Sintió que la ira le invadía. Era una oleada de odio hacia el soldado, tan fuerte como el júbilo que había sentido sobre el caballo desbocado. Todas las humillaciones, las envidias, todos los temores de su vida confluyeron en aquel odio inmenso. Se levantó tambaleándose y echó a andar ciegamente por el bosque ya oscuro.
McCullers, Carson
sinopsis
En una base militar del Sur de Estados Unidos en época de paz, estalla el conflicto entre cinco personajes de relaciones irregulares y secretas tensiones internas: el rígido y dividido capitán Penderton, su infiel esposa Leonora, el amante de ésta, el comandante Morris Langdom, su enferma mujer Alison y el criado Anacleto. La presencia del soldado Williams, personaje opaco y controvertido hacia el cual el capitán Penderton experimenta una atracción fuerte que en momentos linda con el odio, y en otros con el amor, catapulta la tensión existente hacia el estallido de la violencia.
reseña
La novela tematiza, en muchos aspectos, la mirada hacia el otro, en un lugar que no encuentra la correspondencia, y se concreta en el caso de las miradas que cruzan entre sí, sin encontrarse, el capitán Penderton y el soldado Williams. En la mirada se halla la semilla de unas pasiones jamás resueltas, de una fascinación primaria e inexplicable por el otro, algo innominable que se queda siempre en el mero umbral del deseo. El capitán Penderton persigue en el soldado Williams la sombra de su deseo, antiguo, tormentoso y jamás revelado (salvo para sí mismo) por los hombres, y el soldado Williams, en su ritual voyeurista nocturno hacia la esposa del capitán, Leonora, expresa la fascinación por el sexo femenino, condenado por su padre como peligroso y portador de fatales enfermedades. En el fondo, existe en ambas miradas la misma fijación asombrada por lo desconocido en sus dos vertientes, y despunta en ellas el magma de la sexualidad como amenaza en un contexto rígido y severo como el del ejército, en que se niegan las pasiones pulverizándolas y convirtiéndolas en germen de una violencia que, finalmente y de modo ineludible, se produce.
A estos dos personajes masculinos, portadores de la mirada al tiempo que ejecutores de la violencia, vendrían a oponerse los personajes que no encuentran un espacio propio en ese contexto. Estos personajes son Alison y su criado Anacleto, figuras que parecen hablar un lenguaje completamente distinto al que rige en su ambiente, extrañamente refinados hasta rozar lo hiperbólico, anómalos y errantes, que conocen el pacto tácito que domina la convivencia, el engaño que la fundamenta, y sobreviven aliándose en su exclusión y planeando su huida.
Finalmente, los personajes de Leonora y Morris Langdom son los más desdibujados de la novela. Amantes consentidos, pese a lo irritante de la situación actúan como si fueran ajenos a la realidad que les envuelve; su irresponsabilidad es cobarde y sostiene en cierto modo el engranaje de dolorosa agresividad contenida que planea sobre la historia.
En definitiva, en esta novela aguda y punzante, Carson McCullers presenta la trama de relaciones entre unos personajes bajo los cuales subyace un sustrato de odios e impulsos reprimidos que están llamados a emerger de manera inevitable. Maestra en la creación de atmósferas que apuntan a lo incierto, a lo inquietante, McCullers consigue colocar al lector en una posición de espera ante el desencadenamiento de unos hechos que prevé terribles.
López Manrique, Laia (2009), "Carson McCullers. Reflejos en un ojo dorado", Lletra de Dona in Centre Dona i Literatura, Barcelona, Centre Dona i Literatura / Universitat de Barcelona.