Monasterio de Sant Daniel de Girona
El vaciado y posterior volcado de la información comprendida en los pergaminos del monasterio de Sant Daniel de Girona en un GIS nos permite situar todos sus bienes sobre un mapa y visualizar fácilmente como evolucionó su patrimonio a lo largo de los doscientos años estudiados. En este sentido, vemos como la mayoría de adquisiciones hechos a lo largo de este período siguieron las líneas de expansión marcadas por la extensa dotación fundacional que le hizo la condesa Ermesenda y el conde Berenguer Ramón I en el 1018, siendo especialmente importantes los bienes que el cenobio acumuló en el llano de Gerona, en las zonas de Montfullà y Salt. No obstante, también se hizo con tierras en otros lugares donde en origen no tenia bienes, sobre todo al norte de la sierra de las Gavarres, donde terminó atesorando importantes bienes, llegando a controlar algunos dominios en el vecino condado de Empúries. Esto debería hacernos plantear, entre muchas otras cosas, la importancia que el valle de Sant Daniel, donde se asienta el monasterio, tenía como lugar de paso y de conexión entre la zona central del condado de Gerona y la zona del Empordà.
A parte de generar estas series de mapas que muestran las posesiones del monasterio en distintos momentos cronológicos, el trabajo con GIS también nos permite ver como se distribuían los distintos tipos de posesiones a lo largo del territorio. En este sentido, es interesante ver que las tierras adquiridas por el cenobio se concentraban básicamente en el llano de Gerona, una zona muy fértil y relativamente cercana al monasterio. En cambio, los bienes más lejanos generalmente no eran tierras individualizadas, sino mansos; es decir, unidades de producción agropecuaria con un elevado grado de autonomía que debían funcionar de forma prácticamente independiente, limitando su relación con el monasterio al pago de los censos establecidos.
Igualmente, si nos centramos en la tipología de los conreos propiedad del monasterio, vemos que en el llano se concentraban los campos de cereal, mientras que, como es natural, cerca de los corrientes de agua se agrupaban los huertos y otros cultivos de regadío. Más interesante es constatar como las viñas ocupaban las zonas más agrestes del territorio y, por ejemplo, se concentraban en los contornos del llano Gerona, aprovechando las zonas de pendiente donde el cultivo extensivo del cereal debía presentar mayores problemas.
Finalmente, también cabe destacar que los GIS nos permiten estudiar la presencia y distribución de un tipo particular de bienes. Así, por ejemplo, podemos crear un mapa con todos los molinos que poseía el monasterio, viendo que, en el caso de Sant Daniel, estos se concentraban a orillas del río Ter, en la zona de Montfullà y Salt. Unos datos que nos ayudan a comprender mejor como se organizaba el paisaje medieval.