Alasdair MacIntyre
"Que las ciencias sociales son predictivamente endebles y que no descubren leyes
generales, quizá sean dos síntomas claros del mismo estado. Pero, ¿cuál es ese
estado? ¿Debemos sencillamente concluir que la falibilidad predictiva refuerza
la conclusión implicada por la conjunción de la filosofía convencional de la ciencia
social con las realidades de lo que consiguen o no consiguen los científicos sociales,
a saber, que las ciencias sociales han fracasado en su tarea? ¿0 debemos preguntarnos
en lugar de ello por la filosofía convencional de la ciencia social y por las
pretensiones de pericia de los científicos sociales que buscan alquilarse al gobierno
y las corporaciones? Lo que sugiero es que los auténticos logros de los científicos
sociales se nos ocultan, y se ocultan a muchos científicos sociales, mediante
una interpretación sistemáticamente desviada. Consideremos, por ejemplo, cuatro
generalizaciones muy interesantes que han sido propuestas por científicos sociales
contemporáneos.
La primera es la famosa tesis de C. Davies (1962),
que generalizo para las revoluciones como conjunto la observación de Tocqueville
de que la Revolución francesa ocurrió cuando a un período de ascenso con
cierto grado de satisfacción de expectativas le siguió un período de retroceso,
en que las expectativas continuaban aumentando y fueron contrariadas abruptamente.
La segunda es la generalización de Oscar Newman de que la tasa de criminalidad
crece en los edificios altos con la altura del edificio hasta una altura de trece
pisos, pero más arriba de los trece pisos baja (Newman, 1973, p. 25). La tercera
es el descubrimiento de Egon Bittner sobre las diferencias de comprensión
de la importancia de la ley que se detectan en el trabajo policial y en la práctica
de los juzgados y abogados (Bittner, 1970). La cuarta es la aseveración formulada
por Rosalind e Ivo Feierabend (1966) de que las sociedades más y
menos modernizadas son las más estables y menos violentas, mientras que las que
están a medio camino hacia la modernidad son más propensas a la inestabilidad
y a la violencia política.
Estas cuatro generalizaciones se basan en
prestigiosas investigaciones; todas están reforzadas por un conjunto impresionante
de ejemplos que las confirman. Pero comparten tres características notables. La
primera de todas, que todas ellas coexisten en sus disciplinas con ejemplos que
prueban notoriamente lo contrario, y que el reconocimiento de estos contraejemplos
-si no por los autores de las generalizaciones mismas, por lo menos por colegas
de las mismas disciplinas- no parece afectar al mantenimiento de la generalización
de manera parecida a como afectaría al mantenimiento de una generalización en
la física o en la química. Algunos críticos externos a las disciplinas científico-sociales,
como el historiador Walter Laqueur (1972) por ejemplo, han tratado estos
contraejemplos como razones para desechar tanto las generalizaciones como esas
disciplinas tan laxas que permiten la coexistencia de semejantes generalizaciones
y contraejemplos. Así, Laqueur ha citado la Revolución rusa de 1917 y la china
de 1949 como ejemplos que refutan la generalización de Davies y los modelos de
violencia política en Latinoamérica para refutar la afirmación de Feierabend.
Por ahora, lo que quiero resaltar es que los propios científicos sociales en su
mayor parte adoptan de hecho una actitud tolerante hacia los contraejemplos, actitud
muy diferente de la de otros científicos naturales o filósofos popperianos de
la ciencia. Queda abierta la cuestión de si, después de todo, su actitud no podría
justificarse."
- MacIntyre, Alasdair: Tras la virtud,
Ed.Crítica, Barcelona, 1987. P. 118-119.