muchos siglos en lo divino por el pensamiento: lo sagrado de las montañas, ríos y volcanes, de fenómenos espantables, en la divina fysis, a la que corresponde la tranquilizadora noción de la ‘naturaleza’. Se hace aquí alusión, naturalmente, al pensamiento de Aristóteles.” ( María Zambrano, El hombre y lo divino, pág. 280).
38 La aurora es el momento en el que la noche no domina sobre el día, ni el día sobre la noche, la luz es tenue y respeta la oscuridad de lo sagrado, y es en ese instante cuando tiene sentido el pensamiento, porque en ese sentir iluminante previo a todo conocimiento, experiencia previa a toda escritura, un conocimiento puro que abre a lo transcendente. Igual que ocurre con la razón, la luz solar del mediodía, en su intento de acapararlo todo, oculta lo que no es alcanzado con sus rayos, lo que no puede ser estructurado en su sistema, pero una luz más tenue y sin pretensiones permite que los objetos se revelen.
39 Luis Fernández, pintor español amigo de María Zambrano a quien le escribe el artículo que ella cita en la entrevista. Ver María Zambrano, "El misterio de la pintura española en Luis Fernández", en España, sueño y verdad. Madrid, Siruela, 1994, pp. 203-210.
40 El estoicismo es una filosofía sanadora, medicinal, porque intenta hacer frente a las desgracias particulares que toda vida lleva consigo. Acude a la verdad como remedio a los sufrimientos de la vida y para prepararse para la muerte, para reintegrarse en la naturaleza.
41 Se ha introducido una variación con respecto a la trascripción original.
42 La esperanza es una constante en su pensamiento, si no existiera la esperanza la vida sería imposible de habitar, no tendría sentido tanto sufrimiento.
43 Expresión que utiliza San Pablo en la carta a los Filipenses 2, 12 y en 2 Corintios 7. La recogió también Søren Kierkegaard para dar título a una de sus obras más conocidas.
44 La Fundación María Zambrano
45 El amor es la verdadera cuestión de la vida, el gran secreto, y aunque amor es cosa de la carne porque es la carne la que desea y agoniza en el amor, lo cierto es que la primera idea del amor es ya mística. El amor místico no es un trasunto del amor carnal, es al revés, el amor carnal ha vivido, culturalmente, bajo la idea del Amor platónico, que es ya mística. El amor, para su cumplimiento, tiene que desprenderse de su objeto. La poesía realiza esta labor.
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