Resumen
La autora argumenta que las mujeres que hoy día echan y leen “las cartas” hacen más daño comparadas con las que antes se llamaban brujas y fueron injustamente perseguidas. Denuncia los males provocados por seguir consejos de estas mujeres (“las brujas del siglo XIX”), que incluso provocaron recientemente la muerte de un señor que quedó envenenado por accidente. Dice: “turban ellas sin corazón ni conciencia, el reposo de innumerables familias, sembrando la ambición, los celos, la calumnia, y la discordia….” Especifica que no solo las mujeres recurren a las recomendaciones inciertas de las barajas, si no también los hombres de “ambición”. Lamenta que la sociedad no se adhiera más a los progresos científicos y pide una ley para la instrucción obligatoria de la mujer. También reclama a los autores de ficción que dejen de crear personajes ficticios que fortalezcan la creencia en “brujas, nigrománticas y adivinadoras”.
Violencias de/contra la mujer
Violencia institucional (iglesia)
Las mujeres que se consideraban "brujas" eran condenadas a morir en la hoguera.
Violencia simbólica y cultural (las mujeres no necesitan ser educadas)
La falta de educación de las mujeres las lleva a a creer en supersticiones, a “cometer crímenes” y buscar remedios malignos.
Estereotipos patriarcales de género (mala mujer / bruja)
Una mujer mata accidentalmente a su amo por culpa de usar unos polvos recomendados por la adivinadora.