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Espere, por favor...

La madre

La madre de familia
Linguaxe
Español
Xénero
Ensayo
1
Páxinas
1-3
Data
1875

Resumo

Texto que abre el primer número que se editó de la revista y en el que parece establecerse su línea editorial como "revista literaria, moral y recreativa, con aprobación eclesiástica ". El estereotipo patriarcal de la madre bondadosa, servicial y abnegada se ensalza con continuas referencias a la figura de la virgen María y a una sociedad materialista a la deriva que parece haberla olvidado. 

Violencia de/contra as mulleres

Estereotipos patriarcales de género (madre abnegada, entregada y sufridora); violencia cultural (religiosa) 

En medio de nuestra sociedad material y egoista, en medio de nuestro mundo escéptico y descreído, existe un ser, que purificado por el amor, elevado por la grandeza de su mision, cruza la tierra, teniendo por guía la abnegación y por felicidad el sacrificio. 

Este sér, este tipo, esta epopeya viviente del sentimiento y del amor, es la mujer cumpliendo su más alta y bendita mision, es la madre. 

Dios, que divinizó la maternidad sobre la frente Inmaculada de María, hizo también de ella un sacerdocio, y como á tal, si la otorgó grandes prerrogativas, la confío también sagrados e imprescindibles deberes que cumplir sobre la tierra. 

La madre de familia es la flor que presta su sávia y sus perfumes al alma tierna de sus hijos; segura luz que guia su infancia; primer Rayo de sol que fecunda en su pecho el germen del bien, que le transmitió con su vida. 

La madre de familia es el artífice previsor y sabio que forma el corazón de sus hijos, llenándose de alegría y gloria al ver perfecta su obra. 

La madre de familia es el centro de los recuerdos y el faro de las esperanzas del mundo civilizado, es el resorte irresistible que puede impulsar la futura sociedad por la senda de luz y de verdad, es el elemento más poderoso para salvar las generaciones venideras del profundo abismo en que el error amenaza sumergirlas. (...)

¡Oh! las que están llamadas a ejercer el sacerdocio de la maternidad, las que son la guía y el escudo de la familia, las que simbolizan el amor, la paz y la esperanza del hogar, sigan siempre por la estrecha senda del deber, apoyen sin vacilar su planta por el camino de la virtud, hablan de su vida a un sacrificio y de su corazón un altar, donde se inmolen sus gustos, sus deseos y sus aspiraciones ante el bien, ante la instrucción, ante el porvenir de sus hijos. Si nuestra sociedades materialista y descreida, háganla con su ejemplo pura y creyente; si orgullosa y frívola, háganla sencilla y laboriosa con el constante hábito de la modestia y el trabajo, y algún día la familia, educada en estas ideas, serán la gloria de vuestra vida y la corona de vuestra vejéz; y cuando vuestra alma haya volado los cielos, cuando ya no estéis entre ellos, invocarán vuestra memoria derramando una lágrima de amor, al recordar vuestras lecciones y al repetir las plegarias que aprendieron de vuestro labio. 

Estereotipos patriarcales de género (la "mala" madre vs. la "buena" madre); violencia cultural (religiosa) 

¡Hay de aquellos que tuvieron una madre indigna de serlo!¡Ay de aquellos que no bebieron en el seno que les dio la vida el amor al bien y el instinto de la virtud! Hay en medio de todo esto una verdad altamente consoladora, y es que pocas, muy pocas son las mujeres que después de ostentar sobre su frente el Santo título de madre, son frívolas ó ligeras, irreligiosas e impías. 

Ante la primer sonrisa de un hijo, ante su primera mirada de amor, el alma, separándose de las variedades de la tierra, se eleva á Dios, y por un sentimiento expontáneo y sublime nuestro lábio se mueve para formular una plegaria, nacida del lugar más puro y recóndito de nuestro corazón: el sueño de un niño nos hace pensar instintivamente en la paz de la inocencia, en los ángeles, en el cielo.

Después, cuando la mano del tiempo desata su lengua, y con acento suave, balbuciente, inseguro, pronuncia el nombre de madre, ¿qué mujer no bendice á la Reina del cielo, la más amorosa de todas las madres?

¡Ninguna! y si existiese no sería por cierto a ella a quien nos dirigiríamos hoy, reservando el hacer llegar á su oido nuestra voz en en otra ocasion y en distinta forma. 

Nada hay más sublime, más tierno y más sencillo á la vez, que el espectáculo de una madre de familia enseñando á sus hijos las máximas puras de la virtud, el amor al orden y al trabajo y el conocimiento sublime y Santo de Dios y de su divina y bendita Madre. Los cielos están suspensos de su acento; Los Ángeles la rodean sonriendo, esperando que de la boca de sus hermanos salga por vez primera el nombre de María, para agitar sus leves alas y presentar aquella cándida plegaria á la que es toda inocencia, pureza y amor. 

Estereotipos patriarcales de género (madre nación)

Y no es á sus hijos solamente á quien alcanza el saludable efecto de las lecciones de una madre. La generación que hoy se desarrolla en sus brazos, dará mañana la existencia y el aliento á otros seres con quienes tendrá que cumplir a su vez la misma sagrada y eterna misión. Las naciones que hoy graban aquellas tiernas almas, las palabras que hoy la enseña su labio, las repetirá algún día á las hijas que el cielo les conceda, y así transmitirá sus creencias y sus virtudes de generación en generación, siendo la indestructible columna del mundo y la sociedad. Porque ¡ay! ¿Quién no habrá adoptado una costumbre de su madre si vive, un encargo, una súplica, un recuerdo de su madre se ha muerto?

Localización orixinal

Hemeroteca del museo Casa de los Tiros (Granada)

Data

20 Sep 2024

Personaxes

Virgen María, Jesucristo

Autoría

Antonio Terrón Barroso