sinopsis

A partir del momento en el que Lulú abandona a su marido Pablo, rememora las diferentes etapas de su relación, de más de una década de duración, desde que se conocieron siendo ella una adolescente de quince años y él un profesor universitario de veintisiete, al tiempo que el mejor amigo del hermano mayor de Lulú. Las prácticas sexuales heterodoxas entre ambos, así como con terceros –entre los que destaca Ely, transexual– vertebran la narración en la que están presentes el adulterio, el incesto, la ninfomanía, la pederastia, la prostitución y el sadomasoquismo en un Madrid en plena transición.

reseña

Las «edades» a las que alude el título de la novela se corresponden a las diferentes etapas que recorre la protagonista para narrar las diversas prácticas sexuales que, desde su iniciación en el sexo, como menor, con Pablo le llevan hasta el pasaje final. En este, Lulú participa, prostituyéndose, en una escena de sexo sadomasoquista en grupo en la que también intervienen un anciano, una pareja gay, dos chaperos, dos menores y una mujer. La obra, en la que predominan las descripciones y la explicitud de las escenas sexuales, fue adaptada al cine en una película homónima dirigida por Bigas Luna en 1990.

El recorrido vital de Lulú, a priori lineal, no es tal, puesto que la autora recurre a numerosas analepsis para rememorar sus «edades» sexuales –desde la pérdida de la virginidad siendo menor hasta el consumo y el ejercicio de la prostitución–, que no se corresponden con las que se esperaba de la mujer española de la década de los setenta y ochenta del siglo XX, en las que el sexo se limitaba al coito vaginal dentro del matrimonio, con el único objetivo de la procreación. La transgresión de la novela no se limita al abanico de prácticas sexuales, en tiempos de la transición, heterodoxas para el decoro social y desinhibidas para sus protagonistas; Grandes marca un hito con el lenguaje y la escritura erótica. El aparente desorden narrativo, que se traslada también a una estructura en la que no existen capítulos sino fragmentos o episodios innominados, transmite la vorágine sexual en la que, desde la primera página, se adentra Lulú.

En el prólogo de una de las ediciones de la novela, Eduardo Mendicutti (2001: s/p) sostiene que, además de «sexo a granel», Las edades de Lulú contienen «pasión, deseo, dolor, memoria, desafío, testimonio». Así, los periodos de tiempo que relata la obra –y recuerda el título– son también una revelación de la historia política y social de la España en aquellos años. Desde la encarcelación por motivos políticos de Marcelo, hermano de Lulú, y Pablo; a la transfobia ejercida por la pareja protagonista –uno de sus juegos favoritos era «cazar travestis»; pasando por la doble moral de una sociedad democrática adolescente heredera del Nacional catolicismo.

En este sentido, Las edades de Lulú constituye una doble metáfora. Por un lado, la transformación del personaje femenino en la narrativa española posfranquista, que muta de objeto a sujeto político en cuanto a la toma consciente de decisiones acerca de su vida, incluida la resolución de ser un objeto sexual. Por otro lado, el recorrido paralelo por el que transitan Lulú y la sociedad española, desde la pubescencia hasta la democracia, que se prolonga más allá de la ficción; la obra resulta, a un tiempo, la novela de una autora desconocida y el aldabonazo que significa ser la publicación con mayor número de ediciones y que ha sido traducida a más idiomas de la colección La Sonrisa Vertical.