Biografía

Sara Ahmed (1969) es escritora y académica especializada en feminismos, teoría queer y estudios postcoloniales. Nació en Reino Unido desde donde su familia migró a Australia, experiencia que, junto a su ascendencia pakistaní, le llevan a interesarse por la construcción de la identidad y los espacios. En 2004 ingresa como profesora en Goldsmiths (University of London), donde funda el Centre for Feminist Research, pero en 2016 dimite en protesta al encubrimiento de casos de acoso sexual y desde entonces trabaja de forma independiente. Es autora de once libros y del blog Feminist Killjoys (“aguafiestas feminista”).

Sinopsis

El volumen es un texto híbrido que explora las aplicaciones queer y postcoloniales de la fenomenología a partir del concepto de orientación. Valiéndose de la figura de la mesa como hilo conductor, Ahmed organiza en tres capítulos sus ideas principales: la recogida de conceptos fenomenológicos que permiten estudiar la relación entre espacios y cuerpos, la articulación del concepto fenomenología queer como enfoque para analizar la construcción social de la sexualidad y finalmente su implicación en la creación del Orientalismo y la blanquitud.

Reseña

A través de un estilo que recoge tanto códigos académicos como lenguaje poético y narración de anécdotas personales, Ahmed coloca un nuevo foco sobre la fenomenología para abordar a través de esta la construcción de cuerpos que viven fuera de la norma, en concreto los cuerpos queer y los cuerpos racializados. Para ello, se vale de conceptos derivados del marxismo, del psicoanálisis y de la teoría feminista, así como de figuras y acciones espaciales como la línea, el fondo, la proximidad, la llegada y, por supuesto, la orientación.

Partiendo de la mesa como objeto de estudio, Ahmed defiende que la (des)orientación de los cuerpos en el espacio no es casual, sino que está situada y en relación con nuestras acciones: el espacio adquiere dirección al ser habitado por los cuerpos de una determinada manera. Para ahondar en esta idea se hace clave el concepto de fondo desarrollado por Husserl, a través del cual se examina la importancia de “lo que está detrás” de un cuerpo determinando su llegada, en alusión tanto al espacio que lo rodea como al pasado que lo precede y le da forma. Precisamente es la repetición de una orientación (una acción orientada en una dirección y no en otra) lo que construye la norma, así como la propia orientación: jugando con la palabra straight (en inglés, recto y heterosexual), Ahmed nos presenta la heterosexualidad — y la blanquitud — como una línea recta de las que algunos cuerpos se desvían, tomando líneas torcidas mediante otro juego de palabras: queer como torcido y como no heterosexual.

El lugar desde el que se desenvuelven los cuerpos tampoco es casual, sino que constituye un punto de partida que se presupone neutral y, por lo tanto, invisible. Así, la autora aborda la creación de Oriente como un ejercicio de poder basado en la otredad en contraposición a Occidente: nos orientamos hacia lo que no somos, hacia “lo otro”, y por lo tanto la mirada neutral se presupone blanca y europea. La blanquitud se convierte así en una herencia social que deviene accesibilidad, idea en la que Ahmed profundiza en la última parte del libro.

Las reflexiones finales recogen una visión optimista sobre las posibilidades que ofrece la desviación de la norma. Si para orientarse es necesario haber habitado la desorientación — pero esta última no está vinculada necesariamente con una política queer — entonces hay esperanza en hacer de la desorientación un punto de partida desde el que encontrar nuevas direcciones.