El archipiélago de Hawai se compone de dieciocho islas y atolones de origen volcánico. Ocho de ellas son las islas principales y están situadas en el extremo SE del archipiélago. La isla de Hawai (Big Island) es la de mayor tamaño. El uso de la denominación “Isla Grande” o Big Island, responde a la necesidad de diferenciar entre el Estado de USA y la isla en concreto. La isla de Hawai tiene cinco volcanes y el más joven de ellos, el Kilauea, es uno de los más activos del mundo. Situado en la parte sur de la isla, alcanza una altura de 1.111 m. La caldera tiene una profundidad de 165 m. y su diámetro oscila entre 3 y 5 km. Topográficamente Kilauea aparece como una protuberancia en el flanco sureste del volcán Mauna Loa, y antes se creyó que era un apéndice y no un volcán independiente. Pero las investigaciones de las últimas décadas muestran claramente que el Kilauea tiene su propio sistema de magma, que penetra a más de 60 km de profundidad. La estructura de la lava es de crecimiento externo. La superposición de capas de lavas fluidas generan formas bastante planas que van ganado altura. Así se han formado los escudos volcánicos del Mauna Loa y del Kilauea, que se elevan a más de 9.000 m. sobre el fondo del Pacífico. Sus erupciones suelen ser efusivas y emiten grandes cantidades de lava fluida que forma coladas de gran longitud, en las que los gases se liberan suavemente. En el cráter se crean lagos de lava incandescente, con pequeñas explosiones esporádicas y surtidores de lava. El Mauna Loa y el Kilauea son ejemplos característicos de las erupciones centrales de “tipo hawaiano”. La actividad explosiva es escasa, pero hay constancia de grandes explosiones como la de 1824 que fue la última. La caldera fue un lugar de actividad casi continua durante el siglo XIX y principios del XX. Desde 1952 se han registrado 34 erupciones y desde enero de 1983, no ha cesado la actividad eruptiva a lo largo de la zona de la grieta del E.
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