biografía

Seyla Benhabib (Estambul, 1950) es profesora de la Cátedra Eugene Mayer de Ciencias Políticas y Filosofía de la Universidad de Yale. Politóloga de renombre, sus ensayos sobre feminismo, ciudadanía y derecho le valieron la traducción de sus textos a más de doce idiomas. Entre sus publicaciones más destacadas se encuentran: The Reluctant Modernism of Hannah Arendt (1996), The Claims of Culture: Equality and Diversity in the Global Era (2002), o The Rights of Others: Aliens, Citizens and Residents (2004). Ha sido galardonada con los premios National Educational Association's best book of the year (1992), Ralph Bunche award of the American Political Science Association (2005) y North American Society for Social Philosophy Award (2004). En el 2004 fue doctora honoris causa de la Humanistic University of Utrech. 

sinopsis

El ensayo pretende repensar el estado de la democracia en el tiempo en que los Estados-nación se han convertido en un espacio demasiado pequeño para lidiar eficazmente con un mundo cada vez más interdependiente. La incuestionable anacronía de una democracia que es incapaz de integrar las aspiraciones de los grupos no hegemónicos exige un replanteamiento de sus condiciones de acción y subjetividad. La propuesta radica en el intento de salvar las democracias del capitalismo avanzado desde su interior a través de las nociones de derecho cosmopolita y ética discursiva, capaces de recuperar los ideales modernos de democracia, derecho y universalismo. 

reseña

En el debate sobre la posmodernidad el estado de las democracias del capitalismo avanzado genera preguntas y aglomera respuestas. El retrato a través de la lente del hegelianismo conllevó a la asfixia de una época que se sabe cercana a su final. La pesadilla apocalíptica del progreso y la deshumanización generalizada derrumbaron el ideal de un mundo plástico y maleable, receptor resistente de los deseos infinitos de la humanidad.

Contra el difundido descrédito de la razón hegemónica ilustrada, Benhabib propone su reestructuración a través del punto medio entre nihilismo pasivo y relativismo radical. Heredera de la teoría de la razón comunicativa de Jürgen Habermas, su propuesta de un modelo discursivo que haga viable/posibilite el acuerdo devuelve el discurso a su contexto, sacándolo de la abstracción de lo legal y reubicándolo en el ámbito de una conciencia profunda de la otredad.

Su propuesta reside en un modelo democrático radical, participativo y pluralista, que rechaza cualquier constricción previa al debate y que exige la apertura de todas las instituciones político-decisorias a la participación de la mayor parte de la ciudadanía, amparándose en la diversidad de sus argumentos.

Escudándose en la pluralidad de los "otros concretos", Benhabib reprocha la integración en la crítica feminista del relativismo postulado por los teóricos de la posmodernidad, cuyo nihilismo conlleva la aceptación total de la falencia de los metarrelatos como esquemas totalizadores o transcendentes. Porque si es cierto que ambos descubrieron sus afinidades en la lucha contra los grandes relatos de la Ilustración, Benhabib no deja de señalar que el desánimo hacia todo intento, por esencialista, "de formular una ética feminista, una política feminista, un concepto feminista de la autonomía e incluso una estética feminista" (p. 260) sería, en última instancia, renunciar a la posibilidad de una justicia autónoma de cuidado empático.

El modelo democrático interactivo supone (y respalda) la existencia de un principio de legitimidad democrática universal, donde la resolución de los conflictos se daría mediante procedimientos deliberativos que, en virtud de su propia estructura imparcial, salvaguardarían la ecuanimidad de sus resultados.

Benhabib se esfuerza por restaurar un modelo que la posmodernidad derribó sin contemplación, por rehabilitar 2desde dentro" el sistema que sus creadores derrumbaron: "han disfrutado tanto de los privilegios de lo moderno que se han vuelto indiferentes a ellos" (p. 259). Su demanda es clara: "¿Se nos unirán los posmodernos en esta tarea o se contentarán con entonar el canto del cisne del pensamiento normativo?" (p. 260).