Dormideros artificiales para cormoranes. Una iniciativa pionera mundial para la seguridad aeronáutica
Durante la última gran obra de ampliación del puerto de Barcelona, se llevó a cabo el desvío del tramo final del río Llobregat que comportaba un acercamiento importante del cauce al aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat. La declaración de impacto ambiental (DIA) del Plan Director del Puerto de Barcelona (del año 2000) establecía una larga lista de medidas ligadas a la ejecución del relleno y condicionamiento del cauce pero no incluía ninguna relativa a la seguridad aeronáutica condicionada al dormidero de cormorán grande existente en el antiguo cauce. Este dormidero natural estaba a 3,3 km de la pista aeroportuaria más próxima y con su desaparición por las obras, los cormoranes establecieron nuevos dormideros a sólo entre 0,3 y 0,8 km de las pistas con un notable incremento del riesgo de choque de cormoranes y aviones. En 2006 la Autoridad portuaria de Barcelona (APB) que había asumido la dirección de obra del relleno del antiguo cauce decidió actuar y se diseñaron tres dormideros artificiales sustitutivos para alejar a los cormoranes de las pistas del aeropuerto y así minimizar la seguridad aeronáutica por choques con aves.
Para ello contó con la colaboración del profesor Xavier Ferrer del Institut de Recerca de la Biodiversitat de la Universitat de Barcelona, experto en la materia y asesor de AENA, y contrató MINUARTIA, empresa especializada en gestión de conflictos con animales y también colaboradora de AENA y de la UB. Esta actuación es pionera a nivel mundial en prevención de choques de aves y aeronaves en aeropuertos y raro ejemplo de coordinación de diversos organismos (puerto, universidad pública, empresa privada, reservas naturales y aeropuerto) para compaginar obra pública, conservación de la biodiversidad y seguridad aeronáutica.
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