ESPACIOS Y PRÁCTICAS DE LITURGIA

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Breve descripción:

Libro de horas. Ms. 1841 (Reserva UB). c.1489-1520.
180x125mm. 310 fols. 35 cuadernos.
Material: vitela.
Encuadernación: piel marrón, decoración neoclásica (XVIII).
Condición: muy buen estado de conservación. Pérdidas de folios y orlas (fol.58, 70, 223-228, 249).
Tipo de letra: letra gótica.
Iluminación: talleres miniaturistas castellanos (Juan de Carrión y Cano de Aranda).

Ensayo sobre su contexto espacial y performativo

El libro de horas Ms. 1841 fue elaborado entre 1480-1520, cronología que coincide con el proceso de incorporación del libro de horas a la devoción laica, tanto en tierras castellanas como catalanas. A pesar de que la historiografía tradicional haya considerado el libro de horas como el libro devocional laico por excelencia, y, sobre todo, el libro de las mujeres supuestas analfabetas, este ejemplo viene a confirmarnos que no siempre fue así. Una inscripción hoy en día casi ilegible (fol.1) nos indica que perteneció al convento de Sant Josep, en Barcelona, fundado en el siglo XVI. (Miquel Rosell, F. 1958-1969, p. 321) Desconocemos con exactitud cómo llegó a manos de los carmelitas, sin embargo, los estudios codicológicos de J. Planas que sitúan la producción del libro en la segunda mitad del siglo XV, apuntan a que el libro perteneció a otro dueño con anterioridad al convento, ya que Sant Josep no fue fundado hasta finales del siglo XVI:

a) Por un lado, es importante destacar la tipología caligráfica que fue propiamente utilizada en códices castellanos, la gótica redondeada; b) Por otro, igualmente imprescindible definir la presencia de conmemoraciones religiosas hispanas en el calendario (fols. 1v-12v): Santa Emerenciana (23-I), San Blas (3-II), Quirico y Julita (16-VI), Santiago apóstol (25-VII), San Lorenzo (10-VIII) y Santa Eulalia de Mérida (110-XII); c) Finalmente, y en lo que respecta específicamente las miniaturas, son dos las manos que han sido detectadas por J. Planas: en primer lugar, son característicos tanto los rostros femeninos de cejas arqueadas como los pliegues escultóricos, especialmente notorios en las imágenes dedicadas a Santa Úrsula (fols. 14 y 28) (imagen 1). En segundo lugar, la escenificación del rey David (fol. 184), rodeado de construcciones defensivas que evocan Jerusalén, es asimismo característico del taller de Carrión (imagen 2). La decoración marginal y la mayoría de la iluminación, sin embargo, sugiere la mano de otro miniaturista que se identifica por el diseño de escenas complejas y narrativas en los reducidos espacios de las iniciales. La creación de una tercera dimensión paisajística o arquitectónica recuerda, además, las representaciones flamencas que llegaron a Castilla. El Oficio de Difuntos (fol. 204) es el ejemplo por excelencia de este segundo taller, el taller de Cano Aranda. (Planas Badenas, J. 2007. págs. 82-84) (imagen 3)

Por lo tanto, el estudio codicológico nos indica que el libro de horas pudo haber pertenecido a otro poseedor o poseedora antes de pasar a resguardo de los carmelitas. De este primer poseedor o poseedora sólo podemos deducir que podría haber tenido cierta cercanía con el convento, y que este o esta habría decidido relegar alguna de sus posesiones a través de una donación o su testamento. De hecho, M. Josepa Arnall i Juan identificó la existencia de destacados donadores como Juan Dalmau (1556-1633) o José Jerónimo de Besora (finales s.XVI-1665) que dotaron generosamente la biblioteca carmelita (Arnall i Juan, M.J. 1975. págs.184-211).

Sea como fuere, en un momento dado entre los siglos XVI-XVIII, el libro de horas pasó a manos de la comunidad monástica de Sant Josep a través de alguna donación, y fue utilizado por algún miembro o miembros de la sobredicha comunidad, e incluso por eruditos foráneos que se acercaron a la biblioteca. Pere Serra Postius, un erudito que habría visitado la biblioteca de Sant Josep, atestiguó la presencia de manuscritos en pergamino e iluminados a principios del siglo XVIII: “Pues, que diremos del tesoro de manuscritos? Joyas de inestimable valor. A no averlo yo varias vezes visto, no sé si lo creería. Son muchos los de afoleo, y algunos de cuerpo grande, y aunque la letra de muchos aún está comprehensible, por la mucha antigüedad, no todos los sabemos leer. Los más están escritos sobre pergamino, y de tan buena letra, que paragona con la de estampa. Muchos son iluminados, pintados, doradas sus letras y follages, y aunque los más son en idioma catalán, y en latín, ay también del castellano…” (citado en Gras Casanovas, M. 2016, pág. 248)

Es verdad que la excelente conservación del libro Ms.1841 podría llevarnos a poner en duda el uso de este: se ha insistido infinitas veces sobre el rol ostentatorio de los libros de horas (Hartan, J. 1977. pág. 33). Sin embargo, si algo reflejan las palabras de Pere Serra Postius no es un interés simplemente ostentatorio de los manuscritos de la biblioteca, sino una preocupación intelectual por la comprensión de viejos manuscritos que podemos extender tanto a los carmelitas del convento como a sus visitantes. Por otro, limita la comprensión de lo estético a un rol pasivo, en lugar de considerarlo un aspecto activo de la performatividad devocional en relación con el cogito corporal. Las imágenes del libro de horas esconden un sentir más allá de intentar hacer entender la práctica devocional a un público analfabeto. Un sentir que seguramente partió de una genealogía femenina —según lo propuso Hamburguer (Hamburguer, J.F.1998. pág.190) —y penetró no solamente en el laicado, sino que también en el monacato masculino, como sucedió en Sant Josep.

La lectio divina y la performatividad devocional del libro de horas

Por un lado, unas líneas borradas (fol.150) en el fragmento correspondiente a la Oraciones por la Elevación del Cuerpo y Sangre de Cristo en la Santa Misa (fols.175v-178v), nos vienen a confirmar el uso del libro (Imagen 4). Sin embargo, es complicado concretar cómo, y cuántas veces fue utilizado: unas oraciones que habrían sido destacadas en rojo por el copista fueron tachadas por una mano posterior. El tachado consistió seguramente en la censura de la mano de un intelecto, conocedor de los debates en torno a la transubstanciación y la Eucaristía. Y es que una parte de lo censurado es legible todavía, por lo que podemos acercarnos a la temática que se intentó censurar: “Quiqumque devote hanc orationem dixerit […] corpus xristi elevatur fuerit a sacerdote dicente missam.” (Fernández Lahosa, M. 2013. págs.21-22) Aunque el borrado no pueda ser fechado, nos sugiere algo más sobre la utilización del libro, poniendo distancia entre un posible primer poseedor directo, y otro posterior de lectura intelectual, como podría ser el bibliotecario carmelita de Sant Josep, que actuó como una autoridad eclesiástica censurando un pequeño apartado. La capacidad intelectual que refleja el tachado de temática teológica nos ayuda a entender que las imágenes del libro de horas no respondían a la necesidad de un público analfabeto, y que tampoco fueron un simple objeto estético: las imágenes iluminaban, daban luz al texto, como evidenció M. Elisa Varela- Rodríguez (Varela-Rodríguez, M. 2016. pág. 63).

La yuxtaposición de texto e imagen conformaba un todo narrativo para la lectio divina, que funcionaba a través de fórmulas y técnicas pictórico-narrativas reconocibles por el lector a través de iniciales historiadas (Ringbom, S. 1995. págs. 46-47): el Oficio de las Once Mil Vírgenes se identifica por estar enmarcado entre dos iluminaciones (f.14 y f. 28), de la misma manera que destacan dos ciclos pictóricos casi análogos de los gozos de la Virgen (f.148-151v y 156v-163) con seis iluminaciones respectivamente. La imagen del rey David señala el comienzo de los siete Salmos penitenciales (fol. 184), como sucede con una escenificación para el Oficio de la Misa de los Difuntos (fol. 209), y una imagen de la Transfiguración para el Oficio de la Misa (fol. 303). Por consiguiente, los dos ciclos pictóricos de los gozos de la Virgen devinieron los más iluminados, destacando del resto de las oraciones y ganando centralidad. Asimismo, los ornamentos y rúbricas muestran indicios de haber sido diseñados igualmente para su uso, facilitando la identificación de cada rezo, indicando cómo llevar a cabo la lectio (Varela-Rodríguez, M. 2016. págs. 62-64).

La lectio divina nos invita a imaginar al posible carmelita, o al posible laico o laica que lo poseyera en precedencia, más allá de una lectura intelectual estática en la biblioteca o en el convento, siendo protagonista de una lectura activa fundida en la relación del cuerpo e imagen. Con el libro entre las manos (Sterpon, L. 2008.pág. 672), la lectio divina se transformaba en acto performativo diario: “Los objetos existen antes para mi cuerpo que para mi pensamiento (…) El objeto estético es tomado por el cuerpo y asumido para poder pasar de alguna forma de la potencia al acto.” (Dufrenne, M. 1982-83. pág. 11) El libro de horas se revelaba a través de su color y belleza al cuerpo, que lo acogía y lo abrazaba con afectividad, convirtiéndose el cuerpo en la unión primera entre las entrañas y Dios, y la gestualidad el lenguaje primero y más íntimo. El libro sería besado y toqueteado infinitas veces: Las Horas de Felipe de Borgoña son ejemplo de ello. (Hartan, J. 1978. pág. 33) Susurrando la palabra sagrada entre los labios, entre la lectura silenciosa y recitada, ayudada por el rol nemotécnico del todo narrativo, el acto devocional llevaría al monje, laico o laica a pausar las palabras divinas en su corazón: porque como revelan algunos libros de rezo franceses (s.XIV-XV), el rezo no se limitaba al “penser et dire”, sino que consistía en recitar “de coeur”. La devoción in silentio y de memoria sería, por lo tanto, la prédica del corazón. (Saenger, P. 1987. pág. 145 y 153) El cuerpo acompañaba a través de la gestualidad a la prédica: entre silencios y recitación, la prédica se completaba o bien uniendo las palmas, cerrándolas con los dedos entrelazados, o bien cruzando los brazos en el pecho, creando así, un espacio simbólico entre la lectio y el corazón. (Saenger, P. 1987. pág. 152)

Bibliografía

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Manuscrito 1841

(Libro de Horas)


Fecha de creación: c.1489-1520

Localización: CRAI, Biblioteca de Reserva Universitat de Barcelona

Procedencia: Convento de Sant Josep de Barcelona

Otras fuentes de información

Biblioteca de Reserva UB, Ms. 1841

Autor de la ficha: Andrea Aparicio Lozano

Cómo citar este objeto

Manuscrito 1841 (Libro de Horas), CRAI Biblioteca de Reserva Universitat de Barcelona, PAISAJES ESPIRITUALES, http://www.ub.edu/proyectopaisajes/index.php/es/item1-liturgia. Consultado el jueves 21 de noviembre del 2024 Repositori Digital de la Universitat de Barcelona URI: http://hdl.handle.net/2445/120669

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