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18-04-2023

Estrecha relación entre los insectos y los dinosaurios con plumas

Restos de mudas de larvas de escarabajos comederos de plumas entre la madeja formada por porciones de plumas de un dinosaurio terópodo, halladas en el ámbar de España del Cretácico inferior. Los recuadros muestran las pequeñas pero robustas mandíbulas de una de las larvas (arriba) y la coloración de las plumas en forma de puntos oscuros seriados en las bárbulas (abajo). A la derecha se observa la base (raquis) de una pluma. Este fragmento de ámbar mide 6 mm de longitud. Imagen: E. Peñalver (CN-IGME CSIC).

El ámbar del Cretácico de España ha conservado plumas y larvas de escarabajo que hoy viven alimentándose de éstas dentro de nidos de pájaros.
Las plumas no pertenecen a un ave moderna sino a un dinosaurio aviano o no aviano.
Esta estrategia de alimentación por parte de los escarabajos con las aves actuales, ya se daba hace unos 105 millones de años entre los escarabajos y los dinosaurios.


La interacción entre artrópodos y vertebrados son raras en el registro fósil, si bien se conoce su coexistencia desde hace más de 500 millones de años. Con mucha probabilidad ya en el Siluriano, sino antes, los artrópodos marinos como los trilobits formaron parte de la dieta de los primeros peces con mandíbulas. Seguramente su interrelación se incrementó cuando tanto los artrópodos primero y los vertebrados después conquistaron el medio continental durante el Devoniano.


La prestigiosa revista científica Proceedings of National Academy of Sciences of United States of America (PNAS) publica que piezas de ámbar halladas en el Cretácico inferior de España muestran que las larvas de algunos escarabajos se alimentaban de plumas de dinosaurio terópodo hace unos 105 millones de años, y que vivían dentro de sus nidos. En el estudio, liderado por Enrique Peñalver y Ricardo Pérez de la Fuente, investigadores del CN-IGME CSIC y el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford respectivamente, han participado los investigadores de la UB y del IRBio Sergio Álvarez-Parra y Xavier Delclòs.

Uno de los fragmentos de ámbar estudiado, descubierto en el yacimiento de San Just (Utrillas, Teruel), contiene mudas de larvas de escarabajos derméstidos (escarabajos de la piel) entre un un conjunto de plumas de dinosaurio. Hoy estas larvas suelen ser muy destructivas, ya que pueden desarrollar plagas en ciertos productos humanos almacenados, a tener el hábito de alimentarse de materia orgánica seca muy indigesta y rechazada por otros organismos como ropa o piel, entre otros. Sin embargo, estas larvas de escarabajos tienen un papel importante en el reciclaje de la materia orgánica en el medio natural, ya que menudo se las puede encontrar en los nidos de las aves y en las madrigueras de los mamíferos, donde se alimentan de plumas, pelos y restos de piel que se acumulan.

En las muestras de ámbar Cretácico con plumas de dinosaurio que se han estudiado (las aves modernas aparecieron unos 30 millones de años más tarde), se encuentran asociadas mudas de larvas de derméstidos que no presentan estructuras urticantes, presentes en algunos otros grupos de la misma familia, algunas de ellas en estado de descomposición y coprólitos, presumiblemente de las larvas que vivirían entre las plumas, de las que se alimentarían. Para que este conjunto de restos de organismos se puedan encontrar juntos (plumas, mudas de larvas y coprólitos), fue necesario que la colada de resina que los incluyó cayera sobre una zona donde los tres tipos de restos coincidieran, con mucha probabilidad nido de dinosaurio. Larvas completas de derméstidos, incluidas en el trabajo, se han encontrado aisladas de plumas en otras piezas de ámbar de España, como en el ámbar de Rábago/El Soplao, en Cantabria, lo que ha permitido su caracterización.




Notas

Título: “Symbiosis between Cretaceous dinosaurios and feather-feeding beetles” publicado en abierto por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS).

https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2217872120
Autores: Enrique Peñalver, David Peris, Sergio Alvarez-Parra, David A. Grimaldi, Antonio Arillo, Luis Chiappe, Luis Alcalá, José Luis Sanz, Mónica M. Solórzano-Kraemer y Ricardo Pérez-de la Fuente.

El equipo internacional y multidisciplinar está formado por investigadores de las instituciones Centro Nacional Instituto Geológico y Minero de España (CN IGME-CSIC), el Instituto Botánico de Barcelona (CSIC-Ayuntamiento de Barcelona), la Universidad de Barcelona y el Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio), Universidad Complutense de Madrid (UCM), Parque de las Ciencias de Andalucía, Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (España); el Museo Americano de Historia Natural en Nueva York y el Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles (USA); el Instituto de Investigación Senckenberg de Frankfurt (Alemania); y el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford (UK).

Financiación: La Agencia Estatal de Investigación (AEI) y los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (FEDER) (proyectos CGL2017-84419 y PGC2018-094034-B-C22 del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades), el Ministerio Español de Economía, Industria y Competitividad (proyecto CGL2014-52163), la Secretaría de Universidades del Gobierno de Cataluña y el European Social Fund (2021FI_B2 00003), y la Consejería de Industria, Turismo, Innovación, Transporte y Comercio del Gobierno de Cantabria, por medio de la empresa pública EL SOPLAO S.L.
En la excavación paleontológica y en la gestión de los ejemplares de San Justo se ha contado con la ayuda de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis y de la Diputación General de Patrimonio Cultural de Aragón.