La Unión Europea se basa en un sistema institucional en el que los Estados miembros aceptan delegar una parte de su soberanía en instituciones independientes que representan a la vez los intereses comunitarios, los nacionales y los de los ciudadanos.
La Comisión defiende tradicionalmente los intereses comunitarios, todos los Gobiernos nacionales están representados en el Consejo de la Unión y los ciudadanos de la Unión eligen al Parlamento Europeo directamente.
A este "triángulo institucional" se añaden otras dos instituciones: El Tribunal de Justicia y el Tribunal de Cuentas. Otros cinco órganos completan el edificio: dos que representan la defensa de derechos individuales o colectivos, el Defensor del Pueblo Europeo y el Comité de las Regiones; y otros tres de caracter eminentemente económico o financiero, el Banco Central Europeo, el Banco Europeo de Inversiones y el Comité Económico y Social.