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13-12-2024

Una campaña científica de la Universidad de Barcelona estudiará el impacto del cambio global y las actividades humanas en la Antártida

La Antártida es uno de los ecosistemas más vulnerables de todo el planeta. El cambio climático, las especies invasoras y el impacto de las actividades humanas son amenazas que ponen en peligro un delicado equilibrio para conservar la biodiversidad y los sistemas naturales en el continente blanco. Conocer y mitigar los efectos de las actividades humanas y los sistemas naturales en los ecosistemas marinos de la Antártida es el objetivo de la nueva campaña CHALLENGE-2, de la Universidad de Barcelona, ​​que tiene lugar en las latitudes más meridionales del planeta.

La campaña, que empieza el próximo 8 de enero, la dirigen las investigadoras Elisenda Ballesté y Conxita Àvila, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona.

Con un enfoque integral, CHALLENGE-2 ampliará el conocimiento científico sobre los ecosistemas marinos de la Antártida y facilitará datos críticos para desarrollar estrategias de gestión sostenible y mejorar la protección de unos ecosistemas cada vez más expuestos a las presiones humanas y el impacto del cambio global.

La nueva campaña, que es una continuación de los anteriores proyectos CHALLENGE y BACTPLAST en la península Antártica, integrará los datos científicos para establecer vínculos claros entre las diferentes presiones ambientales y los cambios observados en la biodiversidad y la salud ecológica de los ecosistemas.

Cambio global, basura marina y plastisferas

Durante cinco semanas, el equipo del proyecto estudiará el impacto del calentamiento global y los cambios en la biodiversidad en diferentes escalas (macro- y microorganismos), especialmente en especies que actúan como bioindicadores de la salud medioambiental del ecosistema. La basura marina —en especial, los microplásticos— también será objeto de estudio, tanto en la columna de agua como en los sedimentos, así como en algunos organismos bentónicos, a fin de entender la distribución de estos compuestos y sus efectos en el medio natural. El proyecto estudiará también las comunidades microbianas de las plastisferas —un hábitat emergente asociado a residuos plásticos que son altamente resistentes a los cambios medioambientales— y la presencia y transmisión de genes bacterianos con resistencia a antibióticos, una amenaza potencial respecto a la propagación de enfermedades en estos ambientes remotos.

La campaña de recogida de muestras, a bordo del buque oceanográfico Bio Hespérides, seguirá un gradiente latitudinal desde la bahía Margarita hasta las islas Orcadas del Sur. Está previsto recoger muestras de áreas prístinas —con una mínima influencia humana— y de zonas más afectadas por la actividad antrópica —áreas próximas a bases científicas y actividades turísticas—. Este enfoque comparativo permitirá contrastar resultados entre áreas con diferente presión antropogénica y obtener una perspectiva más completa sobre el impacto diferencial de las actividades humanas en los ecosistemas marinos antárticos.

En campañas anteriores, la actividad de investigación de la UB en regiones antárticas ha sido decisiva para ampliar el catálogo natural de la biodiversidad marina, con el descubrimiento de nuevas especies de invertebrados marinos —moluscos, anélidos, nemertinos, briozoos y otros organismos—, además de identificar compuestos bioactivos de origen marino de potencial interés farmacéutico y profundizar en el conocimiento de la ecología de los ecosistemas bentónicos antárticos.