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Enseñamos que el inconsciente es que el hombre esté habitado por el significante
La Carta Robada

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Esto es sin duda lo que sucede en el automatismo de repetición. Lo que Freud nos enseña en el texto que comentamos, es que el sujeto sigue el desfiladero de lo simbólico, pero lo que encuentran ustedes ilustrado aquí es todavía más impresionante: no es sólo el sujeto sino los sujetos, tomados en su intersubjetividad, los que toman la fila. Dicho de otra manera, nuestras avestruces a las cuales hemos vuelto ahora, y que, más dóciles que borregos, modelan su ser mismo sobre el momento que los recorre en la cadena significante. Si lo que Freud descubrió y redescubre de manera cada vez más abierta tiene un sentido, es que el desplazamiento del significante determina a los sujetos en sus actos, en su destino, en sus rechazos, en sus cegueras, en sus éxitos y en su suerte, a despecho de sus dotes innatas y de su logro social, sin consideración del carácter o el sexo, y que de buena o mala gana seguirá al tren del significante como armas y bagajes, todo lo dado de lo psicológico.
La carta robada

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El automatismo de repetición, (Wiederholungszwang) –aunque su noción se presenta en la obra aquí enjuiciada como destinada a responder a ciertas paradojas de la clínica, tales como los sueños de la neurosis traumática o la reacción terapéutica negativa- no podría concebirse como un añadido, aun cuando fuese para coronarlo, al edificio doctrinal. Su descubrimiento inaugura lo que Freud reafirma en él: a saber, la concepción de memoria que implica su ‘inconsciente’.
La carta robada

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Debemos concebir el instinto de muerte, que es, no olvidemos, la relación del instinto de muerte con este mundo del símbolo, este mundo de la palabra, esta palabra que está en el sujeto sin ser la palabra del sujeto.
La carta robada

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El significante es unidad por ser único, no siendo por su naturaleza sino símbolo de una ausencia. Y así no puede decirse de la carta robada que sea necesario que, a semejanza de los otros objetos, esté o no esté en algún sitio, sino más bien que a diferencia de ello, estará y no estará allí donde está, vaya a donde vaya.
La carta robada

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Esto que les digo no es tanto para distinguir al hombre del animal, porque yo enseño que en el hombre también la memoria es algo que da vueltas. Sólo que está constituida por mensajes, es una sucesión de pequeños signos más y menos, que se ordenan uno tras otro, y giran, como (…) las lucecitas eléctricas que se encienden y se apagan.
Seminario III, clase 11

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Si hacemos de la repetición el principio rector de un campo en tanto que es propiamente subjetivo, no podemos dejar de formular eso que une de hecho, a manera de cópula, lo idéntico con lo diferente (la repetición une lo idéntico con lo diferente).
Seminario 14, Clase del 15 de febrero de 1967

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El concepto de la pulsión, donde se le designa por una ubicación orgánica, oral, anal, etc., que satisface esa exigencia de estar tanto más lejos del hablar cuanto más habla.
Subversión del sujeto

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El discurso de la ciencia sólo puede sostenerse en la lógica -lógica simbólica moderna- haciendo de la verdad un juego de valores, eludiendo de forma radical toda su potencia dinámica.” –esto es, los jueguitos con los valores de verdad no llevan a nada-;”(...) Pues bien, el discurso analítico se especifica,... -esto es fuerte, el axioma de especificación, lo específico del psicoanálisis, con toda la dificultad que comporta determinarlo-,...se distingue por plantear la pregunta de para qué sirve esta forma de saber que rechaza y excluye la dinámica de la verdad.
Seminario 11, “El reverso del psicoanálisis"

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Realidad y deseo son dos nombres y una sola esencia
Seminario 11, “El reverso del psicoanálisis

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La Philosophie dans le boudoir aparece ocho años después que la Crítica de la razón práctica. Si, tras señalar todo aquello que comparten, demostramos que la primera completa a la segunda, estaremos en condiciones de afirmar que la obra de Sade nos proporciona la verdad de la Crítica.
Kant con Sade

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Más aún, el escándalo nos hará reconocer la impotencia que suele dominar comúnmente la intención educativa, ella misma contraria a aquello en que pone el esfuerzo la fantasía: de ahí el obstáculo que se pone a toda válida rendición de cuentas de los efectos de la educación, puesto que no puede confesar su intención quien ha hecho los resultados. Este rasgo podría ser impagable, loables efectos de la impotencia sádica. Cabe pensar que Sade no se haya apercibido. Su carencia se 
confirma por otra no menos notable: la obra jamás nos presenta una seducción llevada a término con éxito, donde se coronaría la fantasía según la cual, la víctima, aunque fuera en su último espasmo, daría su consentimiento a la intención de su torturador y a veces se pondría de su parte, por efecto de tal consentimiento. En ello queda demostrado, desde otro punto de vista, que el deseo es el reverso de la ley.
Kant con Sade

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Subrayemos que una práctica como el psicoanálisis, que reconoce en el deseo la verdad del sujeto, no puede desconocer lo siguiente, sin desmontar aquello que ella reprime. El consabido displacer de su experiencia para dar pretexto a la represión del deseo, para producirse por vía de su satisfacción: pero también para dar la forma que adopta esta satisfacción incluso en el retorno de lo reprimido. De modo similar, el placer redobla su aversión a reconocer la ley, a soportar el deseo de satisfacerla que está en la defensa
Kant con Sade

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Ya que, si consideramos los derechos del hombre bajo la óptica de la filosofía, vemos aparecer lo que, a fin de cuentas, todo el mundo sabe acerca de su verdad: que se reducen a la libertad de desear en vano. Para qué, pero buena es la ocasión de reconocer nuestra libertad de PRIMESAUT de siempre y de confirmar que también es la libertad de morir. Pero también de atraer el resentimiento de aquellos que la encuentran poco nutritiva. Numerosos en nuestra época. Renovación del conflicto entre las necesidades y los deseos, donde da la casualidad de que es la Ley la que vacía la concha.
Kant con Sade

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El deseo, lo que se llama el deseo, basta para hacer que la vida no tenga sentido para un cobarde. Y cuando la Ley está de veras allí, el deseo no se produce. Por esta razón el deseo reprimido y la Ley son una y la misma cosa: eso fue lo que Freud descubrió.
Kant con Sade

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El deseo es el deseo de lo Otro.
Kant con Sade

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Porque una fantasía es, efectivamente, muy molesta, puesto que no sabe no dónde guardarla, en la medida en que está ahí, entera en tanto que fantasía que no tiene otra naturaleza que la de ser discurso y nada espera de vuestro poderes y, no obstante, os reclama poneros en regla de acurdo con vuestros deseos.
Kant con Sade

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Tengo derecho a gozar de tu cuerpo, digas lo que digas, y ejerceré este derecho, sin que haya límite alguno que detenga mi gusto en cuanto a saciarse con él sometiéndolo a toda suerte de abusos.
Kant con Sade

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Desafío a cualquier filósofo a que nos explique ahora qué relación hay entre el surgimiento del significante y esa relación del ser con el goce... Toda la palabra filosófica fracasa y escurre el bulto.
El objeto del psicoanálisis

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La chispa creadora de la metáfora no brota por poner en presencia dos imágenes, es decir dos significantes igualmente actualizados. Brota entre dos significantes de los cuales uno se ha sustituido al otro tomando su lugar en la cadena significante, mientras el significante oculto sigue presente por su conexión (metonímica) con el resto de la cadena.
La instancia de la letra

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