El fin del emotivismo
MacIntyre quiere conseguir una moral libre de todo
emotivismo que sea racional y objetiva. Para formular esta idea moral hará uso
de la ética aristotélica, en concreto de la idea de que la naturaleza humana,
para conseguir su plena realización, aspira a unos fines (telos en lenguaje
aristotélico) y habrá unas pautas de conducta que contribuirán a la realización
de estos fines. Para conseguir esta plena realización de la naturaleza humana
hay dos elementos esenciales: las virtudes y la importancia que tiene la comunidad
para poder llevar una vida buena.
Para
que las personas puedan escoger de un modo racional y objetivo, MacIntyre adaptará
conceptos de la ética aristotélica a las sociedades contemporáneas, estos conceptos
serán:
- La
práctica. La participación en proyectos compartidos y la aceptación de las
pautas establecidas en una comunidad a lo largo de la historia hacen que los individuos
puedan incorporarse a una vida excluída de emotivismo.
- Unidad
narrativa de la vida humana. La conducta humana definida por los deseos, intenciones
y fines de la persona que las realiza. Para dar sentido a estas acciones deben
incluirse en lo que MacIntyre denomina "marco de acción", que consiste en considerar
toda acción como una aportación a una narración general. La dimensión narrativa
es lo que nos da el marco de referencia desde el que podemos hacer elecciones
racionales.
- La tradición.
Una vida buena no será la misma para todos los individuos ni para todas las épocas,
tiene una especificidad histórica que sería lo que integra una tradición que es
un conjunto de prácticas que se transmiten de generación en generación (imposibilita
un razonamiento ahistórico y universal).