En los espacios urbanos están confluyendo flujos globales opuestos y contradictorios que, por un lado, producen una transformación altamente selectiva del espacio y, por otro, crean constantemente nuevos usos e interpretaciones de estos espacios transformados. A través del análisis del caso de Barcelona, nos proponemos examinar las tendencias globalizadoras de la economía y de la cultura a través de las políticas urbanas así como valorar los nuevos flujos migratorios. Se analizan, por un lado, las estrategias espaciales de intervención urbanística para adaptar el espacio a las nuevas condiciones y resituar las ciudades en un contexto global y, por otro, la irrupción de los nuevos inmigrantes en el espacio urbano y el discurso oficial que intenta proporcionar una lectura no conflictiva de la diversidad cultural. A modo de conclusión se lanzan algunas ideas a propósito de cómo los nuevos espacios urbanos pueden llegar a ser espacios de construcción de forma culturales distintas.