Un signo, [...] es “toda cosa que, además de la fisonomÃa que en sà tiene y presenta a nuestros sentidos, hace que nos venga al pensamiento otra cosa distinta
(San AgustÃn, 1969: II. I. 1)
Estas tres maneras de escribir responden exactamente a los tres diversos estados bajo los
cuales se puede considerar a los hombres agrupados en nación. La pintura de los objetos es propia de los pueblos salvajes; los signos de las palabras y de las proposiciones, de los pueblos bárbaros; y el alfabeto, de los pueblos civilizados.
(J. J. Rousseau, Ensayo sobre el origen de las lenguas)
El signo es una cierta intuición inmediata que representa un contenido enteramente otro que el que tiene de suyo.
(Hegel, Georg W.F, Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio. Segunda parte. Alianza Univ. § 458)
Ese movimiento ideal, por medio del cual se dirá, se manifiesta la simple subjetividad, el alma del cuerpo resonante, la oreja lo percibe de la misma manera teórica en que el ojo percibe el color o la forma; la interioridad del objeto se convierte asà en la del sujeto
(Hegel, Georg W.F, Estética, III, 1)
...Por el contrario la oreja, sin volverse prácticamente hacia los objetos, percibe el resultado de ese temblor interior del cuerpo mediante el cual se manifiesta y se muestra, no la figura material sino una primera idealidad que viene del alma.
(Ibid.)
Sonidos y palabras son imágenes de sensaciones, o mejor dicho imágenes de imágenes, y en cuanto tal se puede decir que todo queda reducido, y con ello la vida, a representación de una manera doble: primero como imagen, y después como imagen de imagen.
(Nietzsche, F., Escritos sobre retórica, 44-45)
Lengua y escritura son dos sistemas distintos: la única razón de ser del segundo es representar al primero: el objeto lingüÃstico no es definido por la combinación de la palabra escrita y de la palabra hablada; esta última constituye por sà sola el objeto. Pero la palabra escrita se mezcla tan Ãntimamente con la palabra hablada de la que es imagen, que termina por usurpar el papel principal; y se llega a dar a la representación del signo vocal tanta y más importancia que al signo mismo. Es como si se creyese que para conocer a alguien vale más mirar su fotografÃa que su rostro.
(Saussure, F., Curso de lingüÃstica general, 53)
[… ] lo arbitrario mismo del signo pone a la lengua al abrigo de cualquier tentativa que tienda a modificarla. […] no hay ningún motivo para preferir soeur a sister, Ochs a Boeuf.
(Saussure, F., Ibid, 111.)
Debido a que el signo es arbitrario, no conoce más ley que la de la tradición y, precisamente por estar fundado en la tradición puede ser arbitrario.
(Saussure, F., Ibid., 112)
El hombre que pretenda componer una lengua inmutable, que la posteridad deberÃa aceptar tal cual sale de sus manos, se parecerÃa a la gallina que ha incubado un huevo de pato: la lengua creada por él serÃa arrastrada, le guste o no, por la corriente que arrastra a todas las lenguas.
(Saussure, F., Ibid. 115)
Los signos de que se compone la lengua no son abstracciones sino objetos reales.
(Saussure, F., Ibid., 147 )
[…] ¿Cómo imaginarse, bajo una u otra forma, un lÃmite lingüÃstico preciso en un territorio cubierto de un extremo al otro por dialectos gradualmente diferenciados? Las delimitaciones de las lenguas se encuentran ahogadas, como las de los dialectos,en las transiciones. Asà como los dialectos no son más que subdivisiones arbitrarias de la superficie total de la lengua, asà el lÃmite que se cree separa dos lenguas no puede ser sino convencional.
(Saussure, F., Ibid. 270)
[…] la significación no es más que la manera de expresar el valor de una forma, valor que depende totalmente de las formas coexistentes en cada momento y que, por consiguiente, es una empresa quimérica no solo pretender seguir esa significación en sà misma (lo que ya no es en absoluto lingüÃstico) sino querer seguirla en relación con una forma, ya que esta forma cambia y con ella todas las demás, y con estas todas las significaciones, de manera que solo se puede dominar vagamente el cambio de significación en relación con el conjunto.
(Saussure, F., Escritos sobre lingüÃstica general, 45.)
Se comete el error de creer [que hay]
1. Una palabra como por ejemplo voir (ver) que existe en sÃ.
2. Una significación, que es la cosa asociada a esa palabra.
[…], es decir, que es la propia asociación la que hace la palabra y que fuera de ella no hay nada.
(Saussure, F., Ibid., 93.)
La frase es comparable a la actividad del compositor de música (y no a la del intérprete).
(Saussure, F., Ibid., 94.)
No hay lenguas madres, no hay lenguas hijas, sino una lengua, una vez dada, que circulará y se desarrollará indefinidamente en el tiempo, sin ningún término prefijado para su existencia, sin que ni siquiera haya posibilidad interior de que termine, si no hay accidente y violencia, si no se da fuerza mayor, superior y exterior, que venga a abolirla.
(Saussure, F., Ibid., 140.)
Una lengua se apaga. La que triunfa es igualmente ininterrumpida.
(Saussure, F., Ibid., 160.)
[…] el lazo entre las cosas preexiste. A medida que se profundiza la materia del estudio lingüÃstico, uno se va convenciendo de que […] el lazo que establecemos entre las cosas, en este ámbito, preexiste a las cosas mismas y sirve para determinarlas.
(Saussure, F., Ibid., 178.)
La lengua es la letra; el lenguaje es la lengua o el idioma, y el idioma es la letra; la lengua es el fonema, es una correlación entre el pensamiento y el fonema.
(Saussure, F., Ibid., 120.)
La conquista de estos últimos años es haber situado por fin no sólo todo lo que es el lenguaje y la lengua en su verdadero hogar, exclusivamente en el sujeto hablante, sino haber considerado a este como ser humano y como ser social.
(Saussure, F., Ibid., 120.)
[...] en lo que concierne a la lingüÃstica, el lenguaje no puede estudiarse y ni siquiera deslindarse prescindiendo del significado, ya que sin el significado (hecho mental) deja de ser lenguaje: el lenguaje es esencialmente finalidad significativa y no puede considerarse como lenguaje independiente de tal finalidad.
(Coseriu, E., Lecciones de lingüÃstica general, 1981, 119.)
En ausencia de centro o de origen, todo se convierte en discurso –a condición de entenderse acerca de esta palabra-, es decir, un sistema en el que el significado central, originario o trascendental no está nunca absolutamente presente fuera de un sistema de diferencias. La ausencia de significado trascendental extiende hasta el infinito el campo y el juego de la significación.
(Derrida, J., La estructura, el signo y el juego en el discurso de las ciencias humanas en La escritura y la diferencia, 385.)
La noción de signo implica siempre en sà misma la distinción del significado y del significante, aun cuando de acuerdo con Saussure sea en última instancia, como las dos caras de una única y misma hoja. Dicha noción permanece por lo tanto en la descendencia de ese logocentrismo que es también un fonocentrismo: proximidad absoluta de la voz y del ser, de la voz y del sentido del ser, de la voz y de la idealidad del sentido.
(Derrida, J., De la gramatologÃa, 10.)
TendrÃa que reemplazarse semiologÃa por gramatologÃa en el programa del Curso de lingüÃstica general: “Nosotros la llamaremos [GramatologÃa] . . . Puesto que todavÃa no existe, no se puede decir qué es lo que ella será; pero tiene derecho a la existencia, y su lugar está determinado de antemano. La lingüÃstica no es más que una parte de esta ciencia general.
(Derrida, J., De la gramatologÃa, 60.)
[...] ni el mundo –como conjunto de hechos objetivos- ni la razón –como sistema de las ideas- son entidades originarias; anterior a ellos es el proceso de su sintetización que puede ser llevado a cabo de manera muy distinta en diferentes épocas de la evolución humana. Por tanto, la razón y el lenguaje que la representa son instituciones (es decir, algo instituido) de una actividad sintética, por ejemplo, de la facultad imaginativa.
(Frank, M., ¿Qué es el neoestructuralismo?, 2011, 152.)
De acuerdo con esto, lo general tiene un poder motivador: pero no determinante, sobre el habla individual: las sÃntesis de los signos son hipótesis basadas en interpretaciones, y abiertas a nuevas interpretaciones, de manera que el sistema del lenguaje se va transformando de manera imprevisible en el curso de sus aplicaciones individuales.
(Frank, M., Ibid., 240.)