Resumen
Faustina Sáez de Melgar reivindica la ilustración de la mujer como un avance necesario para el proceso civilizatorio y para dar respuesta a “las necesidades de nuestro siglo” (7). La autora defiende que solo con una educación completa la mujer podrá discernir entre el bien y mal y ejercer debidamente su influencia en la familia: “[…] la mujer ignorante, la frívola, la vana y la coqueta pueden acarrear a la familia y a la sociedad funestísimos males, en cambio la juiciosa, la modesta, la ilustrada puede perfumar el hogar con el aroma de sus virtudes y con los frutos de su inteligencia” (7). Lamenta que los hombres priven a las mujeres de recibir esta ilustración.
Violencias de/contra la mujer
1. Violencia cultural (naturalización de la desigualdad, aceptación de la sumisión de la mujer ante la autoridad masculina)
[El esposo] por naturaleza y por ley tiene siempre que ser el jefe natural de la familia (7).
2. Estereotipos patriarcales de género (la autora se dirige a los hombres con fórmulas de auto-humillación para convencerles de que la educación femenina no pondrá en peligro su hegemonía; vincula los hombres a la fuerza y el liderazgo, y las mujeres a la debilidad y al sentimentalismo)
Si os domina el temor de que podamos ser más fuertes que vosotros, no lo creáis; en el hombre reside la fuerza, en la mujer la debilidad. La mujer se deja dominar por el sentimiento y no puede amar al hombre que no alcance a subyugar por completo su corazón (7).
3. Metaforización (luz/sombra; se plantea que la mujer habita todavía en las sombras, en la ignorancia, en cambio el hombre obra guiado por la luz del conocimiento)
Altos y trascendentales son los fines a que la mujer está llamada en el presente siglo, y para que cumpla su misión hace falta mucha luz, ¡mucha! Por más que la ilustración se propaga: por más que la prensa, la cátedra y el teatro difunden sin cesar rayos luminosos, las tinieblas, ese monstruo universal, extiende su tenebroso manto y oscurece de un golpe los brillantes meteoros de la civilización y del progreso (7).
La mujer mitad de la humanidad vive todavía a oscuras en el siglo de las luces; ilustradla, iluminad su entendimiento (7).
Si la mitad de la humanidad se abisma en las tinieblas, ¿cómo queréis que la otra mitad disipe por sí sola las oscuras sombras que pueblan nuestros horizontes? Y sin embargo a eso aspira el hombre, a disiparlas por sí solo, rechazando concurso que pudiera ofrecerle el sexo débil, si su educación se completara, si se atendiera a su instrucción como lo reclaman ya imperiosamente las necesidades de nuestro siglo (7).